El Burgos CF se reencuentra con la victoria en El Plantío ante el Ibiza

Volver. Eso es lo que necesitaba el Burgos CF para reencontrarse de nuevo con su mejor versión y despejar todas las dudas surgidas tras la derrota de la pasada jornada en Lugo.

Cuatro minutos tardó Mourad en demostrar que los de Calero van muy en serio en Segunda División ante un Ibiza que fue de menos a más pero mostró poca pegada para derrumbar el implacable muro burgalés.

El cuadro blanquinegro amargó el debut como técnico de la UD Ibiza a un José Antonio Anquela que supo azuzar a sus jugadores en el descanso para lograr un tanto invalidado por el VAR por fuera de juego de Appin.

Los buenos minutos posteriores se disiparon tras el despertar burgalés con los cambios, que inclinó de nuevo el campo hacia la portería de Fuzato en los minutos finales para cerrar el partido con el tanto de Artola en los últimos compases del choque.

Con mucha intensidad empezó el partido el Burgos ante un Ibiza que pronto se postuló para llevar la manija del juego. Con la confianza quebrada tras la derrota de la pasada jornada en Lugo, el cuadro blanquinegro se plantó de nuevo en el césped para demostrar que lo sucedido en el Anxo Carro fue solo un mal día.

Cuatro minutos. Eso fue lo que tardó el conjunto dirigido por Julián Calero en despejar todas las dudas con el primer gol del encuentro en una impecable acción combinativa culminada por Mourad, que entró en punta tras su ausencia en tierras gallegas.

Fue Elgezabal, actuando este sábado como central, el que inició la jugada con un pase que derrochaba clase en su vuelo hacia las botas de Borja González en banda derecha.

Desde allí, el lateral burgalés asistió el corte por dentro de Raúl Navarro, que puso un centro raso dañino al corazón del área. El punta marroquí, que se percató de las intenciones de su compañero, aguantó la carrera para entrar como un auténtico tanque y embocar el balón para poner el primero en la cuenta local.

Atontado, el Ibiza se vio con el balón en los pies y sin saber muy bien qué hacer durante unos minutos, en el peor estreno posible de Juan Antonio Anquela en el banquillo ibicenco.

Sin salirse de su plan de juego, el mismo que le ha mantenido imbatido durante las primeras once jornadas del campeonato liguero, el Burgos olió la sangre y empezó a cuajar las rápidas transiciones ofensivas que tanto gustan a orillas del Arlanzón.

Apoyándose en Mourad, Bermejo y Valcarce encontraban los balones para lanzar al equipo, que no pudo concretar acciones demasiado peligrosas para la portería celeste pero sí lograban inquietar a los isleños.

Con el paso de los minutos, el Ibiza comenzó a ganar terreno y asomarse a tres cuartos de campo rival con cierta notoriedad. Sin embargo, los Nolito, Cristian Herrera, Sergio Castel o Appin, apenas generaban inquietud ante un cuadro burgalés bunkerizado.

Los centros y el balón parado se convirtieron en la única vía para acercarse a la meta del hombre récord, Churripi Caro, que volvía al once incial tras la expulsión frente al Mirandés.

Aunque los de Anquela poseían el esférico más tiempo, las ideas claras estaban en la cabeza de los jugadores blanquinegros, que en pocos toques, trenzaban acciones de ataque para plantarse en las inmediaciones del área ibicenca.

La tuvo Valcarce de cabeza tras una buena incursión por banda izquierda de Fran García, que se equivocó elevando demasiado el centro y forzó al berciano a hacer un escorzo de complicada factura.

El 9 burgalés dispuso también de otra oportunidad pasada la media hora de partido en la que, tras un pase filtrado, erró el control y dejó el balón demasiado adelantado para la anticipación del carioca Fuzato, muy atento bajo palos en las llegadas castellanas.

Sin más ocasiones reseñables, Caparrós Hernández decretó el final de la primera mitad con los de Anquela en plena mejoría y los de Calero cómodos en sus posiciones y dispuestos para matar el partido ante el más mínimo resbalón visitante.

