Nervios, ansiedad y emoción: Miranda de Ebro se vuelca con su equipo

Miranda es un clamor. Cada vivienda, cada negocio, cada calle está teñida de rojo y negro, los colores de los jabatos. Las calles se convirtieron en riadas de aficionados ataviados con los colores de su equipo desde más de una hora antes del comienzo el encuentro y en cada esquina una sonrisa nerviosa, un gesto cómplice, un sentimiento de que esta vez podría ser tocar el cielo.

Los bares de Miranda se quedaron pequeños y ni siquiera la lluvia aplacó los ánimos de una afición consciente de estar viviendo un momento mágico e histórico. Los jabatos acariciaban el ascenso a Primera División con la punta de los dedos.

Y los nervios y la ilusión lo cubrían todo. Cuando sonaba 'La Morocha', ese himno oficioso del Mirandés esta temporada. Cuando se cantó el himno a pleno pulmón mientras en Oviedo sonaban las gaitas, y cuando el pitido inicial del árbitro permitió a la hinchada jabata sacar hacia afuera eso que llevan días callando.

Nervios y emoción que se fundieron en una sola voz mientras una ciudad empujaba en la distancia hacia la máxima categoría del fútbol español.

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