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La investigación abierta por parte de la Policía Nacional de Burgos sobre las actividades de un joven detenido en 2023 por un caso de extorsión online sobre una menor de edad ha permitido obtener pruebas e indicios de numerosos delitos de carácter sexual no conocidos previamente.
Según informan fuentes de la Comisaría de Burgos, la investigación comenzó hace ahora tres años, en enero de 2022, cuando una joven burgalesa denunció que un varón había estado exigiéndole fotografías sexuales durante unos cuatro años, cuando la denunciante tenía sólo la edad de 14.
De acuerdo a su testimonio, el sujeto se aprovechó durante todo ese tiempo del anonimato de las redes sociales, en este caso Instagram, para extorsionar de manera reiterada a la joven. Así, tras un primer contacto virtual, el posteriormente detenido mensajeó a su víctima, indicándole que disponía de una «fotografía comprometedora suya», y le exigió el envío de una imagen sexual, como contrapartida para no publicar en las redes sociales la que decía ya poseer. La entonces menor sucumbió a dicha coacción por temor a que el autor cumpliera sus amenazas.
Desde ese momento, la joven se vio envuelta en un bucle de chantajes que fue haciéndose más grave con el paso del tiempo. La exigencia de fotografías de contenido sexual derivó en solicitud de vídeos, y posteriormente en la petición a la menor para que grabara y difundiera en directo escenas sexuales muy concretas, todo a petición del acosador.
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Además, explicó que las coacciones se hicieron extensivas a varias amigas de su círculo cercano, a quienes este individuo decía conocer. En varias ocasiones, el investigado le propuso mantener encuentros sexuales reales, para lo que le citaba en lugares públicos y céntricos de la ciudad, extremo a lo que ella nunca accedió. Incluso, llegó al punto de solicitarle dinero como contrapartida para no divulgar las imágenes sexuales obtenidas.
Estas conductas son conocidas con el nombre de «sextorsión», y tienen encaje legal en varios tipos penales, como son las amenazas o las coacciones. Fruto de su traumática experiencia, la joven manifestó haber sufrido episodios continuos de ansiedad, estrés, incertidumbre y miedo.
Tras varios meses de laboriosa investigación, dificultada por el elevado número de cuentas en redes sociales que empleaba el investigado, cuentas que además eliminaba de manera periódica para evitar su control y seguimiento, finalmente a mediados de 2023 se lograba descubrir su identidad real. Se trataba de un joven de entre 20 y 30 años residente en una vivienda situada en el centro histórico de la capital.
El operativo policial que permitió la explotación de la Operación 'kilero' fue llevado a cabo el 8 de junio de 2023. El desarrollo del mismo permitió la localización y detención del joven investigado, acusado de un delito de coacciones.
A mayores, los agentes obtuvieron un número elevado de evidencias sobre la extorsión cometida sobre la joven que denunció los hechos durante el registro domiciliario practicado entonces. Un registro en el que también aparecieron indicios que podrían apuntar a la existencia de más víctimas.
Así, la investigación no se consideró terminada en ese punto. Al contrario, esta diligencia ha permitido a los investigadores de la Policía Nacional de Burgos continuar dando forma y contenido a las sólidas sospechas sobre la existencia de muchas más víctimas tanto en España como en América Latina.
En este sentido, en su domicilio fueron hallados tres teléfonos móviles inteligentes, y la localización, extracción y análisis de imágenes, vídeos y otros datos con todas las garantías procesales ha extendido la investigación hasta hoy.
Hace escasos días que la Policía Nacional ha recibido los resultados del contenido del último de los teléfonos móviles con los que operaba el detenido. Las evidencias digitales, puestas ya en conocimiento del Juzgado que instruye esta causa, confirman la especialización delictiva del joven arrestado, que le llevó a la creación y participación en grupos cerrados de la red social Telegram, especialmente utilizados para compartir material pornográfico de alto contenido sexual.
Para mayor constancia y gravedad de las conductas halladas, las nuevas pruebas han puesto de manifiesto que en dichos grupos –de acceso cerrado- el detenido instruía a otros usuarios en técnicas y protocolos de acoso, y compartía sus experiencias y su continua práctica delictiva en orden a conseguir el éxito de sus chantajes.
Estas últimas evidencias, desconocidas en el momento de su detención, resultan de especial relevancia penal, y son las que han permitido imputarle los delitos de corrupción de menores y abusos sexuales a menores de 16 años.
Este joven – que carecía de antecedentes policiales previos a su detención- fue enviado a prisión preventiva por orden del Juzgado de Instrucción que conoce y coordina la investigación, y continúa ingresado tras año y medio en prisión, a la espera de la celebración del juicio oral que determine sus responsabilidades frente a la Justicia.
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