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Lewis Hamilton celebra el título en México. Reuters
Hamilton ya come con Fangio y pide mesa con Schumacher
Fórmula Uno

Hamilton ya come con Fangio y pide mesa con Schumacher

El quinto título del británico, algo que sólo han conseguido dos pilotos en la Fórmula 1, plantea la posibilidad de que caiga la impensable cifra de los siete campeonatos de Schumacher

David Sánchez de Castro

Madrid

Jueves, 1 de enero 1970

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Cuando Lewis Hamilton subió al podio del circuito de Austin, aunque sorprendido por no atar el campeonato, sabía que estaba muy cerca de entrar en la historia. Lo ató en México, igual que el año pasado, cuando igualó los cuatro de otra leyenda como Alain Prost. Y mientras Hamilton se secaba el sudor tras una de las carreras más complicadas de la temporada, se producía un cambio de era en la Fórmula 1. Un cambio casi imperceptible, un ligero aleteo de mariposa que abre infinitas posibilidades en base a una única pregunta, obligada a partir de este 2018: ¿será capaz Hamilton de batir el récord de los siete Mundiales de Michael Schumacher?

El carismático Hamilton celebró a lo grande su éxito, porque es muy consciente de que quizá no lo pueda volver a hacer. Cualquier día de estos los Mercedes perderán su 'momentum', y Hamilton dirá que cuelga el mono y se dedica a la moda, al cine o a la música, sus otras pasiones que bien muestra en sus redes sociales (su Instagram es de obligatorio seguimiento para cualquier fan de las tendencias) cada vez que puede. A nadie debería extrañarle que, en 365 días, Hamilton anuncie a sus más allegados que deja la Fórmula 1 para dedicarse a vivir a lo grande, como una superestrella que ya es.

A diferencia de lo que hizo su ex compañero Nico Rosberg, el pentacampeón Hamilton ha mostrado un insaciable hambre de éxito. Ni siquiera el buen arranque de Ferrari le perturbó, o no lo suficiente como para que la esquizofrenia constante en la que viven en Maranello le cambiase su manera de plantear el año. De una campaña que comenzó por detrás ha salido no sólo ganador, sino fortalecido: Hamilton también sabe ganar remontando.

Los guarismos de esta temporada son para memorables. A falta de dos carreras para el final, Hamilton ha estado en el podio en 15 Grandes Premios de 19; de esas quince visitas al cajón, 9 han sido a lo más alto. Si a eso se une un Vettel que ha regalado el título, poco más se podía esperar que no fuera un final de película que otras veces (exactamente, cuatro) se ha visto ya en pantalla grande.

Pocos dudan de que Hamilton es el mejor de su generación. Por números, no cabe duda: ha sido capaz de batir a Fernando Alonso, a quien cortó una trayectoria que nadie sabe dónde hubiera llegado de no cruzarse en su camino en 2007, y a Sebastian Vettel, que tras su paso por Red Bull ha entrado en la vorágine de Ferrari. Sus coetáneos se han quedado cortos, ahora mira a las mayores leyendas de la historia de la Fórmula 1.

Schumacher, Fangio, Hamilton: la mesa de los campeones

Igualar a Juan Manuel Fangio es algo que sólo había logrado una persona antes: el legendario Michael Schumacher. Lo hizo a la misma edad que el propio Hamilton, unos 33 años que tienen unos tintes místicos por todos conocidos. La edad del alemán le permitió llegar a los siete títulos, en un reinado que recuerda mucho al que ahora está emprendiendo este joven de Stevenage que cuando se quita el mono de piloto se convierte en modelo a la última.

La comunión que ha conseguido Hamilton con Mercedes es absoluta. El equipo alemán ha dejado atrás las pugnas que hubo en la época de Rosberg. Hamilton, como líder indiscutible, se ha ganado el mando absoluto en plaza, y Bottas lo acepta, no sin amargor, pero con resignación. No le queda otra: por números, nadie desde la época de Schumacher ha sido capaz de llevar tal superioridad. Si acaso se podría mirar a Vettel en sus años de Red Bull, si bien Hamilton ha acabado superando aquellos días de gloria de la escuadra austríaca. Desde Mercedes también lo han entendido. La igualdad en las escuderías punteras sólo ha dado lugar a pugnas sin sentido y que han dado más espectáculo mediático que resultados deportivos: ellos mismos lo saben de los años de Rosberg y Hamilton. Con un Bottas en modo escudero, han sido imparables. También son conscientes en Ferrari, que han apostado por Leclerc para 2019 y que, veremos, si es capaz de estar a la altura de Vettel o, al menos, de ser un apoyo que no ha sido Räikkönen este año.

¿Y ahora, qué? Hamilton ya se sienta a la mesa de Fangio y Schumacher por méritos propios, con solvencia y la certeza de que optará a convertirse en el mejor de la historia sin paliativos. A sus 33 años tiene por delante, al menos, un par de años en los que las características de la normativa se adaptan a la perfección al trabajo de Mercedes. Hamilton se ha asomado al abismo de la historia… y ha sonreído.

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