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Muere Steve Ditko, uno de los creadores de Spider-Man

Fallece a los 90 años Steve Ditko, padre de Spiderman y Doctor Extraño, creador e inspirador de mundos

Su enfrentamiento con Stan Lee no impidió que sea uno de los dibujantes todavía presentes entre los nuevos creadores

Sábado, 7 de julio 2018, 12:30

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Cuando se pregunta a cualquier dibujante de tebeos de la última centuria por una figura inspiradora siempre mencionan a Steve Ditko. Forma junto a Stan Lee y a Jack Kirby el triunvirato que lanzó a Marvel al estrellato con unas páginas que enfocadas en los adolescentes se expandieron hasta el éxito actual de los superhéroes más allá del papel. Ditko fue diferente. Cuando se encontraba en un momento cumbre de su carrera, cuando su Spiderman era superventas y su Doctor Extraño adelantaba décadas con una serie propia abandonó la compañía y se dedicó a historias más personales desde la oficina de Manhattan en que trabajaba y en que la policía encontró su cadáver cuando había cumplido los 90 años.

«Hizo cosas que no se habían dibujado nunca. Era extraño, no puedo me puedo imaginar cómo la gente recibió ese disfraz de Spiderman», señala el prestigioso editor Joe Quesada en el documental de la BBC 'In Search Of Steve Ditko' (grabado en 2007(. «Tenía una voz propia y era un artista extraordinario», insiste el también esquivo autor Alan Moore de 'Watchmen', una obra en la que el homenaje es reconocido por el británico. «Es un dibujante brutal», remarca Emma Ríos, quien tomó el relevo a los lápices de algunos números de 'Doctor Extraño' décadas después.

Más allá de su aportación a Spiderman con su aspecto o el lanzamiento de telarañas desde sus muñecas estuvo en la construcción de personajes como el Doctor Octopus o El Duende Verde y en su particular estética. Sus hombres no eran apuestos sino atormentados y eso conectó con los jóvenes de la época. Además, su composición de las viñetas le permitió sumarlas como parte de la narración y no se limitó a enfocarse en los hombres y mujeres. «Las viñetas son pequeñas pero los paisajes son expansivos», recuerda su pupilo Ralph Macchio. Esa fealdad dio problemas a John Romita, su sucesor en la serie del hombre araña, porque resultaba difícil el cambio de estilo.

Entre sus hitos con Peter Parker se encuentra una historia publicada en 1965 sobre la que todavía se escuchan aplausos. «Si tuviera que hacer un ranking de los mejores cómics de la historia el mejor, o entre los tres mejores, estaría 'Spiderman: el capítulo final'», dice el prestigioso autor Neil Gaiman. Durante varias páginas, Ditko juega con la composición de los paneles de las viñetas para crear un ambiente claustrofóbico con el superhéroe aplastado por una pesada maquinaria. Finalmente, el 'trepamuros' supera el problema en una secuencia en que el espacio de la viñeta se libera en paralelo a la acción.

No obstante, el espacio en que mayor libertad tuvo para dar rienda a su imaginación fue en 'Doctor Extraño', un personaje creado para cubrir las páginas finales de un cómic recopilatorio (Strange Tales) que fue creciendo con el despliegue visual de Ditko. Para el escritor Alan Moore, el estadounidense trasladó la pizca de paranoia y melancolía apuntada en Spiderman a la historia del maestro de las artes místicas con elegancia y nuevos puntos de vista. «Cuando Doctor Extraño entra en otra dimensión y ves todas esas formas es simplemente increíble», indica Ralph Macchio sobre una obra que ha influido en la creación de mundos en las viñetas hasta más de medio siglo después. No se limitó a diseñar el hogar del hechicero o a dar a luz al brillante personaje 'Eternidad', sino que multiplicó mundos oníricos. Era la psicodelia antes de que el movimiento hippie y el LSD se popularizaran en Estados Unidos. «Creó un concepto de viaje místico e interdimensional que no había visto nunca. Era absolutamente creíble», alabó su coetáneo Gil Kane. «¿De dónde viene? Simplemente de pensamientos, pienso en cómo sería la apariencia de otro mundo», recuerda Macchio que le explicó Ditko cuando compartían oficina.

