
El Curpillos llena de vida el Paseo de La Quinta bajo un sol abrasador
Burgaleses y peñistas se reunieron para celebrar una de las fiestas populares más multitudinarias de la ciudad
De nuevo un Curpillos sin Parral, pero por segundo año consecutivo el Paseo de La Quinta se convirtió en el centro neurálgico de la celebración de la tradicional fiesta del Curpillos. Y es que como ya ocurriese el pasado año, la asistencia ha sido masiva al Paseo de La Quinta, que desde primeras horas de la mañana rebosaba de ambiente festivo. El sol brillaba con fuerza y las altas temperaturas no han sido obstáculo para que miles de burgaleses se congregaran en la amplia campa central.
Desde temprano, peñistas y ciudadanos se concentraban en torno a las barras de las peñas, donde las primeras bebidas comenzaban a servirse. A ambos lados del paseo, entre puestos de pinchos y el mercadillo, predominaba un público joven que, sobre mantas, toallas y otros textiles, se entregaba a la fiesta con entusiasmo.
@burgosconecta De Las Huelgas a la Quinta, de lo religioso a lo profano. Así ha vivido Burgos El Curpillos o el Corpus Chico, una de sus fiestas más genuinas. 🎉 ℹ️ En el enlace de la biografía te dejamos toda la información de este día con más fotos y vídeos. #curpillos #fiesta #burgos ♬ sonido original - BURGOSconecta
La organización, muy consciente del calor, había dispuesto fuentes, zonas de sombra, bancos y servicios distribuidos a lo largo de los más de 800 metros que ocupaban las casetas. Además, se regó el terreno para tratar de evitar el polvo, algo que solo se consiguió a medias.
El acceso a La Quinta se organizó por tres puntos: Capiscol, el puente de la autovía y por El Plantío, donde la pasarela provisional se convirtió en el camino de ida a la fiesta, mientras que el puente peatonal tradicional ejercía de puerta de salida.
Ataviados con la indumentaria de sus peñas, con camisetas identificativas de los diferentes grupos de amigos o portando la camiseta del Burgos CF, La Quinta se llenaba de color. Las gorras, sombreros y abanicos fueron los complementos ideales para sofocar el calor que se dejaba notar a pesar de la sombra y de ser Burgos.
37 peñas y aproximadamente mil personas preparando y sirviendo pinchos no daban abasto cuando, sobre las 14:30, las colas se formaban a buen ritmo para hacerse con las viandas más preciadas: morcilla, chorizo, morro, panceta, tortilla…
El Curpillos volvió a demostrar su fuerza como celebración popular, con una jornada marcada por la música de las charangas, el reencuentro con amigos, el sabor a tradición y un ambiente inmejorable a pesar del calor. La Quinta se consolida como un escenario natural y cómodo para disfrutar de una jira que sigue siendo, año tras año, una de las citas imprescindibles del calendario festivo burgalés.
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