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Los Reyes Magos traen consigo regalos para toda la familia, a algunos puede que carbón, depende si se ha portado mal. Sin embargo, esta no es la única tradición de estos días y, sobre todo, del Día de Reyes. El roscón de Reyes vuelve año tras año a endulzar esta festividad tan bonita y emocionante para todos los niños, jóvenes y adultos.
Este postre es elaborado por pastelerías y confiterías de diferentes partes del mundo, e incluso en varias casas se atreven a elaborarlo ellos mismos. Pero si hablamos de la provincia de Burgos, más en concreto de la capital burgalesa, hay un local que lleva haciéndolo desde hace 54 años, siguiendo la misma receta desde entonces, esta es la histórica pastelería Pinillos.
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Natalia Sáez Ursúa
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Este establecimiento abrió sus puertas en marzo de 1971, actualmente la tercera generación de la familia Pinillos es la que sigue con las riendas del negocio, aunque los propietarios siguen siendo la segunda generación de la familia, quienes aún trabajan en ella. Gonzalo Pinillos, nieto del fundador de esta pastelería es el encargado, junto a su madre y su tío, de abastecer a la calle de Federico Olmeda y al barrio de Burgos con sus productos dulces y salados.
«Mi abuelo era caramelero de La Flor Burgalesa y en 1971 decidió montar su propio local», aclara Gonzalo. Durante los primeros años la tienda Pinillos era la mitad. Sobre el año 1980 se agrandó la pastelería. Los cambios fueron surgiendo de temporada en temporada, pero hay un producto salado que no ha cambiado desde que Pinillos abrió sus puertas, las empanadas de diferentes sabores, todas hechas de manera natural y recién elaboradas.
Si hablamos de los postres dulces que siguen la misma receta desde sus inicios, tenemos que hablar del roscón de reyes, producto que causa furor entre los burgaleses, ya sea por su labor manual como por su trabajo diario que le da un sabor y consistencia perfecta.
Durante esta época del año miles de burgaleses buscan el roscón perfecto de sabor y de esponjosidad. Esas características que piden los clientes en el postre de reyes son una de las principales particularidades de Pinillos. Para el encargado de esta pastelería es «el mejor producto que puedes comprar», ya que se trabaja todo a mano y la elaboración del dulce es a diario.
También tienen en cuenta la frescura del producto, por ello, el relleno del roscón se coloca en el bollo o en el hojaldre en el mismo momento, «así garantizamos que esté lo más fresco posible y que te lo lleves recién hecho».
La elaboración de este postre tendrá cientos e incluso miles de formas, pero en la pastelería Pinillos siguen la fórmula que les ha funcionado durante más de 50 años. En un primer paso elaboran la masa que está compuesta por harina, leche, ron, agua de azahar, esencia de cítricos, mantequilla y agua, entre otros.
Tras mezclar todos los ingredientes se lleva a la amasadora, en función del tamaño del rosco se coge la proporción exacta para luego bolearla a mano y darla una forma circular. Cuando esté con la estructura idónea se pinta con huevo, se le añade la almendra, se decora con las frutas y de ahí se mete a la fermentadora.
Una vez la masa sube en la fermentadora, se saca y se le añade el azúcar para pasarla al horno. Después de sacarlo de hornear, el bollo debe estar un tiempo fuera para que se enfríe y para que, posteriormente, se pueda rellenar del sabor que se prefiera.
A parte de poder elegir el roscón de hojaldre o de bollo, esta pastelería da la opción de poder escoger entre diferentes sabores: de nata, crema, chocolate y trufa. Cada relleno tiene su elaboración y preparación, ya que todas las elaboraciones de este postre son hechas por ellos mismos.
«La crema la tenemos que dejar preparada ya que se hace en caliente», explica Gonzalo. Al estar caliente, tiene que enfriarse para poder meterlo en el roscón y que se quede espeso. Al no tener problema de caducidad las cremas, tanto la de trufa como la tradicional, se preparan entre el día 4 y 5 para que estén bien conservadas en la cámara.
En cambio la nata y el chocolate se preparan en el momento. Ese mismo día se baten ambos rellenos para que tengan la consistencia y el sabor ideal. «Con nuestros roscones nadie se puede quejar de que sea género viejo», recalca el burgalés.
Durante los días 5 y 6 de enero la tienda y el obrador están a pleno rendimiento. La mayoría de los roscones que venden son sin reserva. La comodidad de tener el obrador en la planta baja del local facilita el relleno en el mismo momento, «estoy yo en la tienda preguntando a la gente de cuantas raciones quiere el rosco y de que sabor quiere el relleno», explica Gonzalo, en ese momento el jóven burgalés baja al obrador y manda el pedido.
Al cabo de pocos minutos el roscón de Reyes ya está listo para que el cliente se lo pueda llevar a casa. Alrededor de 3.000 roscones pueden llegar a vender, «por el momento tan solo hay 250 encargados, los demás se venden directamente en el día», confiesa el pastelero. El más vendido todos los años es el mixto de crema y nata, el tradicional.
400 de las 3.000 unidades que venden son de hojaldre, pero no suele ser muy solicitado ya que a pocos días de esta festividad se elabora el roscón de San Lesmes, el cual está elaborado con el mismo.
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