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El agente Yeste desvia el tráfico hacia el carril izquierdo durante una incidencia. Rodrigo Jiménez

Los halcones de la carretera

Decenas de patrullas de la Guardia Civil velarán por la seguridad en el tráfico en uno de los fines de semana más intensos del año

Sonia Andrino

Valladolid

Sábado, 18 de agosto 2018, 09:38

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Un simple movimiento de la muñeca derecha pone la moto a 120 kilómetros por hora. Con un control consolidado con los años y una formación adecuada para estos menesteres, el teniente de la Guardia Civil, Luis Miguel Iglesias, y su compañero de patrulla Juan Martínez Yeste, giran la cabeza hacia el interior de cada vehículo que adelantan a medida que avanzan por la autopista A-6, la vía principal del destacamento de Tordesillas (Valladolid) en la que están destinados. «Nos fijamos sobre todo en que lleven puesto el cinturón de seguridad, que no tengan los pies en el salpicadero, que el conductor no vaya utilizando el móvil o que se esté cometiendo alguna infracción», explica el teniente.

El servicio comienza con una primera vuelta a la demarcación que alberga el tramo entre los kilómetros 138 y 225 de la A-6 hasta el límite con Salamanca y Zamora; la A-11 y el resto de carreteras convencionales de ese territorio. Esa primera vuelta puede superar los cien kilómetros en cuyo recorrido la patrulla busca «asegurarse de que no haya ninguna incidencia en la carretera». La agudeza visual de los agentes está a flor de piel y aunque la intención inicial era dirigirse hacia Portugal desde Tordesillas, las dos motos se desvían por la primera salida que les ofrece la autopista, cambian el sentido de la dirección y, varios kilómetros después llegan hasta el coche averiado que los compañeros están cubriendo en las inmediaciones del puente que cruza el Duero. Antonio Pacheco, un madrileño que vuelve a casa tras el periodo vacacional que ha pasado en Fermoselle (Zamora) ha pinchado una rueda. Los efectivos le escoltan mientras llega la grúa y explican al teniente Iglesias los detalles de la incidencia. Yeste había parado unos metros más atrás y en cuestión de segundos había empezado a redirigir el tráfico para que circule solo por el carril izquierdo. De esta forma, la grúa, que no tarda en llegar, puede arreglar el pinchazo y Antonio reanuda inmediatamente la marcha. En total, el tiempo de incidencia no supera los quince minutos y las patrullas recuperan su actividad de inmediato. «Lo primero que hacemos es señalizar que hay un vehículo averiado y después damos apoyo y asistencia en el viaje pero lo más importante de todo es garantizar la seguridad». En ese corto periodo de tiempo empezaron a formarse las primeras retenciones en las que el mayor riesgo lo representan los camiones. «Normalmente les vienen adelantando y hay que dirigir esos coches hacia el otro carril. Eso tarda un poco más y es el momento más tenso», explican. Aun así, la destreza de los profesionales consigue hacerlo con celeridad y lo que parecía que se iba a retrasar al final se tradujo en una afluencia más o menos normal. Los escasos atascos se disiparon de inmediato.

El teniente Luis Miguel Iglesias, toma nota de la incidencia.
El teniente Luis Miguel Iglesias, toma nota de la incidencia. Rodrigo Jiménez

«Uno de los peores días»

Desde allí, Iglesias y Yeste se dirigen a otro punto del trazado, una gasolinera de Rueda (Valladolid), donde le espera otra patrulla para darle novedades. «A la orden mi teniente», le saluda el guardia civil con un parte en una mano y la otra, de canto, pegada a la frente. El cuerpo erguido y el rostro sereno a pesar de haber pasado ya más de la mitad de la jornada laboral. El turno de las patrullas comienza a las cinco y media o seis de la mañana y se prolongan durante ocho horas. Al tratarse de un fin de semana con mayor intensidad en el tráfico, los efectivos se preparan para una actividad que se promete intensa. «Para mí es uno de los peores fines de semana del año», comenta el guardia civil tras compartir las novedades con su superior. Han practicado decenas de alcoholemias (el 15 de agosto se realizaron 1.179 en su demarcación, de las que solo ocho resultaron positivas y dos conductores terminaron imputados), controles de drogas (siete, a lo largo del miércoles, de los que cuatro fueron positivos) y participaron en los escasos accidentes que se produjeron (tres en esa zona de la provincia de Valladolid que se saldaron con tres heridos leves). «Hemos detectado que la gente sale de forma escalonada, ya no se registran esas caravanas que había antes y tratan de evitar retenciones», explican tras un servicio que califican de tranquilo a pesar de que la intensidad de la circulación ha sido mayor.

Los técnicos del servicio de grúa ayudan a Antonio a cambiar la rueda.
Los técnicos del servicio de grúa ayudan a Antonio a cambiar la rueda. Rodrigo Jiménez

Cascos con micrófono

Mientras los agentes están sobre la moto, la comunicación se realiza a través de emisora conectada por Bluetooth en la que se escuchan todos los efectivos que en ese momento están de servicio. Coordinados desde la central de mando ubicada en la capital van recibiendo instrucciones e informándose del estado de la circulación en cada momento. El casco incorpora un pequeño micrófono que les permite participar y para hacerlo tienen que identificarse primero. Al otro lado se escuchan letras y números que se corresponden con los agentes y una vez identificado se transmite la información.

El casco rebota un accidente leve en la zona de Medina de Rioseco que ya está prácticamente resuelto y el teniente Iglesias decide dirigirse hacia la N-620 y supervisar la circulación en uno de los tramos más peligrosos de la demarcación: el nudo de Tordesillas donde se cruzan la A-11, la A-62 y la A-6. Son cuatro carriles en los que se congestiona el tráfico. La variante de Medina y la incorporación desde Valladolid a Tordesillas son los otros puntos más conflictivos que, durante el servicio, serán visitados en varias ocasiones. Al final, ocho horas después y tras 290 kilómetros recorridos, Iglesias y Yuste guardan de nuevo sus motos tras una jornada «intensa pero tranquila con una afluencia de vehículos relativamente baja». La DGT prevé 4,6 millones de desplazamientos hasta que termine este fin de semana y se prepara para uno de los momentos más conflictivos del año.

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