Los nacimientos caen un 6% en cinco años: radiografía de la natalidad en Burgos
La provincia registra 1.196 alumbramientos entre enero y julio de 2025, frente a los 1.270 de 2020, en una tendencia sostenida a la baja que refleja el reto demográfico y el envejecimiento poblacional en Castilla y León
La provincia de Burgos continúa inmersa en una tendencia de descenso de la natalidad que se refleja claramente en los datos de nacimientos entre enero y julio de los últimos seis años. Según las cifras oficiales, en los primeros siete meses de 2025 se han registrado 1.196 nacimientos, frente a los 1.270 contabilizados en el mismo periodo de 2020.
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Aunque la caída no es abrupta, la reducción es sostenida: 74 nacimientos menos en cinco años, lo que equivale a la pérdida de más de una clase escolar completa en el conjunto de la provincia. Sin embargo, aumenta el número de madres jóvenes y desciende el de partos entre mujeres de 35 a 39 años.
Evolución interanual: un leve repunte y una caída posterior
El análisis de la serie muestra que el retroceso no ha sido lineal. Tras el máximo reciente de 2020 (1.270 nacimientos), los registros descendieron en 2021 (1.199) y en 2022 (1.240) se produjo un ligero repunte. Sin embargo, desde entonces la tendencia volvió a ser negativa: 1.176 en 2023, 1.179 en 2024 y finalmente 1.196 en 2025.
Este estancamiento en torno a los 1.180-1.200 nacimientos refleja una clara pérdida de dinamismo demográfico en Burgos, en un contexto en el que otras provincias de Castilla y León presentan patrones similares de envejecimiento poblacional y baja natalidad.
Desarrollo de los nacimientos por meses
La evolución mensual de los nacimientos en Burgos entre 2020 y 2025 refleja con claridad la tendencia descendente de la provincia, aunque con comportamientos diferentes según el mes.
En enero, por ejemplo, se pasó de los 186 nacimientos de 2020 a los 166 de 2025, con un mínimo en 2024 (161), lo que supone una pérdida acumulada de 25 alumbramientos en el arranque del año.
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El caso de febrero es todavía más significativo: de los 179 nacimientos registrados en 2020 se bajó hasta solo 131 en 2025, con altibajos intermedios (150 en 2021, 155 en 2022, 125 en 2023 y 158 en 2024), lo que evidencia un retroceso especialmente pronunciado en este mes. Marzo, en cambio, se muestra más estable aunque con oscilaciones, con un máximo en 2022 (185) y un repunte en 2024 (189), frente a los 168 de 2020 y los 176 de 2025.
Abril destaca por su relativa estabilidad, con cifras que se han mantenido entre los 168 y los 183 nacimientos a lo largo del periodo, siendo este último valor el alcanzado en 2025, el más alto de la serie reciente.
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Finalmente, junio refleja el mayor contraste: de los 182 nacimientos de 2020 se bajó a solo 150 en 2021, para luego recuperar terreno en 2022 (180), 2023 (187) y 2025 (186), con un nuevo descenso en 2024 (162). Este comportamiento irregular convierte a junio en una excepción dentro de la tendencia general descendente.
Un síntoma del reto demográfico en la provincia
La reducción de nacimientos no solo tiene un componente estadístico: implica consecuencias directas en la renovación generacional, en la demanda escolar futura y en el tejido social y económico de Burgos. Con una población cada vez más envejecida, la provincia afronta un reto demográfico que condiciona tanto el medio rural como el entorno urbano.
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La evolución provincial encaja en la tendencia regional: Castilla y León es una de las comunidades con menor índice de natalidad de España. Burgos, pese a ser una de las provincias con mayor dinamismo económico de la región, no escapa a esta realidad.
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