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Felip Ariza
Lo que la nevera, la aspiradora y la tele saben de ti

Lo que la nevera, la aspiradora y la tele saben de ti

Aunque se trate de electrodomésticos, estos aparatos toman vida para recopilar datos de sus propietarios

Sábado, 15 de febrero 2020

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Si un día al llegar a casa se encontrase a una persona paseándose por el pasillo, a otra sentada en el salón esperando órdenes y a una tercera en la cocina recordándole que tiene que hacer la compra, seguramente entraría en pánico. Pues bien, esto es lo que hace su aspiradora inteligente, el asistente virtual o la nevera de última generación que se compró. Aunque se trate de electrodomésticos, estos aparatos toman vida para recopilar datos sobre nosotros.

Los dispositivos domóticos esconden en su interior sensores para captar información sobre los propietarios (edad, nivel socioeconómico, género...) y sus hábitos (cuándo se van de vacaciones, cuándo comen o duermen...) y mejorar así sus prestaciones. Forman parte del Internet de las Cosas ('IoT', por sus siglas en inglés), un concepto basado en la idea de un mundo lleno de dispositivos interconectados que ha revolucionado la manera de entender y gestionar las empresas, el consumo, o incluso los gobiernos.

Según un informe realizado por Business Insider, el número de dispositivos 'IoT' alcanzará las 64.000 unidades en 2025, seis veces más que en 2018. Estos aparatos nacieron con la idea de hacernos la vida más fácil: cuantos más dispositivos se dediquen a realizar las tareas del día, más libertad tendrá el propietario para dedicarse a otras cosas, ahorrar energía y reducir gastos.

Lo que ocurre es que esta permanente conexión a la red no sale gratis. «Hoy en día, todos los dispositivos llevan sensores que pueden capturar información del entorno. Y si además están conectados a internet, nuestros datos están siendo enviados, ya sea a centros de control para analizarlos y ofrecer a los usuarios un mejor servicio; o a terceros por motivos de negocio», explica Marta Beltrán, profesora e investigadora de Ciberseguridad en la Universidad Rey Juan Carlos.

El debate se reabre cada vez que salta a los informativos una noticia en la que la privacidad se ve comprometida. Ocurrió con el robot de cocina que lleva un micrófono oculto incorporado y con la del asistente virtual que guarda las conversaciones para siempre. Actualmente, no hay una certificación específica respecto a la venta de los dispositivos IoT. «Sí que existe un Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) que regula la privacidad de datos personales a nivel europeo; pero en la parte de domótica e IoT todavía queda mucho por hacer», admite Beltrán.

Atajar el problema no es sencillo, especialmente dada la velocidad a la que evoluciona la tecnología. Los expertos coinciden en que tiene que ser una labor conjunta. «Los fabricantes de dispositivos IoT y los desarrolladores de sus 'apps' correspondientes deberían incorporar políticas de privacidad respetuosas desde el diseño, siguiendo los principios de minimización, transparencia y control», considera la experta. Es decir, recoger la cantidad mínima de datos necesaria para el buen funcionamiento del aparato; informar claramente al consumidor de qué datos se recogen, por qué esos y no otros; para qué se usan y cómo se procesan, sin caer en textos excesivamente largos o un lenguaje incomprensible. También se deberían facilitar las herramientas para poder cambiar un consentimiento que se que dio en un momento dado o borrar los datos cedidos cuando uno quiera.

Por su parte, la especialista recomienda que los usuarios hagan un ejercicio de concienciación, esforzándose por entender las políticas de privacidad y sensibilizándose sobre la importancia de su privacidad personal y la de su hogar, sobre todo si hay menores. «No todos los dispositivos son iguales ni recogen los mismos datos. Depende mucho de la marca, el modelo y la gama, por eso es importante interesarse sobre cuáles de los que tenemos en casa están conectados a internet, qué datos personales recogen, cuándo hemos dado nuestro consentimiento y quién tiene esa información», concluye Beltrán.

¿Qué sabe de mí...?

  1. La nevera

Puede saber el grado de humedad, la temperatura y si está abierta o cerrada (por la luz). Si es de gama alta, además conoce el nivel de ocupación (cuando está medio vacía te recuerda ir a comprar). De todo ello infiere el número de inquilinos, su género, edad y sus horarios de sueño y alimentación.

  1. La aspiradora

Si es autónoma, durante su recorrido puede trazar un plano de la casa y de los muebles grandes. Se supone que es para que no se choque con todo, pero esta información sobre el tamaño del domicilio, el número de habitaciones o el tipo de mobiliario puede llegar al fabricante a través de la app a la que está conectada.

  1. La televisión

Su conexión a internet, le permite conocer el contenido y los horarios de consumo diario. Con el micrófono puede capturar conversaciones con fines de publicidad dirigida, y a través de la cámara sabe cuántas personas viven en la casa, su edad, género y desde dónde ven la tele.

  1. El asistente virtual

Obtiene todo tipo de información a través de los sensores, cámaras y micrófonos que tiene instalados. Al estar encendido todo el tiempo y poder comunicarnos con con él, pueden obtener e inferir más información que cualquier otro dispositivo inteligente de la casa.

  1. El contador de la luz

A partir de la cantidad de energía consumida y el número de enchufes que hay en la vivienda, deduce el tamaño del domicilio, número de habitaciones e inquilinos, nivel socioeconómico, género, edad, hábitos de sueño y trabajo, períodos vacacionales y kilómetros diarios realizados (si se enchufa un coche eléctrico).

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