Portada de la Iglesia de San Andrés de Soto de Bureba elcaballoalvaro

El unicornio de Burgos escondido en una joya románica de un pueblo de dos habitantes

En Soto de Bureba, la Iglesia de San Andrés, construida en el siglo XII, conserva bóvedas únicas, iconografía fantástica y un singular unicornio en su portada, testimonio vivo del patrimonio burgalés

Viernes, 3 de octubre 2025, 06:10

En Soto de Bureba, un diminuto enclave burgalés con apenas dos vecinos censados, se alza una iglesia que concentra en sus muros siglos de historia y el espíritu de todo un estilo artístico: la Iglesia de San Andrés. Declarada Monumento Histórico-Artístico en 1981, este templo románico del siglo XII demuestra que, en ocasiones, los grandes tesoros se esconden en los lugares más insospechados.

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Construida en 1176 con sillería de arenisca y caliza, la iglesia sorprende por su sobriedad y sus detalles únicos. Su nave principal conserva un crucero cubierto por una bóveda esquifada, un elemento prácticamente exclusivo en la región.

Pero lo más llamativo de este templo está en su fachada sur: un repertorio escultórico que combina símbolos religiosos y criaturas fantásticas. Entre dragones, arpías y signos zodiacales, emerge la figura de un unicornio, animal mitológico que convierte a este templo en una auténtica rareza dentro del románico español.

El edificio, ampliado en el tránsito del siglo XV al XVI con una segunda nave de carácter probablemente funerario, ha llegado hasta nuestros días casi intacto. Solo las filtraciones de agua, que provocaron derrumbes poco después de su declaración patrimonial, obligaron a una restauración.

Burgos sin ir más lejos/elcaballoalvaro

Hoy, además de su imaginería románica, guarda en su interior una Virgen con el Niño de estilo barroco y tablas de la escuela castellana, que suman nuevas capas de valor artístico.

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Lejos de la monumentalidad de la Catedral de Burgos o la Basílica de Santa María del Mar, la Iglesia de San Andrés se presenta como un testimonio silencioso del pasado, un faro cultural en un pueblo parcialmente deshabitado.

Interior de la Iglesia de San Andrés en 2022 zaleza.blogspot.com

Su valor no está en la grandiosidad, sino en la autenticidad, la cual resume la esencia del románico burgalés, marcado por influencias visigodas, lombardas y andalusíes, y mantiene viva la memoria de un tiempo en el que el arte era también herramienta de poder y de fe.

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Esta pequeña iglesia recuerda que el patrimonio no siempre se mide en tamaño o fama. A veces, basta con un unicornio escondido en la piedra para que un templo perdido en la Bureba nos hable de la universalidad del arte y de la pervivencia de la historia.

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