2.521 muertos en Burgos por covid en cinco años: las cifras de la pandemia

2.521 muertos en la provincia de Burgos. 1.047.551 pruebas de detección realizadas. 148.464 enfermos de covid. Y cinco años de un estado de alarma que paralizó Burgos, el país y a gran parte del mundo por un virus que se expandía a gran velocidad dejando a su paso fallecidos y hospitales colapsados. Era el Sars-Cov-2, más conocido como covid-19.

El viernes 13 de marzo de 2020 la vida como la conocíamos saltó por los aires. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciaba que decretaba el estado de alarma para que entrase en vigor el 14 de marzo, sábado, y la vida en Burgos, como en el resto del país, se paralizó. En aquella jornada de sábado se ordenó a la población permanecer en sus domicilios salvo para aquellas cosas consideradas de primera necesidad.

Mientras tanto, el HUBU registraba la segunda muerte a causa de la enfermedad en la provincia. Esta segunda víctima mortal fue una mujer de 101 años, la primera en la capital, tras el fallecimiento el día anterior de otra mujer de 89 años en el hospital Santiago Apóstol de Miranda de Ebro.

Ese 14 de marzo en el que el país se paralizó, en Burgos la Junta de Castilla y León notificó 23 casos positivos de coronavirus, varios de ellos localizados en el área de Aranda de Duero, que hasta ese momento se había mantenido ajena a la pandemia. Con esos nuevos contagios, la provincia sumaba 113 casos y se confirmaba como la más afectada de toda Castilla y León.

En ese momento el país libraba la primera ola de la peor crisis sanitaria de la era moderna. Quince días después, el confinamiento domiciliario se recrudeció, cuando desde el Gobierno se endureció. Desde el 31 de marzo y, en principio, hasta el 9 de abril, la limitación de movimientos fue total salvo para los trabajadores que fueron considerados esenciales.

El Hospital Universitario de Burgos tomaba decisiones y, en previsión a lo que pudiese pasar, ampliaba la zona reservada para pacientes con covid-19. A la zona de aislamiento inicial, la 7H, se le sumó la planta 4 del bloque H.

Daniel de la Rosa, con el equipo de gobierno municipal, blindó la ciudad. Todas las actividades desarrolladas por el Ayuntamiento de Burgos, incluida la institucional, a excepción de la considerada estrictamente necesaria para el mantenimiento de los servicios mínimos fundamentales, quedaron suspendidas. Además, se estableció un protocolo para la restricción del acceso y la movilidad en los mercados municipales, que permanecieron abiertos por ser considerados esenciales.

Con un escenario que no conocíamos las calles se vaciaron por completo. El silencio se podía escuchar y solo los aplausos que cada tarde a las 20:00 congregaba a los burgaleses en sus ventanas y balcones rompía con ese silencio estremecedor. Las calles se convirtieron entonces en la fotografía perfecta de la realidad que vivíamos: silencio, soledad, miedo.

Tras cinco años, los datos que ofrece la Junta de Castilla y León (a fecha de 26 de febrero, que es la última de la que comparten datos) es de 148.464 personas contagiadas por el covid-19. Una cifra a la que nadie imaginaba que se llegaría cuando el 2 de marzo de 2020 se hizo oficial el primer positivo de la provincia (un día después de haber confirmado el contagio). Se trataba de un varón de 52 años que fue ingresado en el Hospital Santiago Apóstol de Miranda de Ebro. Era natural de la localidad riojana de Haro y un funeral en Vitoria fue el foco del contagio.

En los hospitales de Burgos, y siempre según los datos de la Junta de Castilla y León, perdieron la vida 2.315 personas desde el 18 de marzo de 2020. De ellos, 1.741 lo hicieron en el Hospital Universitario de Burgos, 290 perdieron la vida en el Santiago Apóstol de Miranda de Ebro, y otras 284 personas lo hicieron en el hospital Santos Reyes de Aranda de Duero.

En la actualidad no hay ningún paciente con covid-19 hospitalizado en la planta de ninguno de los tres hospitales, sin embargo sí hay una persona con covid-19 en la UCI del HUBU. Además, el HUBU ha dado el alta a 7.048 pacientes hospitalizados con con covid, mientras que en el hospital de Miranda la cifra es de 1.350 y en el de Aranda 1.043 personas pudieron abandonar el centro hospitalario tras superar la enfermedad.

Además, también hubo fallecimientos en las residencias de mayores, donde los contagios se dispararon a pesar de las medidas de aislamiento y contención promulgadas por la Consejería de Sanidad de la Junta. En estos centros se estima que fallecieron, al menos, 428 personas con covid confirmado y otras 109 con síntomas compatibles con la enfermedad. Sin embargo, estos datos llevan sin actualizarse desde el 20 de junio de 2023.

Tras los problemas iniciales para poder realizar pruebas diagnósticas por la falta de reactivos para el Sars-Cov-2, el laboratorio de microbiología del HUBU ha llevado a cabo más de un millón de pruebas de detección del virus. Hasta el último día de febrero de 2025 se han llevado a cabo 573.459 PCR, 395.501 test de antígenos y 78.591 pruebas de anticuerpos.

Tras los primeros meses de medidas estrictas, poco a poco se fue volviendo a la denominada 'nueva normalidad'. La fase 1 de la desescalada de medidas comenzó en la provincia el 11 de mayo para los habitantes de las zonas básicas de salud que cumplían los requisitos para cambiar de fase.

En esta fase 1 llegaron los reencuentros con los seres queridos, las compras sin cita previa, las terrazas (con límite de aforo, eso sí) o la asistencia a entierros, velatorios o a la iglesia. La fase 2 llego el 8 de junio. A diferencia de lo que había ocurrido con la primera fase de la desescalada toda la provincia entró en ella de la mano. Los cambios de esta segunda fase pasaban, en su mayoría, por la ampliación de los permisos obtenidos en la primera. Pudieron retomarse las bodas y, además, se reabrían al público general las piscinas públicas cubiertas.

Apenas una semana después, el 15 de junio, llegaba la fase 3. En esta fase no permitieron todavía el viaje entre provincias, ni el consumo en barra en los bares, pero sí continuaban aumentando los aforos de aquellas actividades ya abiertas. La nueva normalidad llegó el 21 de junio, y con ella la mascarilla obligatoria.

Después, llegaron nuevas olas de contagios, variantes del virus y nuevos confinamientos y toques de queda. Llegaron también las vacunas, el 30 de diciembre Roberto Núñez, de 87 años y residente del complejo asistencial de Fuentes Blancas, extendió el brazo para ser el primer burgalés en recibirla. Costó todavía muchos meses y muchos pinchazos comenzar a retomar la normalidad. La vuelta a los centros de trabajo y a las aulas, la vida en la calle, los bares y los alojamientos hoteleros.

1.826 días después, la covid-19 apenas tiene incidencia en la vida diaria de los burgaleses. Las mascarillas parecen haber llegado para quedarse en época de infecciones respiratorias y los test de diagnóstico ya no son ajenos a los ciudadanos de a pie. 1.826 el estado de alarma y el confinamiento es tan solo un (cada vez más) lejano recuerdo.

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