Islas de calor en la ciudad: los barrios de Burgos en los que refugiarse en verano
Según un estudio, la vegetación puede hacer que la sensación térmica disminuya hasta 4,5 grados
Burgos no es, ni mucho menos, una ciudad calurosa pero, en ocasiones, como durante la próxima semana si se cumple la previsión de Aemet, las altas temperaturas pueden hacer que la sombra esté muy cotizada. Durante episodios de calor muy pronunciados, una de las principales aliadas es la vegetación.
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Según el estudio «Cool cities: The value of urban trees», realizado en Toronto, Canadá, la cobertura de un árbol puede disminuir la temperatura 0,05 grados. De manera individual, este cambio no resulta gran cosa, pero en las grandes zonas de vegetación, cuando existe una gran densidad y presencia de árboles, este número puede llegar a rozar los cinco grados de descenso durante episodios de mucho calor.
En Burgos hay amplias zonas verdes en las que la sensación térmica frente a otras más descubiertas al sol es mucho menor, como puede ser Fuentes Blancas, el Parque de la Isla o el Cerro de la Blanca.
El fenómeno por el que en unas zonas urbanas se da una mayor temperatura que en otras con árboles se denomina «isla de calor». Este viene producido por la acumulación de estructuras como edificios, calles y carreteras que absorben y retienen más calor que la vegetación natural. Es por esta razón por las que en zonas abiertas a la luz solar el calor es mucho más intenso que en otras que no lo están.
En el caso de la capital burgalesa, si tenemos en cuenta las zonas en las que hay una mayor presencia de árboles, entre los barrios en los que más sombra, y por ende menos temperatura se registrará, se encuentran San Pedro de la Fuente, Parralillos o Vadillos.
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Los efectos de la presencia de la vegetación no se reducen a la temperatura exterior. Según el mismo estudio, en aquellas viviendas en las que existe una zona arbolada próxima, se observó una disminución promedio del 2,5% en el consumo eléctrico de los hogares durante las olas de calor, directamente atribuible a la presencia de árboles.
La vegetación hace que la temperatura sea más suave también en el interior de las casas. Esto provoca que el uso del aire acondicionado o de ventiladores no sea siempre necesario durante episodios de altas temperaturas, reduciendo así el consumo energético durante los meses más calurosos.
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