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Julio Medem, abrazado como los protagonistas de su nueva película 'El árbol de la sangre'. Diego López Calvin
Julio Medem: «Mis próximos proyectos quizás me lleven a rodar en Cuba y Estados Unidos»

Julio Medem: «Mis próximos proyectos quizás me lleven a rodar en Cuba y Estados Unidos»

Mientras continúa en los cines 'El árbol de la sangre', el cineasta donostiarra prepara una serie y retoma el proyecto de 'Jai Alai'

Domingo, 18 de noviembre 2018, 22:48

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Le dicen que con 'El árbol de la sangre' ha vuelto a la esencia de su estilo, pero él considera que siempre va hacia adelante. Julio Medem (San Sebastián, 1958) reflexiona en esta entrevista telefónica sobre los cambios que se están produciendo en el consumo de cine, y sobre una película que «es un poco como un ciclón, pero muy medido».

- ¿No suele ir mucho por San Sebastián?

- Tengo ganas de pasar más tiempo allí. Me tiran las raíces, el mar, su calidad de vida... Hay algo allí que me va a sentar bien. Aunque tengo proyectos muy interesantes que quizás no sean para el cine español y me vayan a llevar a otros lugares.

- ¿Ah, sí? ¿Qué proyectos son esos?

- Son muy recientes, la verdad. Uno es una serie sobre la guerra de Cuba, en diez capítulos. Y tendría que rodarla allí y en la República Dominicana. Y otro proyecto es 'Jai Alai', que no sé sí será una serie, porque la 'biblia' de producción ya está escrita y ha gustado mucho en Estados Unidos, o una película, que estoy escribiendo ahora mismo. La película para mí es como hermana de 'El árbol de la sangre'. Habla de pelotaris vascos en los años 70 y 80 en el frontón de Miami fundamentalmente, en esa época de esplendor en que la cesta punta llegó a lo más alto, y se convirtió en el deporte con mayor volumen de apuestas del mundo. Es muy fascinante toda esa historia de los pelotaris de caserío que son elegidos y les cambia la vida. Y las implicaciones que tuvo luego con las apuestas, el narcotráfico... Tengo también dos guiones de ciencia-ficción que probablemente sean más apropiados para rodar fuera...

- ¿La serie sobre la guerra de Cuba ya está en marcha?

- Acabo de terminar de escribirla, en este momento mi productor está leyendo el guion y está encantado. Tiene que salir adelante porque es una historia preciosa, muy fascinante y con mucha sustancia. Cuenta un proceso histórico con una trascendencia enorme, la pérdida del imperio español y el nacimiento de un joven imperio, el estadounidense, y la independencia de Cuba al cabo de tres años. O sea que afecta a tres países. Es también una reflexión sobre el patriotismo, el español, el cubano y el estadounidense.

- ¿Últimamente le cuesta encontrar financiación en España para sus proyectos?

- No te puedes imaginar hasta qué punto. 'El árbol de la sangre' casi no me sale, de hecho estuvo en manos de tres productores, les gustaba mucho el guion pero se iba quedando ahí quieta... Y yo no puedo estar esperando tanto, porque voy acumulando guiones. Hasta que de repente llegó la productora Arcadia, dispuesta a sacar adelante la película, porque el guion les gustaba muchísimo. Y lo han hecho. Además hubo un momento en que el proyecto no entró en la subvención del ICAA, aunque luego sí. Y no entró Televisión Española. Pero la productora siguió adelante. Tuve que coger el guion y quitar localizaciones, comprometerme a hacerla en un tiempo récord, y rodarla en siete semanas.

- ¿Y finalmente no tiene participación de Televisión Española?

- No, ni la ha comprado después, es la primera vez que me pasa. Y me parece vergonzoso, inexplicable. No lo digo solo por mí, sino porque tiene un elenco de actores españoles importante. A pesar de todo Arcadia siguió con su compromiso. Tuve que hacerla en condiciones complicadas pero todo el equipo entendió que la teníamos que hacer muy rápido y ser muy eficaces. Pero he encontrado mi sitio de libertad, porque yo no llevo ningún dibujo previo ni 'story-board', yo tengo a mi equipo y estoy ahí improvisando y buscando, pero puedo ser rápido. No hemos metido ninguna hora extra. Pero esto lo cuentas fuera de España y nadie se cree que semejante película, con tantas localizaciones, se pueda hacer en tan poco tiempo. Y por los pelos, buscando mi instinto de supervivencia.

