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Exteriores del Centro Deportivo José Luis Talamillo. BC
Incertidumbre en la plantilla del Talamillo tras 19 días en un ERTE sin aprobar

Incertidumbre en la plantilla del Talamillo tras 19 días en un ERTE sin aprobar

Los trabajadores aseguran que el 1 de abril la empresa les dijo que entrarían en otro ERTE por fuerza mayor, pero se ha denegado. Ahora quieren negociar otro ERTE por causas económicas y con carácter retroactivo, pero no está fijada esa negociación. Desde 2019 la plantilla se ha reducido en más de 10 trabajadores

Miércoles, 20 de abril 2022, 07:22

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La decisión unilateral que tomó Supera, la concesionaria de la gestión de las instalaciones municipales del Centro Deportivo José Luis Talamillo de Burgos, no solo tiene consecuencias para los socios o a nivel de las relaciones con el Ayuntamiento. El Consistorio ha incoado expediente sancionador a la empresa, que mantiene desde el 11 de marzo la piscina y el spa cerrados por «inasumibles costes energéticos». Esta decisión también ha afectado a la plantilla y a sus condiciones laborales.

La empresa Supera avisó a sus trabajadores mediante un correo electrónico de que había una reunión urgente. Fue entonces cuando avisaron de que cerraban la piscina y el spa, asegura uno de los trabajadores del José Luis Talamillo, «además, nos informaron de que despedían a unos nueve o diez trabajadores con contratos temporales. Al día siguiente, los echaron».

Trabajadores indefinidos

La situación de los trabajadores con contratos indefinidos también se ha resentido, «a todos nos han reducido horas de trabajo. En limpieza han quitado horas, al que tenía socorrismo y clases dirigidas le han quitado horas», explica este trabajador. Desde la plantilla se lamenta que no haya ningún trabajador a jornada completa.

Ahora mismo son menos de 22 trabajadores en el José Luis Talamillo, a finales de 2019 eran unos 35, según asegura este empleado, «esa cifra es la habitual». Pero no confía en que se recupere plantilla, «llevamos dos años sin un monitor en sala, la persona que te orienta cuando estás en las máquinas, no creo que lo vuelva a haber». El máximo problema que se le presenta ahora a la plantilla es la «incertidumbre», asegura.

Algunas fuentes apuntan a que se podría haber optado por reabrir la piscina en las primeras semanas de mayo, pero oficialmente la plantilla no tiene constancia de ello.

Denegado el ERTE por fuerza mayor

La empresa le ha asegurado a la plantilla que, desde el 1 de abril, momento en que concluía el ERTE por la covid-19, entrarían en otro ERTE por fuerza mayor. «El problema es que este ERTE por fuerza mayor se lo han denegado», informa este trabajador. Explica, además, que Supera quiere negociar un ERTE ETOP (la suspensión del contrato de trabajo y reducción de jornada temporal por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción).

«Lo que quieren hacer es negociar este ERTE ETOP con carácter retroactivo, pero hasta ahora no han negociado nada con nadie. Y no hay fecha para ello. Ahora mismo no sabemos en qué situación estamos, no sabemos quién nos va a pagar. La gente está cansada y quemada», reconoce este empleado. Añade que las horas que les dejan trabajar no están repartidas de forma que las puedan hacer seguidas, «se organizan en días salteados, en diferentes horas a lo largo del día con huecos en medio».

Recuperando socios

Lo que lamenta la plantilla es que les pongan como excusa que están perdiendo socios cuando «eso lo ha propiciado la empresa con el cierre de la piscina y el spa», aseguran.

Supera se encarga de la gestión de estas instalaciones municipales y justifica el cierre por «inasumibles costes energéticos». El Ayuntamiento entiende que con esta decisión la empresa está incumpliendo el contrato y se han iniciado los trámites para incoar expediente.

«Nos ponen como excusa que han perdido dinero en comparación con 2019. Queremos que se compare con 2020 o 2021. Hasta que cerraron de forma unilateral la piscina y el spa estábamos recuperando socios con respecto al año anterior, y de forma notable. Antes de la pandemia eran unos 2.700 abonados y en marzo de 2022 ya se contaban por unos 2.000. El problema es que con este cierre han perdido unos 900 socios», asegura este trabajador.

Con todo ello, la plantilla acumula una situación de inestabilidad que no favorece el clima laboral, «nadie está a jornada completa, de una semana a otra nos pueden subir o quitar horas, cambiar horarios. Nos tienen desde el 1 de abril con reducción de jornada sin saber quién nos va a pagar y llevamos un ERTE desde marzo de 2020», enumera este trabajador.

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