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Ana y Pablo forman Quack Estudio, con sede en La Bureba, en Burgos. Sara Sendino

Los dos jóvenes emprendedores de Burgos que pintan murales: «Es un escaparate para el pueblo»

Ana y Pablo han fundado su propia empresa con 24 y 25 años: Quack Estudio. Han realizado murales en varias zonas de la provincia y siguen probando su estilo mientras se dan a conocer a través de redes sociales

Sara Sendino

Quintanavides

Sábado, 2 de agosto 2025, 09:11

Hacer de un pasatiempo una profesión, eso es lo que han logrado Ana y Pablo con Quack Estudio, su empresa con la que pintan murales por toda la geografía burgalesa. Dos jóvenes nacidos en el 2000 que sueñan con dejar su impronta en multitud de paredes, pero sin olvidarse de sus raíces y de mostrar al resto la identidad de cada lugar.

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Pablo comenzó a pintar con 16 años en «sitios abandonados» y, después, probó con los dibujos. En el caso de Ana, cursó la carrera de Diseño Gráfico y el tema de los murales surgió al presentar un trabajo. «Parte de ese proyecto era pintar murales», relata la joven.

Así que, ni cortos ni perezosos, la joven de Briviesca y el joven de Oña se juntaron para crear sus primeras obras de arte. En la 'bien trazada' pintaron sobre dos paredes y surgió la chispa de Quack Estudio. «Ahí es cuando dijimos: 'En un futuro podríamos intentar profesionalizarlo'». Dicho y hecho.

Las dificultades de emprender con 25 años

A principios de 2025, Ana y Pablo compaginaban sus trabajos con la creación de Quack Estudio, su empresa de muralismo. Buscaban huecos en sus agendas para avanzar con este proyecto, que al principio se les hizo «un poco complicado», explica Ana. «Nadie te explica qué es lo que tienes que hacer para crear una empresa», lamenta la joven, que añade que el apoyo de una asesoría fue clave.

En cuanto al nombre, Ana declara que los dos dieron «un montón de vueltas» para pensar uno. Sin embargo, los emprendedores de 24 y 25 años se quedaron con un recuerdo en forma de peluche que la joven tenía cuando era pequeña. Es «por los patos», explica. «Quack nos hizo gracia y es el que elegimos».

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Ambos se complementan a la hora de crear murales

Los perfiles profesionales de Ana y Pablo no son idénticos, por lo que cada uno aporta distintos saberes a su empresa. Mientras ella se dedica al tema del diseño, él se encarga de pasar las ideas digitales a la pared. «Luego pintarlo es entre los dos», explican los de Burgos.

Porque el proceso de crear un mural desde cero es largo y se debe realizar con cuidado. El primer paso que Ana y Pablo siguen es el de hablar con el cliente para conocer sus ideas. También hacen fotos a la pared, para trabajar en el diseño y en los materiales que deben utilizar; por ejemplo, si necesita ser alisada previamente.

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Mural de Quack Estudio realizado en Quintanavides, Burgos. Sara Sendino

Después de crear varias propuestas en formato digital y que el cliente escoja el que más le gusta, el boceto se traslada a la pared. Luego es necesario sellar la superficie, marcar los trazos y, por último, rellenar con pintura plástica y añadir detalles con espráis.

Todo este proceso sin olvidarse, en ningún momento, de realizar fotos y vídeos para luego compartirlas en sus redes sociales (@quackestudio). Aproximadamente, Ana y Pablo tardan una semana en realizar cada mural. Sin embargo, todo depende de varios factores, como el tamaño de la pared a pintar o el clima, explican los jóvenes.

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Buscando su estilo mientras dan vida a las paredes

Hasta el momento, Ana y Pablo han pintado diez murales. Estos se encuentran, en su mayoría, en la comarca de La Bureba, incluyendo pueblos como Briviesca, Cornudilla, Quintanavides o Cameno. Sin embargo, los burgaleses de Quack Estudio también se han desplazado a otras localidades como Modúbar de la Emparedada o Santander.

Por el momento, los jóvenes están centrados en aprovechar todas las oportunidades que les llegan. Intentan aceptar proyectos de distinta índole, desde empresas, polideportivos o aspectos más tradicionales, para no cerrarse puertas. «Estamos buscando nuestro estilo», declara Pablo, aunque, en unos años, sueñan con que alguien les diga: «Quiero un Quack Estudio», algo «propio nuestro».

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Tampoco descartan la opción de seguir formándose y valorar otras técnicas artísticas. Asimismo, tanto Ana como Pablo tienen la vista puesta en la inteligencia artificial, «una amenaza y una ayuda a partes iguales», describe Ana, al mismo tiempo que defiende la «creatividad» que sólo las personas desarrollan y plasman tanto en el papel como en la pared.

Crear un escaparate para los pueblos de Burgos

Un mural no es solo una pared pintada. Es una oportunidad de mostrar una realidad, un recuerdo de lo que ya no está o describir una actividad como la agricultura o la ganadería. Por ejemplo, Quack Estudio ha creado en Cameno un mural con un zorro (por el apodo de 'raposos' a los del pueblo de Burgos), acompañado con una espiga de trigo, cereal de siembra imprescindible en La Bureba.

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Tanto Ana como Pablo señalan que «la mayoría» de encargos en el medio rural tratan de reflejar su pasado de alguna manera, como con las mulas en Quintanavides o la lavandera en Cornudilla. Pablo también destaca que el detalle de añadir el nombre del lugar escrito es un reclamo a la hora de que los habitantes o visitantes hagan fotos para, más tarde, compartirlas en redes sociales. Además de dar «visibilidad» a las pequeñas localidades de la provincia de Burgos.

Son esas mismas redes sociales, Instagram y TikTok, las que sirven a Pablo y Ana para recibir encargos. Admiten que tanto el boca a boca como publicar sus trabajos en dichas plataformas les ha ayudado a captar más clientes.

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Su sueño de futuro: dejar huella en sus propios pueblos

Desde que crearon los murales de Briviesca y Cameno, los que Ana y Pablo consideran como «el inicio de Quack», los jóvenes han realizado una decena de obras más. Por el camino han recibido comentarios positivos, alguna «crítica constructiva» que agradecen y muchos 'me gusta' en Instagram y TikTok.

En un futuro, los jóvenes burebanos planean seguir en Quack Estudio y ampliar su oferta de productos: no sólo quedarse en los murales, si no también ofrecer servicios de diseño gráfico y realización de fotos y vídeos.

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Además, tanto Ana como Pablo sueñan con dejar su huella en sus respectivos pueblos: Briviesca y Oña. «Me encantaría hacer uno en Briviesca, tipo edificio de muchas plantas que sea muy impactante» y que tenga detalles de la villa, como el santuario de Santa Casilda, declara ella. En el caso de Pablo, él en Oña realizaría «algo relacionado con el pueblo» e incluyendo su escudo y animales.

Por el momento, estos jóvenes burgaleses están dispuestos a «Quackier» propuesta que se les ponga por delante, que dé rienda suelta a su imaginación y vida a una pared. Su siguiente trabajo estará en Castil de Peones, otro pueblo en el que representarán su pasado rural con un estilo propio.

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