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Monasterio de Las Huelgas, en Burgos. BC
Burgos Misteriosa

Una esotérica llamada a la guerra santa del Corán en las Huelgas Reales de Burgos

Entre los ricos tesoros que guarda el Real Monasterio de Santa María hay uno que sobresale entre todos por su significado esotérico, mágico y trascendente. Se trata del pendón de la Batalla de las Navas de Tolosa

Sábado, 26 de julio 2025, 09:37

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El Real Monasterio de las Huelgas, dedicado a Santa María, es uno de esos lugares, centros de poder que tenemos al alcance de la mano, y que podemos contemplar todos los días. Es una de esas ubicaciones mágicas, telúricas, que lleva decenas de siglos representando ese poder ancestral de la tierra.

El monasterio es un lugar donde perderse. Reúne riquezas de todo tipo. Es un mausoleo medieval que encierra en sí mismo todos los misterios de la vida y de la muerte de los reyes medievales y de sus hijos. Entre todo su patrimonio, destaca el Museo de las Ricas Telas, el emblema del cenobio.

Entre los riquísimos tesoros que las Huelgas Reales tiene en su interior, hay un elemento que destaca sobre todos. Es el Pendón de la Batalla de las Navas de Tolosa, conquistado por las huestes cristianas en la provincia de Jaén en 1212. Este trofeo de guerra contiene una leyenda oculta, en árabe, traducida en este mismo siglo por el catedrático de este idioma en la Universidad central, Francisco Codera.

Esa leyenda dice: «Me acojo a la protección de Allah huyendo de Satán, el apedreado. En el nombre misericordioso, esparza Dios sus bendiciones a creyentes. No hay más Dios que Allah y Mahoma es su profeta. Creed en Allah y en su enviado y haced la guerra santa en el camino con vuestras riquezas y personas. Esto es mejor para vosotros. Si lo entendéis, os perdonará vuestros pecados y os introducirá en un jardín debajo del cual corren los ríos y mansiones agradables en el jardín del Edén».

En resumen, la llamada a Yihad, a la Guerra Santa. En los redondeos que rematan este pendón de las Navas de Tolosa se lee en signos africanos negros sobre fondo blanco, empezando de derecha izquierda «Allah el altísimo. No hay divinidad fuera de él; es eterno; no engendró. Ni fue engendrado».

Este pendón fue traído hasta el panteón real de la familia de Alfonso VIII por el monarca y allí quedó depositado. Desde entonces, el monasterio burgalés custodia este trofeo de guerra. La ciudad lo saca en procesión, junto al Santísimo en la fiesta del Curpillos, llevado por un general del Ejército de Tierra, delante de la custodia, en la procesión, que anualmente se celebra en el barrio de Huelgas, al día siguiente del Corpus.

Este pendón no es un estandarte, como es conocido por lo general, sino que formaba parte de la tienda de campaña dentro de la que Miramamolin, llamado por los ejércitos cristianos, el 'rey verde' porque vestía de ese color. Al estar adornado con versículos del Corán, el califa rezaba desde sus aposentos para recordar la promesa del paraíso y de la bienaventuranza, a los que morían por la fe.

Este pendón mide 3,30 metros de largo y 2,2 metros de ancho y está formado por un cuerpo de tejido de gran peso, en los que domina el tono rojo, como señal de reto, resaltando también los verdes en el cuadro y círculo central y blanco en las inscripciones árabes y rojo y amarillo en varias zonas que le crucen.

La Batalla de las Navas de Tolosa fue uno de los enfrentamientos más decisivos de la Reconquista española. Tuvo lugar el 16 de julio de 1212 entre un ejército cristiano liderado por los reyes de Castilla, Aragón y Navarra contra el ejército almohade del califa Muhammad Al-Nasir (Miramamolín).

Burgos y Navarra

Los ejércitos que derrotaron a los almorávides quisieron llevarse sus recuerdos del triunfo, en tierras andaluzas, bajo Despeñaperros, en lo que hoy es la provincia de Jaén. El rey navarro Sancho VII el Fuerte también se llevó uno de esos recuerdos de la batalla que pasó a la historia, por ser la más importante de la reconquista. Si el rey castellano Alfonso VIII se llevó el tapiz, el rey Navarro se llevó las cadenas.

Son las famosas cadenas que aparecen en el escudo de Navarra y que sirvieron para mantener unida a la guardia negra en torno a la tienda del califa Miramamolín. Las cadenas se conservan en la Comunidad Foral en diferentes puntos, entre ellos la colegiata de Roncesvalles, que fue construida al estilo de las Huelgas, como panteón real. El rey navarro no solamente se llevó las cadenas, se llevó también un segundo trofeo de guerra.

En la colegiata de Roncesvalles se expone una esmeralda que, supuestamente, portaba Miramamolín en su turbante aquel día en que los ejércitos cristianos derrotaron a los árabes. El escudo navarro también recoge esa famosa esmeralda en el mismo centro de las ocho cadenas.

Las cadenas no solamente forman parte del escudo de Navarra. También están en el escudo de la corona española. En el emblema aparecen los reinos de Castilla, León, Aragón y Navarra. Más Granada como símbolo de unificación del reino nazarí a la corona española, a partir del siglo XVI; y el Nuevo Mundo con las columnas de Hércules y la leyenda 'Non Plus Ultra'. Esas columnas aluden a la mitología griega, según la cual Hércules colocó dos pilares a ambos lados del estrecho de Gibraltar para marcar el fin del mundo.

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