Miranda de Ebro se rindió, un año más, al hechizo de la Micomanía
La muestra micológica volvió a llenar el Conservatorio Dionisio Díez con charlas, talleres y un menú degustación que agotó existencias
La pasión por las setas volvió a desbordar el Conservatorio de Música Dionisio Díez impulsada por el clamor micómano de la ciudad del Ebro. Y es que, pese a que la climatología no auguraba un buen año micológico, la última edición de las ya clásicas jornadas de Micomanía, esta vez celebradas entre el 7 y el 9 de noviembre, superaron las expectativas de la organización tanto en participación como en número de especies recolectadas.
«Nos hemos quedado sin tickets y sin pinchos», confesaba con satisfacción la organización al cierre del evento. En total, se vendieron unos 575 boletos, incluso algunos más de los previstos inicialmente, tal y como subrayaban los propios responsables del Centro de Estudios Micológicos. «Hemos superado las expectativas que teníamos», resumían.
Más de doscientas especies identificadas
«Haya lo que haya, llueva lo que llueva», la organización no renuncia a la tradición de celebrar este evento en noviembre, si bien es cierto que en tiempos de sequía el despliegue ha de ser mayor. El presidente del colectivo, Luis Abadía, explicaba que, «si tenemos un año malo como este, nos tenemos que aguantar e ir más lejos a recolectar».
Las expectativas iniciales eran modestas, pero el resultado final sorprendió incluso a los organizadores. «Creíamos que no íbamos a llegar en más de cuatro días a 100 especies», reconocía Abadía. Sin embargo, la cifra final alcanzó las doscientas treinta especies identificadas, por encima de lo previsto.
Pese a la falta de humedad de los últimos meses, el esfuerzo de recolección y exposición había merecido la pena. «Este año ha sido increíble en todos los aspectos», valoraba, señalando especialmente la respuesta del público. Consciente de que «Miranda responde», el buen tiempo también quiso sumarse a la fiesta micológica.
Balance y aprendizajes para el futuro
Con una media habitual de trescientas especies en años más lluviosos, la edición de 2025 ha vuelto a demostrar la capacidad de adaptación de la organización. La programación de esta edición incluyó la charla 'De la cesta a la mesa', celebrada el viernes en la capilla Félix Ladrero, así como talleres infantiles y observación de setas al microscopio durante la jornada del domingo, que culminó con la inauguración de la exposición micológica y la degustación popular.
El apartado gastronómico volvió a ser uno de los grandes atractivos del evento. El cocinero Daniel Santos elaboró un menú degustación por cinco euros que conquistó al público con tres pinchos inspirados en el mundo fúngico: un croquetón de hongos con panko, salsa trufada y pistacho; una 'shiitake burger' encebollada con mahonesa de kimchi; y un cono dulce de chocolate, mousse de boletus y crumble de lotus y almendras, acompañado de vino cosechero, mosto o agua.
Si bien es cierto que Abadía admitía la necesidad de optimizar la organización «en algunos aspectos», el éxito de público y el ambiente en torno a las degustaciones reafirmó la relevancia de Micomanía en el calendario cultural mirandés. Una cita que, una vez más, ha sabido mantener viva la tradición setera en Miranda de Ebro.