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Juana con el cadáver de Felipe. BC
Burgos Misteriosa

El extraño cometa que anunció la muerte de un monarca en Burgos

La historia cuenta la muerte de Felipe I en la Casa del Cordón como un accidente fatal. Otras crónicas aluden a una muerte provocada por conspiraciones palaciegas y otras lo atribuyen a un cometa que atravesaba el cielo allá por 1512

Sábado, 19 de julio 2025, 09:32

La Historia no es fiel a la realidad, o sí, según se mire. Esta parte de la historia dice que la reina Juana peregrino con el cadáver de su esposo Felipe, desde Burgos hasta Granada durante tres años en los que a la reina Juana le ocurrió de todo, desde dar a luz a su última hija, Catalina, en Torquemada, hasta tener que detener la ruta por la peste que azotaba Castilla.

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Y es que la historia que rodea a Felipe I y Juana de Castilla, es realmente intrigante. Incluso hay escritores de la época que vincularon la aparición de un cometa en los cielos peninsulares y que auguraron años de desgracias, como así ocurrió, en el reino recién unificado.

Felipe tiene más historia después de muerto que en vida, o mejor dicho, desde instantes, antes de morir hasta después de su descanso eterno. En vida, dicen de él que fue un mujeriego; un vividor dado a los vicios y al fornicio.

Por ello, su esposa Juana enloqueció de celos y por ello se le atribuye a la hija de los Reyes Católicos el apelativo de Loca. Pero estudios científicos han demostrado que la reina no estaba loca. Y que el encierro al que la sometieron en el castillo de la Mota, en Tordesillas, durante casi 50 años, fue una tortura que acabó superando, pero que al final le produjo la muerte.

Cuenta la historia que hemos estudiado en los libros de texto de la educación Primaria y Secundaria que Felipe y Juana estaban celebrando en Burgos una fiesta con motivo de un aniversario de su reinado. Felipe, además de ser un hombre mujeriego, era un mal gobernante y por ello su suegro Fernando el Católico -la reina Isabel ya había fallecido- tenía serias discrepancias con su yerno. Aquel mes de septiembre de 1506 los Reyes celebraban fiesta en Burgos con cacerías, corridas de animales, juegos de pelota y otros espectáculos. Sirvieron para celebrar la fiesta y para darse una alegría el propio rey.

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Era 16 de septiembre de 1506. El rey, después de un partido de pelota en la casa de los Condestables de Castilla, se sintió indispuesto tras tomar un vaso de agua fría y le llegó el colapso, alta fiebre y un malestar que le duró hasta el día de su muerte, nueve fechas después.

El imaginario colectivo se ha quedado con la copla popular de que fue ese vaso de agua, helada tras un esfuerzo físico muy fuerte lo que le llevó a la tumba al rey Felipe. Sin embargo, otras fuentes atribuyen la muerte de Felipe a una venganza urdida desde los más altos cargos del Estado.

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Una venganza que se cobraría su suegro Fernando el Católico al que nunca le gustó el marido de su hija -todos los demás hijos habían muerto- y ella era reina por derecho propio. Además, era un matrimonio pactado con los Habsburgo para aislar Francia, un enemigo común.

¿Murió fortuitamente, fue una conspiración, fue por una enfermedad sexual, lo produjo un cometa con su sino? No se ha sabido; o nadie lo ha querido difundir. Todas las teorías quedarán para el misterio y para la historia. Pero la realidad es que el rey Felipe había muerto y sus enemigos respiraban porque la política de este rey que tenía que afrontar un amplio imperio se desangraba por los cuatro costados.

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A los nobles les vino bien la muerte del rey y vieron la oportunidad con Cisneros a la cabeza de tomar la regencia. Con el rey muerto, la reina intentó cumplir la voluntad última de su esposo que quiso ser enterrado en Granada, pero también ordenó que su corazón fuera llevado a Brujas, su ciudad natal.

En principio, el cuerpo de Felipe era hermoso, quedó depositado en el monasterio de la Cartuja de Miraflores de Burgos, pero la reina montó una comitiva para trasladar el cuerpo de su esposo fallecido hasta Granada.

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La fatalidad se unió con otras circunstancias, como la proliferación de la peste en ese viaje que había iniciado la reina con el cadáver de su esposo. Dicen las crónicas que viajaban de noche y dormían de día y que se hospedaron en varios pueblos de la provincia de Burgos, siguiendo esa ruta hasta Granada.

Que pasaron por Arcos de la Llana, donde se recuerda la tragedia cada mes de agosto con una representación mítica el paso de la comitiva; y que atravesaron Santa María del Campo y Tórtoles de esquema entre otras poblaciones.

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Un peregrinaje de tres años, que al final terminó con el cuerpo de Felipe donde quiso reposar. Pero la fatalidad no había terminado; incluso en la confección de su mausoleo, porque los artistas que fueron contratados para este fin murieron sin llegar a haber terminada su obra en la capilla Real de Granada, Domenico Fanchelli y Bartolomé Ordoñez, que cuenta con una calle en la ciudad de Burgos

Una vida desgraciada, la de Felipe, que había muerto con 28 años y una vida todavía más triste, la de su esposa Juana, que fue encerrada por sus propios hijos en el castillo de la Mota en Tordesillas, durante más de 50 años. El hijo de Felipe y Juana, que se convirtió a la muerte de la monarca en el rey de España, Carlos I atesoró el mayor poder posible, casi omnímodo en Europa y en los territorios de ultramar en América y tiene su huella en Burgos con la construcción de la fachada que da al puente de Santa María del arco gótico primitivo de su mismo nombre que hoy se reconoce como un arco de triunfo dedicado a la figura de este rey.

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