Reanudan la búsqueda de cuerpos en Estépar tras hallar casquillos de bala del 36

La Coordinadora para la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos cumple 20 con un proyecto en marcha que les hace regresar a uno de los hitos más importantes de su historia. En su incansable búsqueda de la memoria, se intentará hacer un último esfuerzo en el monte de Estépar. Un paraje donde, en el marco de la represión en la zona sublevada durante la Guerra Civil fueron asesinadas y sepultadas cientos de personas. Se ha documentado que fueron enterradas 371 personas, aunque hay historiadores que la cifran en mil.

La coordinadora se enfrenta a un nuevo desafío, después de las exhumaciones de 2014 y 2015 en Estépar, donde se han recuperado 96 cuerpos, no se ha vuelto a exhumar más. «Algún arqueólogo nos dice que el trabajo en Estépar ya se podría dar por finalizado, pero, a pesar de eso, en 2021 volvimos a buscar y no encontramos nada. Pero a raíz de un reciente hallazgo, hemos optado por intentar una búsqueda, ya la última, y si no se encuentra nada, lo dejaríamos», comenta Soledad Gallego, presidenta de la coordinadora.

Recientemente han aparecido en el lugar casquillos de balas. Uno de ellos estaba en superficie. «Había un casquillo de un fusil del año 36. Encontramos también cuatro casquillos de pistola, tres del 37 y uno del 36. Nos descoloca el del 37, que está pasado de fecha, pero podría ser de algún paseo», explica un miembro de la coordinadora.

Este descubrimiento ha llevado al grupo a solicitar una subvención a la Junta de Castilla y León para analizar nuevamente el terreno. Recientemente, en Rebolledo de la Torre se han recuperado los restos de tres jóvenes fusilados durante la Guerra Civil.

La ayuda para regresar a Estépar se centra en buscar en superficie, pero se hará alguna cata. Se analizará de nuevo el terreno para intentar localizar alguna fosa. Por eso todavía no se ha pedido el permiso para exhumar, no hay proyecto para ello porque todavía no saben lo que encontrarán. «La idea es regresar a Estépar cuando nos concedan la subvención y el permiso. La subvención la aprueba la Junta, pero el dinero viene del Gobierno», aclaran desde la coordinadora.

«Antes teníamos un convenio con el Ayuntamiento de Burgos, nos daban unos 20.000 o 25.000 euros todos los años, pero exclusivamente para excavar en Estépar, ya que muchos de los fusilados allí eran vecinos de la ciudad de Burgos. Aunque sabemos por informes de la cárcel que hubo fusilados de toda España. Ahora, desde que llegó Cristina Ayala a la Alcaldía con el pacto con Vox eso se ha acabado», explican desde la coordinadora.

La última ayuda que recibió este grupo que trabaja por la recuperación de la memoria histórica fue para el lugar de memoria que se construyó en el Cementerio de Burgos. Se hizo para honrar a aquellas cerca de 800 personas que acabaron inhumadas en una fosa del cementerio. «En la Alcaldía estaba Daniel de la Rosa, pero hay que señalar que las primeras ayudas que recibimos fueron con Javier Lacalle como alcalde. Ha sido esta nueva alcaldesa y el pacto PP-Vox lo que ha hecho que caigan las ayudas», sentencian.

Pero las labores con los cuerpos recuperados en Estépar continúa más allá del terreno. Las subvenciones también son imprescindibles para poder continuar con los trabajos de identificación mediante el ADN. «Esto vale muchísimo dinero, sin las ayudas no se podría seguir haciendo. Hay huesos que no están identificados y gente que sigue buscando a sus familiares. Algunos huesos recuperados es que ni dieron ADN. Desde el laboratorio nos han dicho que han estado analizando otras partes del hueso con otras técnicas y que hay casos en los que han dado resultado, así que se va a intentar de esta forma», explica Soledad Gallego.

Otro proyecto para el que la coordinadora ha pedido subvención es para volver a analizar los restos humanos que se extrajeron de la fosa de Ibeas de Juarros, La Paredeja. Este es, según reconocen, uno de los capítulos más frustrantes. En Ibeas se buscaba a siete personas, pero los resultados de ADN no coincidieron con los familiares que los buscaban. «Fue una decepción enorme», admiten al recordar cómo los restos, aunque recuperados, no lograron conectar con los descendientes.

«Teníamos ADN, les buscaban tres nietos y, al parecer, los resultados no dieron coincidencia», recuerda Gallego, «pero con esta nueva técnica, vamos a intentar otra vez analizar los restos». Se mandaron al laboratorio los restos de tres personas, los que más afines eran con las edades de las personas que se buscaban y no dieron o no arrojaron el suficiente ADN.

Por ello, se ha pedido subvención para volver a analizar los restos con nuevas técnicas de ADN. «Lo hacemos porque había testimonios de una saca de la cárcel de Burgos de personas muy significativas, entre ellos concejales o el que había sido director de la cárcel, el alcalde de Villarcayo, que era diputado en Madrid. Sacaron siete en una saca con dirección a Pamplona, normalmente, los que sacaban dirección Pamplona acababan en La Pedraja o en La Brújula, pero la fosa de La Pedraja se hizo poco después, por eso fue una decepción, por que no arrojaron resultado pese a que había tantos datos de esta saca», reconocen miembros de la coordinadora.

Además, es que en esta fosa aparecieron objetos de gente de dinero, llevaban zapatos, no como la gente a la que cogían del campo, por ejemplo.

Desde su creación en 2004, la Coordinadora por la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos ha estado encabezada por familiares, como Soledad Gallego, Chus Barcina, Pilar Maestu o Lourdes Sastre. «Nuestro fin siempre son las exhumaciones», destacan, pero actividades como las charlas en colegios e institutos con víctimas también son muy importantes.

Las exhumaciones no son solo un acto de justicia, sino también de sanación para las familias. «Cuando se identifica a un familiar sientes mucha alegría, pero también mucha pena, son sentimientos agridulces», describe uno de los miembros. Porque cada éxito y cada fracaso es compartido colectivamente, alimentando una red de apoyo que ha sido fundamental para todos para sostener esta lucha.

En todo este proceso, los lugares de memoria se han convertido en puntos de referencia importantes para las familias y la comunidad en general. «Tener un sitio donde honrar a nuestros seres queridos es una liberación», asegura Pilar.

Estos espacios no solo sirven para preservar el recuerdo de las víctimas, sino que también actúan como recordatorios de la barbarie y la importancia de la dignidad humana. Todos esos lugares de memoria perdurarán más allá de nosotros que, ahora mismo, somos los que guardamos el recuerdo de esas personas a las que hicieron desaparecer.

A pesar de las dificultades y las incertidumbres sobre el futuro de las subvenciones, la coordinadora está decidida a continuar su trabajo. «Habrá épocas con ayudas y otras sin ellas, pero seguiremos paso lo que pase», concluyen.

Su lucha por la memoria y la justicia sigue viva, impulsada por la convicción de que la verdad debe salir a la luz, por dolorosa que sea.

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• Guerra civil española 1936-1939
• Memoria histórica