El genio abandonó Marvel después de varios años sin hablarse con Stan Lee por discusiones creativas y sus reivindicaciones. Ditko reclamaba su autoría especialmente como creador de Spiderman y ya octogenario dibujó un tebeo de 32 páginas con sus argumentos contra «los saqueadores». No era una cuestión económica. «Pudo haber hecho una fortuna pero nunca le importó el dinero», recuerda John Romita, su relevo en los tebeos de Spiderman. De hecho, nunca recibió las regalías derivadas de las recientes supreproducciones cinematográficas sus criaturas -en parte, por su rechazo personal-. Lee sostenía que era el creador porque había tenido la idea, pero el dibujante aseguraba que eso «no era nada» hasta que él lo había convertido en algo tangible en un papel con un guion.

«Soy feliz por considerar a Steve el cocreador. Lo merece porque hizo un trabajo maravilloso», zanja el editor cada vez que le preguntan por la guerra. En las películas de Spiderman ambos aparecen en los créditos como creadores y el 'cerebro' de la Casa de las Ideas ya reconoció en una publicación oficial de Marvel que la idea del Doctor Extraño fue de Ditko. «En la primera aparición se podía vislumbrar el sello de Steve Ditko en el argumento, pues nos encontramos con una historia donde lo peor de la condición humana se pone de manifiesto con claridad», escribe Raimon Fonseca como prólogo a un tomo con las primeras obras publicado por Panini. «En mi corazón, ambas son creaciones suyas», ahonda su admirador Alan Moore.

El sistema de trabajo

«Me di cuenta poco a poco de que Steve era tan bueno que sólo tenía que darle un poco de la trama como 'y si Sandman intenta secuestrar a Mary Jane'. Con eso bastaba para que él hiciera la historia y yo intentara darle una continuidad con los diálogos. Con el tiempo, ni siquiera hacía eso. Me entregaba su trabajo y no sabía qué esperar cuando me llegaba porque era algo que no había visto antes», explica Stan Lee en 'In Searh Of Steve Ditko'.

De vida personal de Ditko hay pocos datos y ninguna foto en color porque el autor se empeñó en permanecer en la sombra. Se desconoce si tiene herederos o si estuvo casado. Se sabe que nació en Johnstown, Pensilvania (2 de noviembre de 1927), que combatió en Alemania en la II Guerra Mundial, que estudió en la Escuela de Ilustradores y Caricaturistas como pupilo de su ídolo Jerry Robinson. «Se dedicaba con seriedad a aprender y a ser un narrador», recordaba el profesor sobre el paso del joven por la escuela y señalaba la influencia del Joker en Ditko. Antes de empezar su exitoso paso por los cómics debió descansar un año en su ciudad natal para recuperarse de una tuberculosis. Cuando llegó a Nueva York descubrió las posibilidades de la capital de la Humanidad y pasó a formar parte de sus historias sin que él abandonara aquel nuevo hogar. «En lo que a mí respecta era el colaborador perfecto: su arte era soberbio, su sentido de la narrativa era brillante, trasladaba la emoción de viñeta a viñeta. Disfrutabas y era una delicia trabajar con él y creo que algo se rompió cuando Steve dejó de trabajar con nosotros», reconoce Stan Lee.

Para conocer a Ditko hay que leer sus historietas. Obsesionado con el objetivismo de Ayn Rand, la individualidad es un asunto central de sus narraciones desde Spiderman con el visto bueno de Stan Lee, también influido por 'El manantial' aunque con menor carga propagandista en sus hisrorias. Pero cuando más se observa el pensamiento de Ditko es en sus obras postMarvel, cuando la creación está totalmente a su cargo. En 'La Pregunta' o 'Mr. A.' surgen sus planteamientos filosóficos obre el bien y del mal, el blanco y el negro como caras de la vida. «La inocencia no se penaliza y la maldad no tiene recompensa», argumentó en una de sus pocas intervenciones públicas para explicar sus intenciones. Cuando volvió a Marvel en 1992 no regresó a Spiderman y pasó más tiempo con 'La chica ardilla', un personaje que pronto aumentará su popularidad al recuperarse para la pantalla.

El autor Graig Weich, uno de los pocos privilegiados que podían acceder al estudio del anciano Ditko, aseguraba recientemente que el estado del creador mostraba un aspecto estupendo, que no aparentaba tener 90 años. Y también reconocía haberle preguntado en privado por su enfrentamiento con Stan Lee. Entonces, Steve Ditko miró al suelo y le dijo: «Estamos en paz».

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