- ¿Qué está pasando en el cine español para que un director con una carrera como la suya tenga dificultades para sacar adelante sus guiones?

- Hay dos tipos de público ya muy diferenciados. El que va a las salas de cine, que voluntariamente decide ir a ver una película y paga su entrada, en España sobre todo, no está interesado en un cine un poco diferente, en el cine de autor. En los años 90 y primeros 2000 había mucha gente joven muy cinéfila, por eso se hacía un cine tan variado y había muchos autores y muy distintos, era todo más libre y daba gusto. Tenías un número de espectadores decente y las películas funcionaban. Y ese tipo de espectadores se está acabando, también por el problema de que las películas se tengan que rentabilizar con los cines y la taquilla. Pero hay otro público, el que está en las plataformas. Pones ahora 'El árbol de la sangre' en una plataforma como Netflix y estoy convencido de que la hubiera visto muchísima gente. Para empezar porque el fenómeno Úrsula Corberó en plataformas funciona. Ahí hay mucha gente que sí está dispuesta a consumir. Yo mismo voy a menudo al cine pero veo más cine aún en casa, todos los días me veo una película en mi pantalla. Ya lo decía Alfonso Cuarón, al final el sentido de las películas es que la gente las vea y las disfrute. 'El árbol de la sangre' está gustando mucho, y se puede comprobar en las redes sociales. De momento no está entrando en los cines todo el público que se esperaba pero está funcionando mucho el boca-oído, y eso es muy bueno.

- ¿Quiere decir que hubiera preferido que 'El árbol de la sangre' hubiera salido directamente en plataformas o que espera que el sistema de distribución cambie pronto?

- Yo espero que cambie en poco tiempo. Todo va a coexistir y las salas de cine van a seguir, pero sobre todo las destinadas más a un cine de espectáculo, el que el espectador mayoritario demanda. El distribuidor se juega mucho dinero para sacar las películas en cines y quizás tendría más sentido que en vez de las 140 copias de mi película, se distribuyeran menos en salas concretas, y también en plataformas al mismo tiempo. Es que el público para este tipo de cine se concentra en unas cuantas ciudades. Sin embargo en plataformas ya la estaría viendo toda España. Y al público joven que está muy enganchado a ellas le gustaría mucho verla.

- ¿Cree que ha desaparecido la clase media en el cine español? Parece que por un lado están los éxitos de taquilla que logran las películas impulsadas por las televisiones privadas y por otro el cine que se busca otros circuitos alternativos.

- Sí, así es, somos los que estamos huérfanos de una televisión potente, y en mi caso, que me ha dejado TVE, ya es el colmo, les tiene que dar mucha vergüenza lo que están haciendo. Sí está ETB, que apostó por la película, y tenemos las ayudas europeas. Además 'El árbol de la sangre' está en el American Film Market y está gustando muchísimo. A mí me salva siempre el circuito internacional, se verá bien fuera de España, y me tratarán bien. Bueno, esta vez me ha tratado muy bien la crítica española.

- ¿Se sentía maltratado?

- Sí, un poco sí. Ahora parece como que he vuelto al cine que hacía antes. Pero no he vuelto, yo he hecho siempre mis películas hacia adelante, siendo yo mismo. Bueno, el mismo no eres porque te vas dejando atrás al avanzar. Las tres últimas películas me gustan muchísimo, y 'Ma ma' especialmente, yo creo que está entre lo mejor que he hecho. Y con esa película sentí que estaba siendo machacado por la crítica. Hubo algunas críticas buenas, pero me pareció tremendamente injusto. 'El árbol de la sangre', habla del pasado y es cierto que en su lenguaje simbólico puede tener ecos de mis películas anteriores. Tiene mucho de mí pero también muchas cosas nuevas, y eso me parece bonito, porque yo me siento muy nuevo. Con 'Habitación en Roma' me pasó un poco lo mismo, era una cosa más pictórica, con dos chicas en una habitación de hotel y yo me empecé a sentir que no se me apreciaba bien, que no se estaba entendiendo lo que estaba haciendo. También se crean modas. Y me ha tocado sufrir mucho, una falta de aprecio que duele. Porque yo me dejo todo, y pruebo y experimento. Gustará más o menos, pero yo siempre me propongo buscar dentro del lenguaje cinematográfico. Me la juego siempre, va conmigo, así es como me siento estimulado. Y cuando veo que eso no se aprecia, es duro. Pero bueno, con 'El árbol de la sangre' la crítica en general ha sido muy buena y me alegro muchísimo.

