Peñaranda de Duero, un ejemplo de conservación del patrimonio urbano rural

Una de las joyas medievales de Castilla y León, cargada de patrimonio artístico y donde quedan huellas históricas que han dejado una belleza singular. La localidad de Peñaranda de Duero, situada en la Ribera del Duero, a 19 kilómetros de Aranda siguiendo la carretera BU-925, es una de las visitas imprescindibles en la región. Un legado que sus ciudadanos siguen conservando y que ha sido reconocido con el primer premio en el Concurso Provincial de conservación del Patrimonio Urbano Rural, en la categoría de localidades de más de 149 habitantes. El galardón responde al trabajo realizado en los últimos cuatro años a favor de la conservación del entorno histórico y urbano.

«Es una satisfacción recibir este premio, pero es muy difícil para un Ayuntamiento como el nuestro hacer frente a la conservación de tanto patrimonio con el que tenemos, a la vez que garantizar todos los servicios y necesidades que tiene la población para su día a día», explica la concejala de Cultura, Paloma Plaza. En este sentido, sin decirlo, hace un guiño a las administraciones para que se involucren en la conservación y puesta en valor de esta joya patrimonial de la Ribera del Duero burgalesa.

El premio, convocado por la Diputación Provincial de Burgos, está dotado de 11.500 euros, una cifra que dista bastante de la gran inversión realizada por el municipio para conseguir que el casco histórico y todo el entorno luzca con su mejor cara.

La responsable de Cultura detalla que, en el dossier preparado para aspirar al galardón se detallan todas las actuaciones puestas en marcha en los últimos tres años. Entre ellas destaca la restauración de edificios tradicionales y realización de nuevas construcciones o remodelación de viviendas ya existentes de manera armónica con el entorno y el ambiente del pueblo utilizando materiales tradicionales.

A ello se une las mejoras realizadas en el castillo y su entorno. Además, se pone el acento en la conservación de los elementos urbanos singulares como cruceros, fuentes, puentes o potros de herrar. También, según Plaza, se ha procedió a recuperar un nevero, a adecuar el mobiliario urbano y señalización de las calles, plaza y edificios o la conservación del patrimonio natural como las fuentes y zonas de recreo gracias a la colaboración vecina.

A parte de todo ello, Paloma incide en que todavía queda mucho por hacer y por ello tienen nuevos planes que llegarán de forma inminente. «Ahora, con la Junta de Castilla y León, se va a proceder a rehabilitar el arco de la antigua muralla que está frente al convento de las monjas», adelanta. Junto a ello, se tendrá que proceder a cambiar las canalizaciones de todo el cableado, «que tienen una inversión mayor que el premio, pero que esa cantidad nos va a ayudar a acometerlo».

En Peñaranda de Duero se avista en lo alto su castillo y a ras de suelo un escenario que retrotrae a la época medieval. En el casco histórico, a través de un arco se accede a la Plaza Mayor, donde se levanta la Ex Colegiata de Santa Ana, en la que llama la atención el contraste de su gran altura y los débiles elementos que la adornan, custodiada a escasos metros por un rollo jurisdiccional del siglo XV. En frente, le hace sombra el Palacio Ducal de Avellaneda con portada plateresca, patio renacentista y artesonados góticos y mudéjares en su parte noble y un centro de congresos y hospedería propiedad de la Junta de Castilla y León, cerrado desde hace algunos años y en el que se busca un revulsivo.

En el paseo por Peñaranda de Duero acompañan algunas casas blasonadas y un bello conjunto de casas solariegas, además de la farmacia más antigua de España, del siglo XVIII que conserva la botica, rebotica, laboratorio, jardín de plantas medicinales y el ambiente de antaño. Y en lo alto, silencioso vigila el Castillo, una gran fortaleza que domina de forma clara el caserío. Aunque las primeras defensas de Peñaranda pudieron ser levantadas de forma simultánea a su repoblación, la mayoría de lo actualmente conservado debe atribuirse al primer conde de Miranda, entre mediados y finales del siglo XV.

En edificios religiosos resalta también el monasterio de la Orden Franciscana Concepcionista, un edificio con artesonado mudéjar y un patio renacentista que queda eclipsado por la belleza de un casco antiguo que retrotrae al visitante a la época medieval. El Convento del Carmen, fundado en el siglo XVI, con visita solo al exterior, el Museo-Herrería de Jose Cerezo, la Ermita de la Virgen de los Remedios o La Bodega Subterránea «La Cárcel», bajo el Ayuntamiento, son otros de los reclamos. El referente para la visita, su oficina de Turismo, situada en la Calle Trinquete, 7.

Ese gran patrimonio, se impulsa con actividades para atraer a visitantes y turistas. Muchas de ellas, a través de la Asociación Cultural La Cantamora. Entre las ofertas destaca la noche de las velas en el mes de agosto, o las visitas teatralizadas al castillo y palacio realizadas durante los fines de semana de la época estival. Una localidad que tampoco pierde su vínculo especial con la cultura del vino, con la organización de una cata multitudinaria para 150 personas en su Verano Cultural. Otro de los reclamos de la programación se centra en el Festival de Cortometrajes 'Cantacine' en el Palacio de Avellaneda.

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