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El 22 de diciembre de 2014, mientras casi todo el país soñaba con el Gordo de Navidad, Mari y Goyo se jugaban su propia suerte: abrían el Bar Moeda en el centro de Burgos. No les tocó la lotería pero, tras una década este negocio, han comprobado que algo bueno les tocó, una clientela fiel, una rutina compartida y una nueva familia nacida entre tortillas y cafés.
Hoy, diez años después, cierran la persiana con la emoción de quien despide una etapa que fue mucho más que un trabajo. La fecha ya es una realidad: el próximo 31 de mayo el único bar de la calle La Moneda se despedirá para siempre. Sin embargo, sus desayunos seguirán en el recuerdo de todos los que acudían cada día a este lugar.
Goyo y Mari llevan toda una vida en la hostelería, entre catering, universidades, pueblos y eventos. El Moeda fue su forma de bajar el ritmo, de pensar en una jubilación más tranquila. Pero como todo en su vida, lo hicieron con entrega total. «Queríamos algo más tranquilo y al final estábamos igual, metiendo horas, pero felices», destaca la propietaria.
Pero el cuerpo avisa, y el tiempo también. Tras superar la pandemia y un ictus que Goyo logró enfrentar con entereza, llegó la decisión inevitable, la historia de este matrimonio junto al Moeda tenía que llegar a su fin. «Nos da pena, claro que sí, pero Goyo ya ha hecho los años y toca descansar».
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Para todos sus clientes fieles, este bar ha sido su hogar y su refugio para evadirse del trabajo, «aquí el que entraba por la puerta se convertía en parte de la familia», cuenta Mari, emocionada. Y no exagera. Lo dicen los que repiten cada día, lo dicen los que saben que al llegar, sin hablar, ya tienen su pedido listo, su café y su pincho de tortilla o cualquier otro bocata o sándwich. Pero claro, las tortillas de patata aquí son 'las tortillas de la Mari'. Las que se agotan día tras día.
Pocas veces un plato tan sencillo dice tanto. La tortilla del Moeda , la tortilla de Mari, es ya parte del recuerdo colectivo. De cebolla caramelizada, de cecina con queso de cabra, de setas o de bonito con pimientos... cada día una distinta. «Me levanto pensando: '¿Qué toca hoy?'», cuenta la dueña. Y lo que toca gusta. O mejor dicho, se agota.
@burgosconecta ☕️ Hoy, diez años después de comenzar su andadura, el bar Moeda cierra la persiana con la emoción de quien despide una etapa que fue mucho más que un trabajo. 📅 La fecha ya es una realidad: el próximo 31 de mayo el único bar de la calle La Moneda se despedirá para siempre. 🍳 Sin embargo, sus desayunos seguirán en el recuerdo de todos los que acudían cada día a este lugar. 👉🏼 Nos acercamos a que nos cuenten cómo han sido estos diez años y a probar sus tortillas de patata con nombre propio. #Burgos #Bares #foodtok #foodies ♬ sonido original - BURGOSconecta
La técnica que lleva a cabo Mari es sencilla pero exacta: dos sartenes, dos boles, patatas, sal y huevos, «no hay misterio alguno, simplemente las hago como siempre las he hecho, 100% caseras». Aunque tampoco se puede olvidar que el mayor secreto que guarda este plato es la experiencia y el mimo de Mari.
Sus tortillas, junto con bocadillos, tostadas y croissants a la plancha, son y serán hasta su cierre el pilar de unos desayunos que conquistaron paladares y corazones. Incluso desde la Diputación, Ayuntamiento o los negocios cercanos llegan encargos para llevar y siempre, todos ellos, tienen la misma respuesta: «Mari tiene la tortilla lista para esa hora».
Para todos los vecinos del centro de Burgos y para quienes visitan cada día a Mari y Goyo les duele que el Moeda se vaya y que nadie quiera continuar con él. Buscan poder traspasarlo pero, a pesar de su excelente ubicación en una de las calles más próximas a la Plaza Mayor, de su clientela fija y de ser el único bar en esta vía, «vienen a preguntar, pero cuando les decimos el horario y todo lo que conlleva un bar se echan atrás», lamenta Mari.
Además, hay que sumar a lo anterior que para muchos pagar el traspaso del bar supone un gasto que no pueden permitirse en estos momentos. La mayoría de los interesados quieren alquilarlo y pagar tan solo mes a mes.
El Moeda de Burgos no solo ha estado más de una década ofreciendo desayunos y almuerzos, también ha alimentado vínculos que se han convertido en amigos e incluso en familia. «Aquí venía gente a desahogarse, a contarnos sus días. Nos hemos hecho amigos de muchos. Esto ha sido más que un bar».
Ahora, entre tortillas aún calientes y despedidas contenidas, Goyo y Mari se preparan para soltar las llaves. Lo hacen con lágrimas, sí, pero también con gratitud. «Gracias por todo. Hasta siempre. Un beso de Goyo y otro mío».
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