Borrar
La iglesia se encuentra separada del núcleo del pueblo. BC
Las sospechas y cautela de un vecino de Hozabejas, claves para pillar a los ladrones de campanas

Las sospechas y cautela de un vecino de Hozabejas, claves para pillar a los ladrones de campanas

Fue una vecina la que se percató en un paseo, semanas después de que desaparecieran, de que las campanas habían sido sustraídas | La iglesia ya había sido objeto de otros robos y hace años que no es el templo principal

Lunes, 3 de febrero 2020, 20:08

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El pequeño pueblo burgalés de Hozabejas lleva casi un año sin campanas en su iglesia. Un robo, denunciado en mayo pero perpetrado seis semanas antes, ha dejado al templo de este pueblo del Valle de las Caderechas sin campanas.

El templo se encuentra alejado del pueblo, a unos 500 metros, en una zona apartada en la que hay fincas y, además, unos pinos bastante altos dificultan la vista del campanario desde el pueblo, como explica el alcalde pedáneo, Rubén Fernández. Además de encontrarse fuera del núcleo urbano, Fernández matiza que el templo que se emplea en la actualidad para las ceremonias es la ermita, más pequeña, acogedora y esta sí cercana a las viviendas.

Fue una vecina de Hozabejas, un pueblo que en 2017 contaba con 13 vecinos, la que se percató, en uno de sus paseos, de que las campanas no estaban en el campanario de la iglesia. Extrañada, cuando regresó, se lo comentó a otro vecino, por si sabía si las habían descolgado con algún fin. Al dar la voz de aviso, en el mes de mayo, como apunta la Guardia Civil, se denunció la sustracción de las dos campanas, «de gran tamaño y valiosas», confirma el regidor.

Fueron las sospechas de un vecino y la cautela del mismo las que han ayudado a la Guardia Civil en su investigación. Este hombre, al enterarse de que habían sido robadas las campanas, comentó que él, unas semanas antes, había visto bajar a un coche de la zona de la iglesia a gran velocidad. El coche no le pareció conocido y levantó sospechas en el hombre, por lo que apuntó la matrícula. Así se lo contó a las autoridades.

Precisamente, la matrícula de este coche coincidía con un vehículo que había sido registrado en otro robo, en ese caso en el repetidor de Miranda de Ebro.

La Guardia Civil ha nombrado a esta operación 'Pipinas' y ya investiga a tres personas J. M. M. G. (52 años) y a J. M .A. G. (51) como presuntos autores de un delito por la sustracción de dos campanas, y a A. F. A. (31) por colaboración necesaria como propietario del vehículo utilizado en la comisión del hecho.

Además, las gestiones practicadas han permitido aclarar que uno de los investigados realizó tres entregas de bronce, con un peso total de 391 kilos, en una planta de reciclaje de materiales sólidos de la provincia de Vizcaya.

Fernández explica que no van a recuperar las campanas porque los ladrones las trocearon para posibilitar su venta. Lo que se sospecha en el pueblo es que los cacos ascendieron al campanario mediante alguna escalera, dejaron caer las campanas y, en el mismo lugar probablemente o posteriormente, las trocearon. Fue así, partidas, en bloques de bronce, como las vendieron en tres lotes. En el vehículo identificado transportaban un generador eléctrico, herramientas manuales y eléctricas.

El alcade apunta que de una pieza las campanas no las aceptan, sin un certificado de propiedad, en las fundiciones. Por eso, los ladrones las partieron y las vendieron en tres lotes, en diferentes días, para que no hubiese posibilidad de preguntarse de dónde procedía el bronce. De ahí es de donde obtuvieron lo beneficios del robo los ladrones, de la venta de esos 391 kilos de bronce.

El exhaustivo análisis de sus movimientos ha permitido vincular al grupo con una organización no residente en la provincia de Burgos y con conocimientos previos de los objetivos a asaltar, en tiempo y hora con la población perjudicada.

Dos de los identificados y localizados se encuentran en prisión preventiva en el penal burgalés por otros hechos. Ahora mismo están siendo investigados como presuntos autores, en distinto grado de autoría, por los delitos de robo con fuerza y colaboración necesaria.

No es el primer robo que sufre la iglesia

La Guardia Civil ha determinado, en base a la investigación, que el robo se perpetró seis semanas antes de la denuncia y a plena luz del día. Una de las máximas dificultades de estos hechos es la tardanza que se produce en denunciar. En este caso dio tiempo a los ladrones a trocear y vender las campanas. Los objetivos se encuentran situados en zonas aisladas y poco frecuentadas debido a la baja densidad de población.

El alcalde pedáneo explica que esta no es la primera vez que la iglesia del pueblo sufre un robo. En otra ocasión se llevaron un retablo. «Ahora no estamos preocupados porque ya no queda en el templo nada de valor», confiesa disgustado. Por eso mismo, explica que la prioridad del pueblo no es adquirir unas nuevas campanas, cada una de ellas tiene un coste de entre 6.000 y 7.000 euros, para que se queden en el campanario y puedan volver a robarlas. «Nuestra prioridad es conseguir arreglar el tejado ante de que se caiga, a ver si conseguimos alguna ayuda para ello», apunta Fernández.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios