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La presión asistencial del HUBU ha ido incrementándose paulatinamente en las últimas semanas. PCR

La UCI de Burgos mantiene de momento el control de la covid con pacientes más jóvenes y con síntomas menos severos

La edad media de los ingresados se ha reducido en alrededor de una década respecto al pico de la pandemia | Por norma general, los ingresos están respondiendo mejor a los tratamientos | Sin embargo, continúa el goteo de nuevos pacientes y en cualquier momento será necesario adaptar un segundo espacio a enfermos covid

Domingo, 13 de septiembre 2020, 09:03

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A la vista está que nada tiene que ver la situación que atravesó la UCI del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) durante el pico de la primera ola de la pandemia de la covid-19 con la que está atravesando ahora mismo. Pero eso no significa que la covid haya desaparecido. Ni mucho menos. De hecho, desde el primer ingreso, registrado allá por el mes de marzo, la unidad de críticos del HUBU, única en la provincia, no ha conseguido liberarse de pacientes covid. Y en las últimas semanas, se ha registrado un repunte.

Eso sí, el perfil de los pacientes ha cambiado sensiblemente. Tal y como explican a grandes rasgos el responsable de la unidad, José Antonio Fernández Ratero, y el coordinador de la misma, Sergio Ossa, los pacientes de esta segunda ola son más jóvenes, presentan patologías menos graves, responden mejor a los tratamientos y permanecen menos tiempo de media en la UCI.

Por partes. Desde que comenzó la segunda ola -el primer ingreso tras el pico de la pandemia se registró el 20 de julio-, un total de 22 pacientes han sido derivados a la UCI. Es una cifra considerable, sí, pero muy alejada de la registrada entre finales de marzo y principios de abril, cuando se llegaron a contabilizar hasta 58 pacientes covid a la vez. En aquel momento «llegaban cuatro o cinco pacientes todos los días», explica Fernández Ratero. Ahora, sin embargo, el ingreso es un goteo y hay muchos días en los que no hay pacientes nuevos. «El volumen de pacientes ha ido aumentando, pero de manera progresiva», una situación muy alejada de la explosión de marzo, explica el responsable de la unidad.

Esa circunstancia, abunda, está permitiendo a los profesionales tratar a los pacientes de una manera más dedicada y, a la postre, controlar mejor la situación. En este sentido, también está ayudando el mejor conocimiento que se tiene de la enfermedad. «Los protocolos y procedimientos han ido adaptándose» a medida que se conocían más detalles al respecto, y, en términos generales, los pacientes «están respondiendo mejor al tratamiento». De hecho, subraya Fernández Ratero, desde que comenzó esta segunda ola, «no ha fallecido ninguno de los pacientes que han ido ingresando». Eso, destaca, «es una gran noticia».

En este sentido, el responsable de la UCI explica que el perfil del ingresado ahora mismo es el de una persona de entre 40 y 50 años de edad, relativamente sana y sin patologías previas, aunque obviamente ha habido pacientes que se salen de ese perfil. Por ejemplo, hace escasas fechas fue ingresada una mujer de 35 años, la más joven de esta segunda ola. También ha habido dos ingresos por otras patologías que arrojaron resultado positivo en covid y que, por lo tanto, tuvieron que ser ingresadas en el espacio dedicado a tal efecto.

Sea como fuere, la edad media se ha visto reducida en aproximadamente una década respecto al perfil de paciente registrado en el pico de la pandemia. Y eso no es baladí. Además, los pacientes ingresan ahora mismo con cuadros menos agresivos. «No sabemos muy bien por qué, pero lo cierto es que por norma general presentan menos inflamación de los pulmones».

Eso, explica, facilita el tratamiento, ya que apenas se está teniendo que recurrir a intubaciones invasivas. Así, de todos los pacientes ingresados en esta segunda ola, sólo dos han tenido que ser intubados, mientras que en marzo y abril, hubo de intubar a alrededor del 80% de los pacientes. De esta forma, la mayoría de los actuales pacientes superan su paso por la UCI con ventilación mecánica sin anestesia general, por lo que los tiempos de recuperación se han reducido considerablemente. En el pico de la pandemia, cada paciente pasaba una media de 9,5 días ingresado en UCI -la media se desvía por la presencia de un puñado de ingresos muy largos-. Hoy, esa media se acerca más a los 5 días.

A la espera de la evolución

En todo caso, la situación «es muy cambiante» y en la unidad de críticos están preparados para lo que pueda llegar. De momento, la unidad mantiene operativo para covid sólo uno de los tres espacios en los que está seccionada, pero en el momento en el que sea necesario se habilitará el resto. «De momento aguantamos, ya que el escenario es más positivo que en marzo y abril, pero sigue incrementándose la presión hospitalaria día a día».

La pregunta en este punto es obvia. ¿Qué esperan los profesionales de la UCI de cara a los próximos meses? «No estamos en condiciones de aventurar nada, ya que esta es la enfermedad de las incertidumbres. Por ejemplo, nadie hablaba de un recrudecimiento en agosto y mira lo que ha pasado», afirma Fernández Ratero.

Sin embargo, la experiencia obliga a mostrarse muy prudente. «Siempre tenemos una mayor presión asistencial en otoño e invierno por la incidencia de la gripe y otras infecciones respiratorias, así que lo razonable es pensar que soportaremos una mayor presión». Entonces, ¿puede volver a vivirse un escenario como el de marzo o abril? «Ahora no nos pilla por sorpresa, pero dependerá en gran medida de la evolución de la pandemia, que puede ser progresiva, presentar un relieve de dientes de sierra o tener otra explosión». En todo caso, concluye el responsable de la UCI, los profesionales sanitarios están preparados para cualquiera de esos escenarios.

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