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La historiadora del arte Elena Rodríguez
Con mucho arte

Hildegarda de Bingen, la mujer que transformó el pensamiento medieval

Compositora, filósofa, científica y visionaria, dejó un legado único que abarcó desde la música y la espiritualidad hasta la botánica y la sexualidad femenina

Domingo, 14 de septiembre 2025, 09:49

Hildegarda de Bingen, nacida en 1098 en Alemania y perteneciente a una familia noble, fue una figura fundamental del siglo XII. Siendo la menor de diez hermanos, ingresó en un monasterio desde niña, donde desarrolló una vida marcada por el saber y la espiritualidad. A los 38 años fue nombrada abadesa y posteriormente fundó dos conventos, en 1150 y 1165.

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Su legado es vasto y multidisciplinar. Fue compositora, la más prolífica de toda la Edad Media, sin igual en número de obras conservadas, escritora, filósofa, científica, naturalista, médica, mística, líder monacal y profetisa. Sus escritos abarcaron campos tan diversos como la cosmología, la botánica, la biología, la medicina, la espiritualidad y la poesía. También supervisó activamente la realización de miniaturas en los manuscritos dictados por ella, asegurando su fidelidad estética y conceptual.

Entre sus aportaciones más singulares destaca la invención de una lengua propia, la lingua ignota, con un alfabeto de 23 letras. Además, describió y reflexionó sobre la sexualidad femenina, defendiendo que el placer sexual de la mujer era tan importante como el del hombre y necesario dentro del matrimonio para la procreación. Rechazó la visión de la menstruación como algo impuro, señalando que la verdadera sangre maldita era la derramada en las guerras.

Hildegarda también dejó huella en el ámbito cotidiano. Sus estudios de botánica la llevaron a recomendar el uso del lúpulo en la cerveza, lo que permitió mejorar su conservación y dio forma a la bebida tal como hoy se conoce.

A partir de los 42 años comenzó a plasmar sus visiones en obras como Scivias, tras la validación del papado, que reconoció en ellas la voz del Espíritu Santo. Estas experiencias místicas, que la acompañaron desde la infancia, han sido estudiadas en la actualidad y algunos especialistas sugieren que pudieron estar relacionadas con migrañas o trastornos neurológicos.

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Hildegarda vivió 81 años, una longevidad notable para la época, y dejó un legado que combina espiritualidad, ciencia y arte, desafiando las limitaciones de su tiempo y situándose como una de las mujeres más influyentes de la Edad Media.

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