Nueve de cada diez municipios de Burgos tienen menos vecinos que en 1900
Sólo una treintena de municipios, localizados fundamentalmente en el alfoz de las tres grandes ciudades de la provincia, han ganado población durante los últimos 125 años
Cuánto ha cambiado Burgos en el último siglo. La llegada de la modernidad, sobre todo a partir de los años 60', modificó el territorio de la provincia de tal manera que, vista con perspectiva, la realidad demográfica de principios del siglo pasado se antoja hoy impensable. No en vano, el éxodo rural registrado a mediados del siglo XX ha acabado condenando a una miríada de municipios, otrora rebosantes de actividad, a un presente en lucha constante por su mera supervivencia.
4,5% Aumento de la población
La población censada en la provincia de Burgos apenas ha avanzado un 4,5% desde 1900, mietnras que la del conjunto de España se ha más que duplicado desde entonces.
En este sentido, y tomando como referencia el censo histórico de 1900, recogido por el Instituto Nacional de Estadística (INE), se observan dos fenómenos demográficos muy claros en Burgos. El primero es que la población total de la provincia ha avanzado en estos 124 años un 4,5%, pasando de los 344.026 habitantes censados en 1900 a los 359.740 en 2024. Se trata de un crecimiento pírrico en comparación con el conjunto del territorio nacional, que en ese mismo periodo se ha más que duplicado, pasando de 18,6 millones de personas a 48,6 en el último censo oficial (2024). Esto es, mientras otros territorios han visto cómo su población se disparaba, la provincia de Burgos se ha visto sumida en el letargo, con un enorme saldo vegetativo negativo.
A mayores, la comparativa entre ambos censos deja otra conclusión demoledora. Y es que, desde principios del pasado siglo, nueve de cada diez municipios de la provincia de Burgos han perdido población, algunos de ellos de manera drástica. Sólo se salvan de esta dinámica un puñado de municipios, ubicados en los entornos de la capital provincial, Miranda de Ebro y Aranda de Duero, a los que se unen, como si fueran pequeños oasis en mitad de un desierto demográfico, varios municipios concretos, como Briviesca, Salas de los Infantes, Quintanar y Regumiel de la Sierra.
Durante estos casi 125 años, esa treintena de municipios ha fagocitado por innumerables factores la vida de la provincia, destacando, en este aspecto, Burgos, Aranda y Miranda, que en este periodo han multiplicado por más de cinco su población total. En el caso de la capital, por ejemplo, se ha pasado de 32.641 habitantes censados en el 1900 a 175.551 en 2024, mientras que Miranda ha pasado de tener 6.612 vecinos a 36.025 y Aranda de 6.478 a 33.523.
Los de estas tres ciudades son sin duda los crecimientos relativos más significativos, seguidos por los registrados en varios de los municipios del alfoz de la capital, como Arcos, Villagonzalo Pedernales o Villalbilla, que han triplicado la población con la que contaban en el 1900. Eso sí, en este caso, la evolución ha sido diferente, puesto que durante décadas sufrieron la misma condena que el resto del mundo rural. No fue hasta la década de los 90' y los primeros años del nuevo siglo cuando todos esos municipios despertaron, en muchas ocasiones consolidándose como pueblos dormitorio.
En todo caso, la situación actual nada tiene que ver con la fotografía demográfica de principios de siglo XX. Sirvan como ejemplo varios datos, cuanto menos, curiosos. En 1900 había en la provincia de Burgos hasta 76 municipios con más de 1.000 habitantes censados. Hoy, son apenas 25. A mayores, en ese saco había hasta 21 municipios con más de 3.000 habitantes, mientras que hoy son solo siete.
Cierto es que la comparativa es en algunos casos complicada, habida cuenta de la fusión y absorción de algunos municipios entre sí, pero echando la vista atrás llaman la atención varios ejemplos concretos, como los de Valle de Mena y, sobre todo, Villadiego, que a principios del siglo pasado miraban de tú a tú a Miranda y Aranda en términos poblacionales, con 6.301 y 6.051 habitantes censados, respectivamente. Desde entonces, Villadiego ha perdido el 76% de su población y hoy ni siquiera llega a los 1.500 vecinos.
También destacan en el ranking histórico otros municipios que hoy se antoja impensable que estuvieran en el top-10 por población. Es el caso de Valle de Valdebezana (4.957 habitantes) y Valle de Tobalina (4.074), ambos más poblados en 1900 que Briviesca. Valle de Sedano, por su parte, ha pasado de 3.446 habitantes a apenas 409, lo que supone una caída del 88,1%.
La de Sedano, de hecho, es una de las pérdidas de población relativa más significativas de las registradas en el conjunto de la provincia, pero no es la más dramática. Ese título se lo lleva Jaramillo Quemado, que desde principios del pasado siglo ha perdido nada más y nada menos que el 97,4% de su población, pasando de 385 habitantes a apenas 10. Siguen su estela municipios como Alfoz de Bricia, que en 1900 contaba con 1.626 habitantes y ahora apenas cuenta con 68 (un 95,8% menos), o Villamedianilla, que ha pasado de 191 vecinos a apenas 9 (un 95,3%).
En este sentido, cabe destacar que 31 municipios de la provincia han perdido más del 90% de su población desde 1900. Y algunos de ellos no eran precisamente pequeños entonces, como el mencionado Alfoz de Bricia, Humada, Valle de Valdebezana o Junta de Traslomana, todos ellos con más de un millar de vecinos censados a principios del siglo pasado.
Hoy, la realidad de todos ellos es bien diferente a la que mostraban hace poco más de un siglo. El éxodo rural y la consiguiente concentración de la población en torno a un puñado de nodos urbanos ha puesto en peligro su propia supervivencia. Hoy, son ejemplos palmarios de la España Vaciada.