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Las focas y las ballenas del Ártico modifican su dieta por el cambio climático

Las focas y las ballenas del Ártico modifican su dieta por el cambio climático

Las primeras dedican más tiempo alimentarse, mientras que las segundas han sustituido el bacalao por especies que llegan del sur

COLPISA/AFP

Miércoles, 6 de marzo 2019, 19:35

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Las focas y las ballenas del Ártico se vieron obligadas a modificar sus hábitos alimentarios debido al calentamiento global, unos cambios que podrían determinar su capacidad para sobrevivir, según un estudio publicado este miércoles.

La foca ocelada y la beluga o ballena blanca cazan en zonas cubiertas por el hielo marino y más concretamente en el frente glaciar, en la zona en la que los glaciares limitan con el océano. Con el cambio climático, los investigadores quisieron saber cómo se adaptan los animales a la transformación de su hábitat, analizando datos con un intervalo de 20 años.

«El Ártico es el barómetro del cambio climático», según este estudio, publicado en la revista 'Royal Society Biology Letters'. «Con la velocidad de los cambios, que hace que la adaptación genética sea imposible», los investigadores partieron del principio de que la adaptación de los comportamientos, y en particular de los hábitos alimentarios, sería «probablemente la primera respuesta observable en los ecosistemas».

Para analizarlo observaron datos proporcionados por dispositivos fijados a las ballenas y las focas en dos periodos diferentes. Para las focas, compararon los datos de 28 individuos controlados entre 1996 y 2003, y entre 2010 y 2016; y para las ballenas blancas examinaron datos recabados en 18 ejemplares entre 1995 y 2001, y de 16 individuos entre 2013 y 2016.

Los datos mostraron que, hace 20 años, las dos especies pasaban la mitad de su tiempo buscando alimento en los frentes glaciares y su dieta estaba dominada por el bacalao polar. Pero ahora, las focas oceladas pasan «una parte significativamente más importante de su tiempo cerca de los frentes glaciares», en tanto que las belugas se trasladan a cazar a otros lugares. Las belugas «tienen un territorio más importante y pasan menos tiempo cerca de los glaciares y más en el centro de los fiordos», señala el estudio.

Los investigadores presumen que estos cetáceos modificaron su dieta aprovechando la llegada de nuevas especies de peces, que avanzan más al Norte debido al calentamiento de los océanos. La respuesta «flexible» que parecen adoptar las ballenas a la transformación de su hábitat «mejora sus posibilidades de adaptarse al cambio climático», consideran los investigadores, del Instituto Polar Noruego y de la Universidad de Tromso.

Por el contrario, «los frentes glaciares parecen servir de refugio a las focas oceladas», que se mantuvieron fieles a su dieta y están por tanto obligadas a pasar más tiempo buscando comida, lo cual «refleja una adaptabilidad y una resistencia limitadas».

Probablemente se trate de una mala noticia para esta especie, en un mundo que ya registra una temperatura 1 grado centígrado superior a la era preindustrial y que sigue aumentando. «Las especies y subpoblaciones que no son capaces de hacer estos cambios están destinadas a reducirse», advierte el estudio.

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