El girasol prevé una campaña de buenos rendimientos, con una bajada de superficie de un 20%
El desarrollo del cultivo lleva cerca de una semana de adelanto y el temor de los productores se sitúa en los efectos de la ola de calor
Se esperan buenas producciones, por encima de un año normal, mientras que las estimaciones de rentabilidad se sitúan en la media de los últimos años. Los productores de girasol tienen sensaciones positivas en lo que se refiere al desarrollo de cultivo, que lleva alrededor de una semana de adelanto con respecto a la media habitual. No obstante, piden cautela para ver como transcurre el final de ciclo, con el temor de que las olas de calor puedan mermar las perspectivas positivas actuales.
La superficie de girasol ha descendido en un 20% este año en la comunidad, acabando así con el repunte vivido en los últimos años. Se han sembrado casi 300.000 hectáreas, frente a las más de 366.000 del pasado ejercicio. Según los datos de la PAC, se ha cultivado girasol en 297.678 hectáreas, frenando esa línea ascendente. En cualquier caso, los productores apuntan a que se trata de cifras muy similares a las que se cultivaban con anterioridad a la guerra de Ucrania. La lluvia caída en el momento de la siembra, es otro de los factores que ha podido pesar para el descenso, pero se sitúa como secundario, ya que las mayores afecciones al respecto se situaron en la remolacha o la patata.
En lo que se refiere a la campaña, el técnico del Servicio Agronómico y de Cultivos de Acor, Joaquín Ortiz, considera que se esperan «buenas producciones», aunque puntualiza que se ven diferencias en las parcelas dependiendo el momento de la siembra. «Hay diferencias entre lo que se sembró temprano, a finales de abril y principios de mayo, y lo que se tuvo que sembrar a finales de mayo y junio, porque hubo que esperar después de tanta lluvia. Las nascencias fueron, peores después de San Isidro», explica. En esta línea, confirma que se espera un año por encima de lo normal, «con un poco mejor rendimiento que en campañas pasadas». De todas formas, Ortiz advierte que habrá que esperar a ver cómo se desarrolla la ola de calor, y si las temperaturas extremas se prolongan demasiado y generan problema en el cultivo. «El girasol necesita temperaturas suaves de entre 20 y 25 grados, sabemos que no se van a dar en el verano ya que están en torno a los 30, pero cuando pasa de los 32 grados, se pierde capacidad, porque se pierde humedad. Si cayera alguna tormenta, sería estupendo», indica. Algo en lo que coincide con Francisco Velasco, agricultor con cultivos de girasol al sur de la provincia de Burgos. «El cultivo va muy bien, este año promete, y si llueve un poco las próximas semanas, mejor, tenemos buenas expectativas», apunta, confiando en una buena producción.
En cuanto al estado de la cosecha, Ortiz estima que pudiera llevar un adelanto de alrededor de una semana respecto a la media, por el calor vivido durante el mes de junio. En este sentido, precisa que el «girasol se desarrolla por temperatura acumuladas durante todo su ciclo». Alude a que hay diferencias entre parcelas, pero algunas están ya en maduración, algo que «otras veces se ve para el 15 de agosto». Con respecto al momento de la recogida, se situará unos días antes de mediados de septiembre.
Descenso
Sobre los factores que han llevado a la rebaja de la cantidad de girasol sembrado, el técnico de Acor considera que se ha vuelto a los niveles tradicionales en Castilla y León. «El girasol es rotacional, cuando se aumenta es porque no se ha podido sembrar otro cultivo. Luego, llegaron los años de la guerra de Ucrania que se permitía sembrar sin cumplir las superficies de barbechos, de ahí vino el aumento», opina Joaquín Ortiz. Quita importancia a las lluvias vividas durante el periodo de siembra que cree «han podido afectar en algún aspecto, pero no demasiado», puntualizando que «hay casos en los que no se ha podido sembrar remolacha por las lluvias y los agricultores ha optado, finalmente, por el girasol».
En cuanto a la rentabilidad del producto, todavía no se han fijado los precios, y emplaza a finales de agosto para conocer una cifra exacta para el girasol. A pesar de ello, Ortiz vaticina que estará rondando precios muy similares a los pagados en años anteriores, que aproxima a a un mínimo de 360 euros. Para conocer la cotización final todavía habrá que esperar a que se acerque más el momento de cosecha.