El UBU San Pablo Burgos, de nuevo con la miel en los labios

La agitada temporada del UBU San Pablo Burgos parece no tener fin. Después de dejar escapar en casa el ascenso directo ante el Horneo Alicante, en un calco de lo vivido en la campaña anterior, si ayer todo era felicidad tras vencer al Sinfín en la semifinal, este mediodía el ID Energy Caserío de Ciudad Real se encargó de aguar las aspiraciones del cuadro cidiano.

Pesó mucho el factor cancha para decidir la segunda plaza de ascenso a la Asobal, que se la llevó un equipo manchego liderado por dos polos opuestos. Con Ángel Pérez al gobierno y Fis al poder, la escuadra ciudadrealeña practicó una suerte de gota china que terminó por desequilibrar la balanza a su favor.

Con un ritmo trepidante y un San Pablo Burgos muy entonado en las transiciones arrancó un choque que confirmó en el comienzo todas las expectativas. No tardó en reponerse del 0-3 el elenco dirigido por Santi Urdiales gracias a su intensidad defensiva y a la capacidad anotadora de Ángel Pérez. El infinito central ciudadrealeño encontró las rendijas en la muralla de la escuadra cidiana hasta que una rosca magistral de Cánepa hizo subir el 7-7 (min. 14).

Un empate que supuso un nuevo giro de guion en un encuentro con muchas aristas y en el que un salto desde la esquina de Palomeque puso por delante por primera vez en el tanteador al Caserío. Solamente cerca del descanso cedió el primer palmo de terreno el equipo dirigido por Roi Sánchez ante los problemas para defender las acciones de Fis. El imberbe prodigio del cuadro manchego, ya internacional, quiso demostrarle a Jordi Ribera que no le pesa la responsabilidad en los grandes momentos y acumuló cinco tantos en una primera parte estelar en la que Adrián Sánchez y Jaime González supieron mantener con vida a un San Pablo titubeante.

Fue el extremo derecho leonés quien recuperó la hegemonía del cuadro burgalés en el marcador en la reanudación a través de un latigazo después de una gran parada de Elcio (15-16, min. 32).

A partir de ahí los dos conjuntos bajaron el ritmo en la circulación de balón para asegurar buenas posesiones. Una propuesta en la que se manejó con tino la escuadra de Santi Urdiales, que fue capaz de colocarse cuatro tantos por delante con tres goles consecutivos de un imparable Fis (23-19, min. 46). Dos lanzamientos desde los siete metros y el error de Casanova con la correspondiente contra a puerta vacía alumbraron un momento crítico para el conjunto burgalés.

Una encrucijada a falta de un cuarto de hora de la que le fue imposible salir pese a las buenas intervenciones de Lloria, secundadas por la efervescencia de Álex Chan y el trabajo de un Jaime González que nunca dejó de creer. Argumentos tan poderosos como insuficientes ante la eficacia ofensiva de un rival que sacó rédito de sus ataques estáticos y de los chispazos de brillantez de Fis. El jugador más valioso de la final dinamitó cualquier conato de remontada, que cercenó Giovanola con 28-25 al desviar un lanzamiento de Adrián Sánchez tras una buena acción colectiva del conjunto cidiano. Con la final perdida y la fiesta desatada en el Quijote Arena, al UBU San Pablo Burgos le queda el consuelo de la tercera oportunidad: vencer al antepenúltimo clasificado de la Asobal.

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