2.000 accidentes con animales salvajes en Burgos en 2021, año con más siniestros pero menos graves

Los mortales, los que dejan heridos más o menos graves, los más aparatosos, los que generan atascos... Solo nos quedemos con los accidentes de tráfico más destacados, pero las carreteras de Burgos registran al año alrededor de 2.800 siniestros viales y, la inmensa mayoría, corresponden a sucesos en los que se ve implicada fauna salvaje. Eso sí, el 90% se queda en daños materiales.

En 2021, en Burgos se registraron unos 2.000 siniestros con animales salvajes, explica Raúl Galán, jefe provincial de Tráfico, quien recuerda que ésta sigue siendo una de las principales problemáticas que sufren las carreteras burgalesas, líderes en este tipo de accidentes. A ellos, se suman los 279 siniestros que sí dejaron víctimas, que son 40 más que en 2020, «y por eso no hay que bajar la guardia», apunta Galán.

Más accidentes pero menos graves y con menos víctimas mortales. Durante el pasado año, en las carreteras de Burgos se registraron 11 muertes en 9 accidentes. La cifra está alejada de los 9 fallecidos de 2019, el mejor dato de la serie histórica, pero supone un descenso con respecto al 2020, año en el que pese a las restricciones y a que hubo menos tráfico, los fallecidos fueron 16.

Las colisiones, laterales, frontales o por alcance, siguen siendo el tipo de accidente mortal más habitual, seguido de la salida de vía. Y el 70% de los siniestros con fallecidos se han registrado en carreteras convencionales, en vías como la N-627, la N-623, la CL-629 o la N-232. También ha habido siniestros en autovías y los primeros fallecidos en la AP-1 desde que se liberalizó. «Hemos ganado mucho en seguridad vial» en este sentido, apunta Raúl Galán.

El jefe provincial de tráfico afirma que la causa principal en los accidentes mortales es la distracción al volante o la somnolencia, aderezadas en muchas ocasiones por una velocidad inadecuada o el consumo de alcohol y/o drogas. La suma de dos de estas causas es el «cóctel perfecto», «la diferencia entre vivir y morir», porque se agravan las consecuencias de los accidentes.

Y a ello hay que sumarle los casos en los que conductor y ocupante van sin cinturón de seguridad, pues han sido dos los accidentes mortales en los que se ha dado esta circunsancia, los ocurridos en la AP-1 en Rubena, con dos fallecidos (uno sin cinturón) y en la A-231 en Olmillos de Sasamón, con un fallecido (sin cinturón).

Para 2022, Raúl Galán espera mantener una tendencia a la baja en la siniestralidad mortal, con el objetivo de alcanzar al menos los datos de 2019. También confía en que la nueva Ley de Seguridad Vial ayude a reducir la siniestralidad, pues va a castigar con hasta 6 puntos no solo el uso del teléfono al volante, sino también el mero hecho de llevarlo en mano. «No somos conscientes de la capacidad de percepción de estímulos que se pierde» cuando vamos pendientes del móvil, insiste Galán.

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