La vendimia en Ribera del Duero incluirá este año mayores medidas de control y trazabilidad
La normas para la campaña aprobadas por el Consejo Regulador fijan también graduación, rendimiento y causas de descalificación
Habrá mayores exigencias en cuanto al control y a la trazabilidad del producto en la vendimia 2025. Así lo ha aprobado el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero en las normas que regirán la próxima campaña de recogida de uva en la zona de calidad, cuyo comienzo está previsto para el mes de septiembre. A pesar de que hay medidas en general coincidentes durante todos las cosechas, en esta ocasión, el ente regulador ha implementado algunas novedades que velarán por el buen desarrollo de la próxima campaña vitivinícola y la garantía de calidad del la materia prima.
En esta línea, la normativa incluye la obligatoriedad de que viticultores y bodegas dispongan de un sistema de autocontrol y trazabilidad documentado. Dicho dispositivo deberá acreditar el origen de la uva, las variedades empleadas, los rendimientos por hectárea, el grado de maduración, el estado sanitario de la vendimia y la extracción de mosto. Con el objetivo de facilitar el cumplimiento de estos requisitos concretos, elabores y productores podrán utilizar como soporte parcial la plataforma WebBacchus. Este sistema se convertirá además en el canal obligatorio para la comunicación de operaciones clave como el inicio y cierre de vendimia, el transporte con vehículos de más de 2.500 kilos, el uso de parcelas para fines distintos a los marcados por la Denominación de origen, o la agrupación y segregación de parcelas.
En las normas para la vendimia de 2025, se mantienen los parámetros para graduación y rendimientos. En lo que se refiere a la graduación mínima para la uva entregada se fija en 11 grados Baumé en el caso de las variedades tintas y 10'5 grados para las blancas. Respecto al rendimiento máximo, se sitúa en 72 litros de vino por cada 100 kilos de uva. Cualquier partida de uva que no alcance estos parámetros deberá ser autodescalificada y quedará fuera del marchamo. Además, se intensificarán los controles de campo, las inspecciones de entrega y las auditorías sobre trazabilidad, con especial atención al cumplimiento de los rendimientos y a la gestión documental.
Rendimientos
El rendimiento de uva por hectárea, lo marca el reglamento de la D.O en un máximo de 7.000 kilos. Las entregas en las bodegas inscritas en el marchamo de calidad solo se podrán realizar por parte de los productores, utilizando la Tarjeta de Viticultor. Su uso es personal e intransferible, y su renovación tiene un coste de 15,55 euros más IVA. También se aplicará una tarifa de 22,80 euros por hectárea o, en su defecto, un mínimo de 11,40 euros por parcela cuando sea el propio Consejo quien deba realizar el cierre.
Se refuerza la figura de las microparcelas vitícolas, dirigidas a preservar el patrimonio genético de viñedos antiguos plantados antes de 1982. Estas parcelas, menores de 0,3 hectáreas, podrán agruparse de forma automática, aunque los titulares tienen de plazo hasta el 6 de septiembre para solicitar modificaciones o actualizaciones.
Cuando la uva se encuentre afectada por daños de pedrisco, oidio, mildiu, podredumbre gris u otras afecciones, según describen las normas, el viticultor lo anotará en su sistema de autocontrol y lo pondrá en conocimiento, antes de la entrega, a la bodega quien vigilará el producto. Los auditores comprobarán durante las inspecciones como se ejecuta y registra en su sistema de autocontrol estas comprobaciones.