Con la nueva mascota del Burgos CF, el bautizado por la afición como el Morciyeti, haciendo las delicias de pequeños y no tan pequeños, los jugadores regresaron al terreno de juego para disputar una segunda mitad que prometía elevar la emoción vista en la primera. Y así fue.

Cristian Herrera salió en la reanudación con ganas de liarla y lo hizo para su equipo con una diagonal en la que sorteaba rivales hasta toparse con uno que le frenase.

Ese alguien fue -como casi siempre- Elgezabal, que rechazó un balón que quedó suelto dentro del área. Con muchas piernas por dentro, Appin prolongó de taco para la incorporación de Escobar que la puso con rosca -y muy mala intención- para que Sergio Castel empujase el empate a las redes de Caro.

Con Anquela puño en alto celebrando el primer tanto de su carrera en el cuadro isleño, Vicandi Garrido llamó al colegiado desde el VAR y, tras un minuto de suspense, el gol fue anulado por posición antirreglamentaria de Appin para alegría de la parroquia blanquinegra.

La réplica local llegó en el minuto 52 con Valcarce al mando de las operaciones. El 8 burgalés realizó un delicioso cambio de juego hacia Borja González, que se desplegaba -como casi todo el partido- por banda derecha para sumar en ataque.

El madrileño metió el balón en el área para la posición de Mourad, que empezó a cuerpear para hacerse hueco y sacar un remate que se marchó demasiado alto en el área pequeña del Ibiza.

Tras ese aviso, el conjunto celeste le empezó a dar la vuelta a la tortilla y a creerse, tras haberlo hecho antes con el gol anulado, la posibilidad de hacer daño al muro burgalés.

Con paciencia y calidad, los hombres de toque comenzaron a asociarse en el lado visitante y empezaron a generar incomodidad a los de Calero, que veían como sus intentos de salir al contragolpe eran abortados demasiado rápido por una bien colocada defensa isleña.

Pasada la hora de partido y hasta el minuto 75, la UD Ibiza encontró sus mejores minutos con varios remates desviados dentro del área de Caro, que no tuvo que intervenir apenas pero vio de cerca el peligro de gol que llevaban los atacantes visitantes.

Para despertar al equipo, Calero movió ficha dando entrada a Gaspar por Valcarce y dando minutos tras la lesión a Grego Sierra, que se asentó junto a Córdoba para adelantar la posición de Elgezabal.

Acto seguido, el Burgos cuajó una gran acción en banda derecha entre el omnipresente Borja González y Álex Bermejo, que dejó un detalle de mago sin chistera con una rabona para dar continuidad a la jugada que despertó los oes en el respetable.

Como la cerilla que enciende de nuevo la mecha, la afición volvió a elevar los decibelios para despertar a sus jugadores, que respondieron en el campo con una buena llegada que no cogió porteria pero sirvió para volver a pisar el área de castigo celeste después de varios minutos sin hacerlo.

Como el fútbol es equilibrio, el nuevo crecimiento en el juego burgalés provocó un bajón en el rendimiento de los de Anquela, que se vieron superados por la pujanza blanquinegra.

Con este panorama llegó el choque a los últimos diez minutos de juego. La mayor presencia de los de Calero en las cercanías del área ibicenca provocaba cierta inquietud en la zaga celeste.

Una falta generada en el flanco derecho estuvo a punto de finiquitar el partido si Artola, que había entrado en el 82 por Bermejo, hubiese embocado el buen centro de Gaspar tras la picada por encima de la barrera de Borja.

Pero el partido le iba a dar una segunda oportunidad al joven delantero burgalés al filo del minuto 90. Mumo, que cuajó un gran partido, trazó una diagonal desde la izquierda para puntear hacia Gaspar, que filtró un paso hacia la internada de Areso.

El lateral cedió atrás para la llegada en carrera de un Artola deseoso de resarcirse de su anterior fallo que se lanzó para rematar el balón hacia las redes ibicencas y teñir los tres puntos de blanco y negro.

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