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Dolores Delgado. Foto: Reuters | Vídeo: Atlas

Delgado se enroca en el cargo ante la presión creciente de PP y Ciudadanos

Esquerra se suma a Podemos y se convierte en el segundo socio de Sánchez que plantea la dimisión de la ministra

Nuria Vega

Madrid

Miércoles, 26 de septiembre 2018, 11:38

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El Gobierno y el PSOE tejieron este miércoles una red suficientemente tupida como para sostener a Dolores Delgado. No dejaron grieta por la que, al menos de momento, pueda caer la ministra de Justicia. En los pasillos del Congreso los miembros del Ejecutivo se afanaron por exhibir una confianza intacta en su compañera de Gabinete. La bancada socialista arropó en pie a quien en las últimas horas camina en la cuerda floja. Al final, casi en volandas, la propia afectada descartó que la posibilidad de dimitir figure en sus planes: «No voy a dimitir. Ni este Gobierno ni esta ministra van a aceptar el chantaje de nadie».

No dio muestras de estar dispuesta a amilanarse. Delgado subió a la tribuna de la Cámara baja para afrontar las exigencias de dimisión del Partido Popular (PP) sin ahondar en las distintas versiones que en los últimos días ha dado sobre su relación con el excomisario de Policía José Manuel Villarejo. «He sido fiscal durante 30 años y le aseguro que no me he achantado con traficantes, terroristas, corruptos y violadores de derechos humanos», se plantó ante el hemiciclo.

El aplauso de los diputados del PSOE intentó disipar los rumores sobre el mejorable estado de ánimo que atraviesan estos días los socialistas. Fuentes populares vieron, sin embargo, tras la ovación el gesto más explícito de que el Gobierno no puede permitirse una tercera dimisión cuando aún no han transcurrido ni siquiera cuatro meses desde su constitución. En el PP creen, de hecho, que el Ejecutivo «aguantará» a Delgado a toda costa para frenar su propio deterioro y ahuyentar la imagen de la descomposición interna.

Siendo, en todo caso, a día de hoy, el talón de Aquiles de Pedro Sánchez, los populares anuncian ya que redoblarán su ofensiva. Han percibido «nerviosismo y mucho ruido» en las filas socialistas y al Gobierno lo ven «desnortado». Es por esto que no cejarán en su petición de renuncia o cese por las «mentiras reiteradas».

El PP no descarta ni siquiera forzar a Delgado a acudir al Senado -en la Comisión de Justicia del Congreso comparecerá el 10 de octubre a petición propia-, aunque cree que es pronto para anticipar planes cuando Sánchez ni tan siquiera ha vuelto de su gira norteamericana por Canadá y Estados Unidos. Por ahora, los populares se han limitado a exigir por activa y por pasiva un paso atrás. El más rotundo fue este miércoles Rafael Hernando, que censuró las «peligrosas amistades» de la ministra con las «cloacas» del Estado y le señaló la puerta de salida: «Usted es un zombie, una rémora para cualquier Gobierno, no es una víctima, es culpable».

De climas y realidades

La presión del PP, sumada a la Ciudadanos, no dejó que el foco se desviara de los escaños azules del Gobierno en el hemiciclo. Las fuerzas del centroderecha aprovecharon la coyuntura para exigir, de nuevo, la convocatoria de elecciones anticipadas. Lejos de la autoconfianza que mostró Sánchez en su capacidad de resistencia en la Moncloa hasta 2020, conservadores y liberales dieron por liquidada la legislatura.

«Esto -enfatizó el líder de los populares, Pablo Casado- se cae a pedazos». «Sánchez -añadió en la sesión de control el secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas- es un fraude, no alarguen más esta agonía». El clima que se instaló en la Cámara fue el de un Gobierno en horas bajas. Pero si alguna lección ha dejado el ritmo trepidante de la política en los últimos años es que sensaciones y realidad no siempre van de la mano.

La clave sigue estando en los Presupuestos de 2019. Aunque la tarea de sacarlos adelante parece titánica, todas las fuerzas políticas coinciden en que no es del todo imposible. Si las cuentas llegan a actualizarse, el Gobierno dispondrá de una renovación de al menos un año en la Moncloa. De momento, los aliados de Sánchez no han amenazado con romper. El diputado de Compromís Joan Baldoví reconoce que al PSOE «se lo están poniendo bastante difícil» para agotar la legislatura. Pero las palabras no han llegado a mayores.

La crisis en torno a la ministra de Justicia no es cómoda para Podemos. Pablo Iglesias volvió a reiterar hoy la conveniencia de que Delgado se aparte. No empleó, un día más, el término «dimisión» ni quiso condicionar, de momento, su apoyo al Gobierno a la salida de la ministra. Pero advirtió: «Lo que toca Villarejo, mancha, y cuanto más lejos esté lo que ha tocado Villarejo de la vida política, mejor». Esquerra, además, por primera vez coincidió en el análisis. Gabriel Rufián no titubeó ante la pregunta de si es precisa la renuncia de la titular de Justicia: «Sí, como cualquier compinche de Villarejo». En la Cámara, sin embargo, pocos supieron aventurar cuánto de trascendente para el futuro de Sánchez tiene el malestar a ambos partidos.

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