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Eloy García
El tabaco también daña el medio ambiente

El tabaco también daña el medio ambiente

Los médicos españoles destacan que los químicos usados en la fabricación persisten en los objetos o en las aguas residuales tras fumar un cigarrillo

Martes, 8 de enero 2019, 12:49

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha realizado recientemente una advertencia sobre los daños al medio ambiente que representa «el cultivo, curado, producción, transporte y distribución, tabaco de tercera mano y cuarta mano». Según destaca la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), ese daño medioambiental es desconocido por los fumadores, consumidores en general y los políticos.

El editorial de la revista cienfítica de esta sociedad médica explica que la planta del tabaco «necesita grandes cantidades de productos químicos y reguladores del crecimiento, lo que resulta nocivo para el medio ambiente, empobrece el suelo, conduce a la desforestación y perjudica la salud de los granjeros locales de países subdesarrollados». El artículo, firmado por el presidente de la Separ, Carlos Andrés Jiménez, y los especialistas en el área de tabaquismo, José Ignacio de Granda y Segismundo Solano Reina, apunta que «se necesitan 11,4 toneladas métricas al año de bosque para el curado de las hojas de tabaco. Además, una vez que se ha producido el tabaco, aún se necesita más para el empaquetado y el papel de cada cigarrillo».

«Aunque parezca que una plantación de tabaco reporta beneficios a los granjeros locales, en realidad se ha visto que las granjas dedicadas al cultivo del tabaco no son rentables y que la exposición mantenida a la planta del tabaco perjudica la salud de los granjeros, que acaban desarrollando la enfermedad del tabaco verde», explica el Carlos Andrés Jiménez. Esta afección se caracteriza por síntomas como náuseas, vómitos, cefalea, debilidad muscular y vértigo.

En la manipulación del tabaco, además de recursos naturales, se emplean «contaminantes como pesticidas, productos químicos, hielo seco, agentes decolorantes, papel, plásticos, acetatos, cartón y aluminio y, además, genera enfermedades». Según José Ignacio de Granda, estos componentes, al consumir el tabaco se acumulan en el polvo, las superficies, los objetos o las cortinas.

Riesgos de cáncer

El editorial de la Separ indica que estos contaminantes son muy perjudiciales para los niños «por su inmadurez inmunológica, desarrollo incompleto y tiempo de exposición», a lo que añade que, por este motivo, en España se ha visto que hay un aumento de riesgo de cáncer en menores.

Asimismo, los especialistas también denuncian que la nicotina y los productos de su degradación se encuentran en aguas residuales y pueden persistir en la plantas de reciclaje. De hecho, actualmente la nicotina presente en aguas residuales ya se está utilizando como marcador para averiguar el patrón de consumo de tabaco de distintas poblaciones.

Hasta dos tercios de las colillas del tabaco acaban en el medio ambiente. Esto es lo que se llama «tabaco de cuarta mano». De estas colillas no sólo son un problema los residuos tóxicos, sino también los productos químicos tóxicos que contienen y que acaban como basura que termina en las calles, desagües, el agua y el mar, y lo contaminan todo.

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