
Las monjas cismáticas de Belorado e Iceta enfrentan sus posturas en los juzgados
Se celebra una vista en el Juzgado de Briviesca por la denuncia de las exreligiosas cismáticas contra el comisario pontificio, al que acusan de coacciones, administración desleal y revelación de secretos
El arzobispo de Burgos, Mario Iceta, ha llegado sobre las 10.30 horas de este miércoles 7 de mayo a los Juzgados de Briviesca. Lo ha hecho acompañado por Amparo, una de las exmonjas de Belorado que abandonó el convento de Santa Clara del pueblo nada más producirse el cisma de las monjas. También le acompañaba Carmen de la Federación de Clarisas Aránzazu.
Iceta, comisario pontificio en este cisma de las monjas de Belorado, ha asegurado que él no tiene que defenderse porque asegura que ha ejercido su responsabilidad desde el cargo que le ha encomendado la Santa Sede y que el Vaticano le ha reconocido con ese nombramiento.
Comisario pontificio
Un comisario pontificio es una persona nombrada por el Papa, dentro de la religión católica, para ejercer un mandato específico, generalmente de carácter temporal o de resolución de conflictos, en asuntos relacionados con la Iglesia. Este nombramiento confiere a la persona facultades y responsabilidades para actuar en nombre del Santo Padre en un área determinada.
Un nuevo manifiesto
Dentro de unos días se cumple un año de la publicación del manifiesto con el que las clarisas de Belorado se despidieron de lo que ellas llaman la Nueva Iglesia Romana Conciliar. Además, el aniversario coincide con un procedimiento judicial dentro de este conflicto. En la mañana de este miércoles 7 de mayo están citadas a declarar cuatro monjas del convento de Belorado y también el arzobispo de Burgos, Iceta, en su calidad de comisario pontificio para los monasterios de Belorado, Orduña y Derio.
El portavoz de las exclarisas, Francisco Canals, ha anunciado que este jueves 8 de mayo, cuando se cumple un año de la redacción del manifiesto católico, fuente y origen del cisma, las exreligiosas van a sacar otro escrito. Se trata de un resumen del manifiesto de hace un año donde han eliminado el tono que le dio Pablo de Rojas y el supuesto sacerdote Francisco José Ceacero, de la Pía Unión. Canals califica a las cismáticas como la «Selección Española» de las monjas del país.
La complejidad del proceso
Deben comparecer por la investigación de la denuncia por presuntos delitos de coacciones, administración desleal y revelación de secretos que las religiosas presentaron contra el responsable de la diócesis. El martes 13 de mayo está programada la vista sobre el desahucio del convento burgalés.
Iceta, a su llegada a los juzgados, ha recordado que ha sido «reconocido tanto por el Ministerio de Justicia como por el de Interior». «A pesar de los múltiples recursos ante estas administraciones del Estado, esta resolución es firme». Iceta ha concretado el conflicto en que «estas personas están intentando transformar una entidad canónica en una entidad civil; un asunto administrativo que han llevado a los tribunales de Madrid, tanto al abogado del Estado que representa estos ministerios como al fiscal que tiene informes contundentes».
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En marzo, la Fiscalía dijo que «no había ilícito penal en los hechos que se me imputan», ha recordado Iceta. Este ha asegurado que ha requerido en seis ocasiones a las monjas la entrega de documentos del monasterio, como las cuentas o contratos. «Hasta el día de hoy no ha sido posible. Solo tenemos dominio sobre algunas de las cuentas y sobre la gestión de ciertos gastos», explica.
El comisario pontificio asegura que se ha ido enterando de algunos gastos poco normales. «Hasta el momento, a la Federación de Clarisas le ha costado 360.000 euros la gestión y en el mes de abril se han ingresado 20.000 euros más para pagar gastos corrientes», explica.
Con respecto a la revelación de secretos, Iceta también lo ha rechazado. Asegura «transparencia en la gestión».
La llegada de las monjas
Las monjas cismáticas de Belorado llegaron unos minutos antes de su declaración. La exabadesa, Laura García de Viedma, aseguraba al llegar al Juzgado que, para ellas, es «un día importantísimo». Esto es así porque consideran que tienen la ocasión de «ratificar una denuncia que hemos considerado justa». «Es el sentimiento de justicia el que buscamos cuando hemos recibido un perjuicio como el que hemos tenido», reconoce García de Viedma.
Las monjas han declarado ante la jueza que ese perjuicio ha sido «fuerte y prolongado» y que desean que «se escuche la voz de la comunidad». La exabadesa deja en manos de la jueza considerar qué es delito o qué no les.
Ellas denunciaron, coacciones y revelación de secretos, además de administración desleal. Con este proceso, las exmonjas cismáticas buscan recuperar su autonomía y «seguir haciendo las cosas como lo veníamos haciendo». Creen que lo ocurrido es «una intromisión en su vida de una manera atropellada e impuesta desde fuera».
La comunidad está unida
Ha indicado también la «unidad de la comunidad para luchar juntas y su confianza en la providencia divina» y que seguirán trabajando «hasta que les dure la fuerza».
Por su parte, Susana Mateo, otra de las exmonjas, que firmó la primera denuncia, ha destacado la importancia que tiene la vista de cara a ratificar la persecución que dice que sufren. Ha subrayado la capacidad para reinventarse y «trabajar como auténticas negras para sacar adelante la comunidad» y sus necesidades.
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