- En la película los protagonistas hacen un pacto para no hablar de política al contar su historia. ¿Es un guiño porque usted tampoco quiere hablar ya de política?

- Entiendo que se pueda ver como un guiño en ese sentido. Pero no es así, de hecho cuando escribí el guion contenía política, los personajes expresaban su ideología. Tardé un tiempo en dominar esta historia que es tan ramificada y era difícil sujetar bien toda las subtramas, que el árbol tuviera armonía. Fue justamente cuando terminé el primer montaje de 'Ma ma', en el tiempo que suelo dejar para reposar la película antes del montaje definitivo, cuando recordé el guion de 'El árbol de la sangre'. Y justo en ese momento vi claro que tenía que pulirlo, y lo primero que hice fue quitar la política. Me parecía que lo fundamental era que los protagonistas quieren contarse uno a otro esa verdad que está oculta. Por eso quise contar las relaciones puramente humanas sin la contaminación de la política.

- Pensó en Úrsula Corberó como protagonista antes de que se produjera su actual popularidad...

- Sí, por supuesto, además fue la primera que decidí del reparto, luego vino toda la popularidad de 'La casa de papel', cuando yo ya estaba montando la película. Estuvimos dos meses ensayando, y hemos podido componer un personaje complejísimo, con muchos registros, porque es la que más está escondiendo, aunque en el fondo es la más valiente, porque es la que más sufre al guardar su secreto. En muchos momentos está muy por encima de todo lo que yo hubiera podido imaginar. Su interpretación es una obra de arte.

- Y vuelve a trabajar con Najwa Nimri.

- Najwa es la única actriz a la que le he escrito un personaje para ella. 'La Maca' es ella desde el principio, ese mundo punk del que viene, sus locuras, sus goces. Najwa y yo somos muy amigos y tenemos una conexión enseguida con lo mágico, digamos. En los ensayos con ella no es fácil marcar, establecer y fijar cosas. Es una geniecilla y tienes que estar pendiente y provocar cosas para que surja este 'personajazo' que ha hecho y que es una maravilla.

- ¿Cree que su cine es cada vez más atrevido?

- Me gusta que lo digas así, porque yo no hubiera podido hacer esta película hace quince años. No hubiera sabido ni escribirla ni dominar una historia tan compleja. Cuando escribo es como algo que explota, me atrae no saber cuál es el camino. Me quiero dar libertad y me salen muchas cosas, locura y desorden, dejo suelto el inconsciente. Pero luego aplico mucho la mente racional para quitar lo que sobra, y me quedo con lo que es esencial, aunque sé que es una película un poco como un ciclón. No quiero apabullar y lo mido muchísimo.

«Me siento orgulloso de 'La pelota vasca'

Se han cumplido ya quince años de 'La pelota vasca', aquel intento de diálogo cinematográfico en pleno fragor de ETA y del llamado conflicto vasco.

- ¿'La pelota vasca' le dejó traumatizado?

- Sufrí mucho al principio. Porque mi intención era hacer una polifonía. Desde Madrid veía una falta de comunicación y de diálogo, y se decían unas cosas tremendas. Quise dar voz a mucha gente del País Vasco, y crear un escenario simulado para el diálogo. Me di cuenta de la enorme tensión que creaba lo político, y que muchos tenían pensamientos muy elaborados íntimamente. Yo no opinaba nada, aparte de un evidente mensaje de no violencia. Fui respetuoso con el discurso de cada uno. Pero todo esto tocó las consignas del partido que estaba en el poder, en la última época de Aznar, y fue muy duro, todo lo que no fuera lo que ellos decían te colocaba como filoetarra. Me quedé sin hacer la otra película complementaria, 'Aitor, la piel contra la piedra'. La haré algún día. Ahora me alegra muchísimo que ETA haya desaparecido y esté muerta y enterrada.

- ¿Ha vuelto a verla?

- La vi hace un par de años en el Zinemaldia, en un ciclo sobre conflictos. Me pasé la mitad de la película llorando, porque me venía toda aquella época, lo dura que fue. Pero a la vez me estaba sintiendo orgulloso de lo que estaba viendo, de haberla hecho. Queda como algo que se hizo en un momento dado, y que ha cambiado tanto, afortunadamente...

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