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El museo al aire libre que une arte y literatura en un pueblo de Burgos
Villangómez acoge más de medio centenar de murales. Transmiten el carácter del municipio, sus raíces y evocan sueños literarios a turistas y visitantes en un museo abierto a todos los públicos
Al pie de una colina, cerca de la margen derecha del río Cogollos, en plena comarca del Arlanza, se erige un museo al aire libre. Hecho con brocha y sobre las paredes, a modo de murales. Decenas de pinturas decoran las fachadas de Villangómez, el pueblo de Burgos que recupera sus raíces y da vida a sus calles de esta forma tan artística.
La historia de Villangómez se remonta a la época romana, de ahí su denominación como villa, tal y como explica Emiliano Nebreda en 'Amo mi pueblo'. Ya en 1185, el Obispado de Burgos recogía su nombre como Villa don Gómez, que ha evolucionado hasta el actual Villangómez.
El pistoletazo de salida del arte sonó en este pueblo en 2010. El proyecto Pollogómez pretendía poner en valor la vida rural, así como el pueblo, ubicado a unos 24 kilómetros de Burgos. El festival, que en 2025 se celebrará el 25 y 26 de julio, ha evolucionado desde su comienzo, aunque su esencia sigue siendo la misma, y esto incluye las alitas de pollo. Sin embargo, el Pollogómez no es un festival al uso, también deja una huella artística en las calles del pueblo.
Al llegar a Villangómez, cada visitante puede elegir si seguir la ruta de MAR, el Museo de Arte Rural, o perderse en el pueblo de Burgos. La Ruta de Murales y Escritores es un recorrido ordenado por las calles del municipio, que suma 232 habitantes censados. Disponible en versión digital, ofrece un itinerario por Villangómez explicando los 51 murales que han en la actualidad, con proyecto de ser 52.
La otra opción es dejarse llevar, perderse por Villangómez y sentir su alma a través de los murales, las placas con citas de escritores y los homenajes a los diferentes dramaturgos. George Orwell, Miguel Delibes, Charles Dickens, Miguel de Cervantes o Jane Austen son algunos de ellos.
Estas obras de arte se han hecho a lo largo de los 16 años de historia del Pollogómez. Artistas como Susana Velasco, Gloria Casares, Sergare, Jesús Lorente, Willy Arenas o el colectivo Alegría del Prado son los que han dejado su huella artística al plasmar la literatura en Villangómez. También ha participado el burgalés Christian Sasa, quien con su mural 'Liduvina' optó por ser el mejor del mundo.
Un proyecto cultural que crece año a año
Pasear por las calles de Villangómez es viajar sin salir de este municipio de la comarca del Arlanza. En cada paso hay una expresión de arte, se mire al lado que se mire, con peligro de síndrome de Stendhal. Un lugar donde cultivar el alma gracias a la cultura, sin olvidar la crítica social, la despoblación rural o la lucha por la igualdad.
La vuelta al pasado se ejemplifica con el mural de la siega en 'Cuando la cosecha marcaba los tiempos', una tarea ahora realizada por máquinas. Un mundo de reivindicación, como 'Dejar crecer', que evoca el estado del Mar Menor por la pesca abusiva y los vertidos tóxicos y está dedicado al escritor estadounidense Eric Carle, tal y como explican desde Pollogómez.
El mundo de los sueños también está presente en Villangómez a través de 'Nahual', una mezcla de gato y búho dedicado a Julio Cortázar. O con 'El insomnio del Quijote', obra de la burgalesa Susana Velasco. Otros, más curiosos, quizás incluyan a 'Batman', 'Apolo y Calíope' o 'Sin Título_1', que representa el éxodo rural. Así hasta 51.
Cada año, la colección del Museo de Arte Rural de Villangómez crece en las paredes de las casas, en las puertas de las naves o en los muros del frontón de este pueblo de Burgos. En 2022 eran 43 los murales; tres años más tarde, son 51 y, próximamente, habrá otro más decorando otra pared más del municipio.
Un pueblo que se ha transofrmado y adaptado a los tiempos modernos, aunque sin perder su esencia rural ni sus raíces. Un pueblo donde explorar el pasado, y también el futuro, de la mano del arte y la literatura. Sólo disponible en Villangómez.