El 47% de los burgaleses están vacunados contra la viruela
La enfermedad se dio por erradicada en el año 1980 y la profilaxis salió del calendario vacunal
La viruela del mono ha vuelto a traer al presente una enfermedad que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio por erradicada el 8 de mayo de 1980 después de que el 9 de diciembre de 1979, una comisión mundial certificara que la viruela había desaparecido. La viruela fue la causante de una gran cantidad de muertes y su vacuna fue obligatoria en España desde 1921 hasta la década de los 70. A partir de 1970 su inoculación fue irregular y en 1980 dejó de administrarse.
Esta vacuna se inoculaba a todos los niños entre los 12 y los 15 meses y los expertos en salud afirman que las personas que recibieron esta vacuna están protegidas al 85% frente a la viruela del mono. En la Europa del siglo XVIII aproximadamente unas 400.000 personas morían al año afectadas por la viruela y, además, un tercio de los supervivientes desarrollaba ceguera.
En Burgos, el porcentaje de población protegida frente a la viruela es del 47%, estos son los mayores de 50 años que residen en la provincia según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Además, podría haber un porcentaje de burgaleses de entre 50 y 45 años que tuviesen la vacuna también en esos últimos años de administración cuando su inoculación fue más irregular.
Y aunque en este caso la edad de la población juega a favor de Burgos, el hospital de la capital cuenta con recursos por si fuese necesario la hospitalización de algún paciente. El tratamiento hospitalario está indicado, según el protocolo del Ministerio de Sanidad, en habitaciones de presión negativa. El HUBU cuenta con 30 habitaciones de estas características y que ya estuvieron preparadas para una pandemia de ébola en 2014 que nunca llegó a producirse.
De momento, no hay ningún caso sospecho ni en Burgos ni en Castilla y León y no ha sido necesario enviar ninguna muestra al Centro Nacional de Microbiología de Majadahonda, donde se completan todos los diagnósticos nacionales.
Las características clínicas de la viruela del mono son:
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El período de incubación es de 6 a 16 días, pero puede oscilar entre 5 y 21 días. El cuadro clínico clásico inicial descrito hasta este brote suele incluir fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, linfadenopatías y cansancio. -
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Entre 1 y 5 días después de la aparición de la fiebre, se desarrolla una erupción, que a menudo comienza en la cara y luego se extiende a otras partes del cuerpo. La erupción tiende a concentrarse más en la cara y las extremidades que en el tronco. -
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Los síntomas suelen durar entre 2 a 4 semanas. Los casos graves ocurren con mayor frecuencia entre los niños, adultos jóvenes y personas inmunocomprometidas y están relacionados con el grado de exposición al virus -
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Las complicaciones pueden incluir infecciones bacterianas secundarias, bronconeumonía, sepsis, encefalitis e infección de la córnea con la consiguiente pérdida de visión. -
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Su presentación clínica es más leve que la viruela, y se ha documentado que la tasa de letalidad para el lado de África occidental es de alrededor del 1 %, mientras que para el lado de la cuenca del Congo puede llegar al 10 %. -
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La rápida detección de nuevos casos es fundamental para cortar posibles cadenas de transmisión.
A la espera de saber qué ocurrirá con una posible compra de vacunas frente a la viruela, la manera más sencilla de saber si se recibió este pinchazo es consultando la cartilla de vacunación y, aunque quizás menos ortodoxa, también puede saberse comprobando si se porta en la parte superior del brazo la particular cicatriz que dejaba (redonda y del tamaño de una moneda) ya que su administración se llevaba a cabo con una aguja bifurcada que requería dos pinchazos. Aunque es cierto que esta marca podría confundirse con la que dejaba la vacuna de la tuberculosis, similar pero más pequeña.