
Burgos honra a su patrona con un manto floral y un intenso calor
Las altas temperaturas marcaron el día de San Pedro y San Pablo que ha reducido el número de burgaleses que se ha acercado hasta la plaza del Rey San Fernando
El calor era intenso desde primera hora de la mañana, pero según se acercaba el mediodía la temperatura se tornaba elevada. Especialmente para todos aquellos que, bajo el sol, recogían y colocaban las flores para Santa María la Mayor.
Y es que la emoción, la devoción y la tradición han vuelto a encontrarse este domingo 29 de junio en Burgos, en una de las jornadas más emblemáticas de las Fiestas de San Pedro y San Pablo. Como cada año desde 1954, la ciudad ha rendido homenaje a su patrona, Santa María la Mayor, con su tradicional ofrenda floral. Sin embargo, este año la celebración ha estado marcada por un protagonista inesperado: el calor sofocante, que ha reducido la afluencia de público en comparación con ediciones anteriores.
Desde primera hora de la mañana, la plaza del Rey San Fernando se ha ido llenando de burgaleses y visitantes dispuestos a ofrecer sus flores. Más de 85 agrupaciones han participado en la ofrenda, que se ha prolongado durante más de tres horas. Entre los presentes, no han faltado familias enteras, peñas, niños y bebés e incluso mascotas, todos dispuestos a desafiar las altas temperaturas para cumplir con la tradición.
El arzobispo de Burgos, Mario Iceta, ha presidido la misa tradicional en la Catedral en honor a los santos apóstoles Pedro y Pablo antes de dar paso a la marea de flores. Este año, se ha creado una estructura para vestir a la Virgen. Un manto de ramos blancos y rojo que han ido llenando la plaza al son de charangas y jotas burgalesas.
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Protección Civil, y especialmente los Bomberos de Burgos, que colocaron dos mangueras en la plaza, se han encargado de darle el toque el fresco a la mañana, refrescando no solo al público, sino también a peñas y agrupaciones y a los voluntarios que han colocado con mimo cada ramo que se ha ofrecido a la patrona de la ciudad.
El acto ha contado, como ya es tradición, y además de con el desfile de peñas y agrupaciones, con la corte de la fallera mayor de Valencia y la propia fallera mayor, que han hecho su ofrenda también a Santa María la Mayor. Con la llegada de la corporación municipal y las reinas de las fiestas, la ofrenda ha llegado a su fin, pero la celebración ha continuado con el baile de los Gigantillos y la jota burgalesa, en la que las reinas también han participado.
Con esta jornada, Burgos ha vuelto a demostrar su fervor por una tradición que sigue viva década tras década, y se encomienda a la patrona para que el próximo año pueda repetirse esta imagen única y llena de emoción.
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