«Otra vez están los controles de la Guardia Civil para ir a Aranda»

Después de la jornada de ocho horas como responsable de la parte técnica de preparación de productos de Michelin, el palentino José María González se montó en su coche –su rutina diaria– para conducir de vuelta a su ciudad, a Palencia. Pero ayer algo había cambiado ya. Volvían a estar los coches de la Guardia Civil vigilando las carreteras, como los meses duros de la pandemia. Y es que ayer volvía a estar confinada Aranda de Duero. «Esta mañana –por ayer– ya había controles. Y cuando he salido de trabajar había un par de coches de la Guardia Civil vigilando la autovía a Valladolid. Se vuelven a ver los controles como durante el confinamiento», relata José María González.

«La situación es delicada en el pueblo. Se ve menos tránsito de gente y en la estación de autobuses había controles. Sí que hay cierta preocupación por aquí. En Aranda se da mucho ambiente en la calle, es una ciudad de peñas, de salir, de muchas cuadrillas de amigos y mucho merendero y si no se es responsable en los entornos hogareños, pues puede pasar lo que ha pasado», analiza el palentino, que ve cómo se ha reforzado aún más la seguridad en la fábrica de neumáticos, tras los últimos rebrotes. «Michelin es muy estricta con eso. Todo el mundo con la mascarilla, que cumplan todas las normas sanitarias, evitando todo tipo de reuniones, etcétera», añade.

Volver a extremar, aún más, las medidas de seguridad dentro de la fábrica hace que se recuerden los meses duros, los que fueron de marzo a junio. «Se está reforzando la limpieza de los entornos comunes. Las puertas vuelven a estar todas abiertas para evitar que las manipule mucha gente. Todas esas cosas se han ido recuperando viendo cómo estaba todo», argumenta. También, se han vuelto a espaciar los turnos –con media hora entre medias– para que no confluya la gente. Y los turnos se dividen en tres partes por seguridad. «Esa sensación, ese nerviosismo, vuelve a estar. Yo no lo siento igual en Palencia, por ejemplo, donde la situación parece que está más controlada», añade.

«Cuando salió la noticia de que se iba a confinar la ciudad, se llenó la estación de autobuses, que suele haber muy poca gente, yéndose para todos los sitios. Y también hubo caravana de coches. Es curioso porque cuando pasó en Madrid, todos lo criticábamos y ahora cuando nos toca todos hacemos lo mismo», advierte, no sin razón, José María González.

Muchos compañeros le recriminan –en broma– porque él no está confinado, ya que viaja de Palencia a Aranda diariamente para ir a trabajar. «Alguno me decía que tenía morro por poder salir y yo le respondía que tengo doble nacionalidad. Que soy palentino-arandino, les argumentaba en broma», concluye José María González, que «recargaré las pilas el fin de semana y el lunes volveré a seguir empujando, que es lo que toca», concluye.