Conflicto abierto entre Ayuntamiento de Burgos y la Plataforma contra la incineradora
El vicealcalde, Juan Manuel Manso, alude a directivas europeas y control de las emisiones para justificar la planta y los contrarios a la incineradora daños en salud y medio ambiente
Mientras el vicealcalde de Burgos, Juan Manuel Manso, justifica la construcción de una incineradora en el Centro de Tratamiento de Residuos (CTR), en las cercanías del barrio de Cortes, basándose en el control del nivel de emisiones, los contrarios a esta infraestructura apuntan a «razones medioambientales, de salud pública y sociales» para oponerse a su construcción.
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Desde la Plataforma Burgos sin incineradora apuntan al «impacto en la salud pública». Aseguran que numerosos estudios «han demostrado que las incineradoras emiten contaminantes peligrosos como dioxinas, furanos y metales pesados, que son cancerígenos conocidos». Frente a esta afirmación, el vicealcalde asegura que controlando esas emisiones está garantizada la seguridad.
Manso habla de que el control de las emisiones está «regulado en la legislación europea con directivas traspuestas a nuestra comunidad autónoma». Y que los datos de las emisiones «son públicos» y se pueden ver en las informaciones que sirven los medidores de emisiones que hay que poner en la incineradora «ya que son de carácter público». Eso es lo que garantiza, según el vicealcalde «que no hay ninguna afección al medio ambiente y a la sanidad».
Manso ha sido muy rotundo asegurando que ningún equipo de gobierno «ni el anterior ni el actual sería tan desalmado como para poner algo que sepa que va a afectar negativamente a la población». Manso y la alcaldesa de Burgos, Cristina Ayala, han insistido ante Somacyl que para que «se cumpla a rajatabla la legislación medioambiental y sanitaria».
Desde la plataforma se insiste en que los compuestos que se emiten también están «vinculados a enfermedades respiratorias, cardiovasculares y daños en el sistema inmunológico».
Ponen como ejemplo un estudio llevado a cabo en Francia. En él, las comunidades cercanas a incineradoras presentaron «tasas elevadas de cáncer, especialmente linfomas y sarcomas». En Italia, en la región de Campania, la exposición prolongada a contaminantes emitidos por incineradoras «incrementó en un 10% las muertes prematuras por enfermedades respiratorias». En el Reino Unido, investigaciones cerca de incineradoras en Londres «identificaron un aumento en las hospitalizaciones por asma y problemas cardíacos».
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Y también argumentan daños al medioambiente con «emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo al cambio climático». Además, las cenizas resultantes contienen sustancias tóxicas que requieren un manejo especializado, «lo cual añade riesgos adicionales para los ecosistemas locales». En cualquier caso, la instalación de una incineradora genera rechazo social
Desde la Plataforma se ha exigido la «cancelación inmediata» del proyecto de incineradora en Cortes e instan a las autoridades a reconsiderar esta iniciativa y a optar por alternativas «que no comprometan el bienestar de las generaciones presentes y futuras», dicen.
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Política
Juan Manuel Manso ha explicado que esta fue una decisión «tomada por el equipo de gobierno anterior del PSOE con el apoyo de la ultraizquierda». En todo caso, la solución de las incineradoras, ha explicado «se adopta en todo el mundo civilizado, no es exclusiva de España», ha declarado. De hecho, ha puntualizado, «parte de la tecnología del cemento se basa en las escorias» que es lo que se obtiene en las incineradoras de residuos. Si nadie lo impide, la incineradora prevista en Burgos la construirá Somacyl tras la autorización de la Junta de Castilla y León otorgada la semana pasada.
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