La promoción de la covid-19: los Policías Nacionales que hicieron sus prácticas en pleno estado de alarma en Burgos

Su promoción será para siempre la de la covid-19. Se trata de todos los nuevos Policías Nacionales que tuvieron que realizar la parte final de su formación, las prácticas, en pleno estado de alarma. En Burgos fueron 20 los agentes que tuvieron que sumarse «como uno más» al trabajo de la comisaría, diez en la capital, cinco en Miranda y otros cinco en Aranda. Nunca olvidarán «el nivel de exigencia tan alto» que requirió la situación ni la presión psicológica que soportaron durante aquellos meses. Tampoco el compañerismo ni la experiencia adquirida tras formarse en la crisis sanitaria más grave de los últimos años.

Una de las funcionarias de la Escala Básica de la 34 Promoción de la Policía Nacional que prefiere no ser identificada, explica que se encontraba realizando su fase de prácticas en el departamento de la policía científica de Burgos cuando se decretó el estado de alarma. «Nos llamaron a todos para reforzar la seguridad ciudadana y nos organizaron de dos en dos para realizar con el mismo compañero todas las patrullas, evitando la rotación para prevenir los contagios».

Durante los tres meses de confinamiento tanto ella, como sus compañeros de promoción, atendieron a numerosas llamadas de auxilio humanitario, reconoce que se dio un fuerte incremento de llamadas de pacientes psiquiátricos que tuvieron que ser trasladados al HUBU por brotes y crisis. «Esos servicios eran muy duros porque tenías que contener a la persona y calmarla hasta que llegaran los servicios sanitarios, acudes a un domicilio pero tienes que realizar tu trabajo manteniendo unas distancias, la situación después te afecta», confiesa.

Precisamente en una de estas intervenciones con una paciente de psiquiatría tuvieron un «susto» ya que después de haber estado con ella en su casa supieron que hacía solo dos días había estado ingresada en la zona covid del HUBU. En ese momento «regresar a tu hogar con tu familia sin saber si estás contagiado y puedes llevarlo es muy difícil y tuvimos miedo», recuerda. Sin embargo después de realizarles las pruebas pertinentes, arrojaron resultado negativo, lo que supuso un gran alivio.

Las patrullas nocturnas en pleno estado de alarma tampoco fueron fáciles. «Nunca habíamos visto la ciudad tan desierta era inquietante y extraño«, señala porque »no tenía nada que ver con las patrullas que hice estando en prácticas«. Desde la Policía Nacional de Burgos, manifiestan que «se les ha exigido como a uno más y ellos han dado la talla, además les ha curtido de alguna manera psicológicamente». Y no es de extrañar, el trato con la ciudadanía ha sido directo y balsámico para los vecinos en muchas ocasiones. La labor social que han tenido que desarrollar es incuestionabe, «en la calle nos preguntaban muchísimo por la normativa y por teléfono también», reconoce la funcionaria.

Prueba de ello fue el desborde de la sala de ordenadores y centralita de llamadas, «tuvimos que reforzarlo porque no daban a basto de la cantidad de llamadas que había, se saturó», asegura. Pero no solo por peticiones de información, además los agentes reconocen que muchos vecinos contactaban con ellos para denunciar a aquellas personas que se saltaban las normas del estado de alarma. «La gente veía desde su casa alguna infracción y se ponía en contacto con nosotros enseguida, ha sido algo bastante peculiar», confiesa.

El servicio que han prestado a los burgaleses durante los más de tres meses que ha durado el confinamiento, ha tenido mucho de social y los vecinos se lo han agradecido en numerosas ocasiones. La agente recuerda una en particular en la que acudieron a la llamada de un vecino de Gamonal para disolver una quedada de jóvenes que, en pleno estado de alarma, se encontraban bebiendo en la calle. Durante la intervención «había gente en todas las ventanas de todos los bloques de la calle y cuando los chavales se marcharon nos aplaudieron todos desde sus casas». Una situación del todo alejada de la cotidianidad de la Policía y que estos funcionarios recuerdan agradecidos.

La de este año ha sido la promoción más numerosa de la historia, con 3.200 nuevos agentes y 60.000 opositores. Para llegar a jurar el cargo han pasado por pruebas físicas, por exámenes psicotécnicos y de conocimientos y por una entrevista personal. Lo último que imaginaron cuando comenzaron su periodo práctico en la comisaría, era que estarían en primera línea durante uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente del país.

Ahora disfrutan de unos días de vacaciones y pronto se incorporarán a sus destinos para continuar, la mayoría, a pie de calle. Pero teniendo presente que Burgos fue la ciudad en la que, junto al ejército, a la Policía Local y a la Guardia Civil, consiguieron preservar el orden y la calma social mientras se enfrentaban a un caos sin precedentes. Solo esperan que no tenga que volver a repetirse aunque, si sucede, estarán sobradamente preparados.