La incertidumbre por el futuro de los cultivos protagoniza la campaña de riego
Los agricultores lamentan la falta de rentabilidad en una práctica que supone una muy alta inversión
El regadío afronta una campaña «normal», sin problemas de suministro de agua, pero con una fuerte incertidumbre sobre el futuro de sus cultivos. La crisis que vive la remolacha, que ha provocado que la superficie se haya desplomado más del 40% en Castilla y León, y la falta de rentabilidad de la producción de maíz, ha llevado a los agricultores a plantearse con temor, hacia dónde va el futuro de este tipo de práctica.
Los cultivos hortícolas han ganado cierto terreno, pero todavía están muy alejados de ser una apuesta generalizada. Los regantes, además, se enfrentan a inversiones importantes, tanto las realizadas en las obras de modernización de las diferentes comunidades, como las acometidas en las propias parcelas. Por ello, a pesar de que las dificultades de la sequía vivida en años como 2022 y 2023 ya han pasado, y tanto 2024 como en este ejercicio, los problemas de falta de agua han desaparecido, defienden que «las preocupaciones» no dan tregua y es necesario definir el futuro de este tipo de práctica agropecuaria.
La campaña de riego, que comenzó el 1 de abril y se prolongará hasta el 30 de septiembre, «se está realizando bien, se puede calificar como una campaña normal, tirando a buena», revela el presidente de la Comunicad de Regantes del Canal Toro-Zamora, Pedro Pablo Ballesteros. El agricultor apunta a que el mayor problema está en la elección de un cultivo que sea rentable. «La remolacha ha caído en picado y la gente se ha ido a cultivos tradicionales. Otros, los que han podido porque les han hecho contrato, han entrado en cultivos hortícolas, que desde que estamos modernizados en esta zona se ha notado que ha entrado con más fuerza», explica. En cualquier caso, detalla que sigue primando el cultivo de maíz, alfalfa y algo de remolacha, ya que «no todo el mundo siembra esos cultivos hortícolas, ya que o la tierra no se lo permite o no llegan a hacer los contratos, o por desconocimiento de esta producción».
Por su parte, el presidente de la Comunidad de Regantes del Canal de Pisuerga-Bajo Duero, Luis Alberto Nebreda, considera que su campaña está siendo «normal y bastante tranquila», pero precisa que «no hay abundancia» de cultivos en verde. «El hecho de que la superficie de remolacha haya bajado tanto, ha hecho que los productores primen más la apuesta por el cereal, cultivos en los que se trabaja menos y se tenga menos dependencia. La alfalfa tampoco está en expansión ya que los forrajes están bajos en los últimos años, ni el maíz. No hay cultivo en verde que despunte y sea apetecible para que el agricultor amplíe superficie», lamenta. Algo en lo que coincide con Ballesteros, quien añade que los costes de producción no cuadran con el precio al que se vende la tonelada de producto. «Hay un problema a la hora de buscar un cultivo que sea rentable. Se va a crear una gran incertidumbre de cara a la sementera de otoño», recalca el agricultor.
Los presidentes de ambas comunidades de regantes coinciden en que el regadío se enfrenta a unos muy altos costes, marcados por las inversiones vinculadas a la modernización de los sistemas. «El regadío tiene unos gastos fijos mayores, al revertir el coste de las obras, con convenio a 50 años y, luego, particularmente, cada propietario ha tenido que emplear un montón de dinero en infraestructuras, bien sea cobertura enterrada o aérea», incide Pedro Pablo Ballesteros. Algo que, en su opinión, provoca que el riego tenga «una mayor incertidumbre que el resto». Por su parte, Luis Alberto Nebreda refrenda ese mismo argumento, insistiendo en que la producción de regadío tiene un futuro «complejo», al no tener «ningún cultivo que sustente con fuerza los gastos».
En el plano del suministro, los embalses de la cuenca gestionados por la Confederación Hidrográfica del Duero se sitúan al 70,4% de su capacidad, ocho puntos por encima de la media de la última década y uno menos que hace un año. La reserva por sistemas establece que en León (Villameca, Barrios de Luna, Porma y Riaño), los Sistemas Esla y Órbigo se encuentran al 65,6%; en Palencia (Camporredondo y Compuerto), el Sistema Carrión se sitúa al 63,1%; también en Palencia (Cervera-Ruesga, La Requejada y Aguilar de Campoo), el Sistema Pisuerga está al 78,8%. En Burgos (Arlanzón y Uzquiza), el Sistema Arlanza almacena el 77,8%. En Soria (Cuerda del Pozo), el Sistema Alto Duero está al 80,5%; en Segovia (Linares del Arroyo y El Pontón Alto), el Sistema Riaza-Duratón y Cega Eresma-Adaja se sitúa al 69,1%; en Ávila (Castro de las Cogotas), el Sistema Cega-Eresma-Adaja está al 80,8%; Salamanca (Santa Teresa), Sistema Tormes, al 77,6% y el Sistema Águeda, al 49,1%.
Alternativas
El presidente de la Comunidad de Regantes del Canal Pisuerga- Bajo Duero espera que la situación actual de caída en picado de precios que viven los cultivos sea «pasajera» y se consiga remontar en un futuro próximo. «Esperemos que esto cambie porque si no, sujetar esto es muy difícil», insiste Luis Alberto Nebreda. En este sentido, asume que el secano también vive momentos complicados con la depreciación del producto, pero defiende que «en esta vida puedes no ganar, pero trabajar y perder dinero es inviable», aludiendo a los mayores gastos. El regante ve difíciles las alternativas, al considerar que en la comunidad «el abanico es muy corto», aludiendo a la remolacha, alfalfa y maíz. En el panorama actual ve «difícil de sujetar todos los costes», ya que en su zona, el suelo «no es muy fácil» para cultivos hortícolas.
