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El exlehendakari Juan José Iberretxe y el presidente de la Generalitat, Quim Torra, en una de las marchas hacia Barcelona. EFE

Torra condena 'in extremis' los actos violentos pero habla de «infiltrados»

El consejero de Interior, Miqel Buch, no avala la misma idea y parece mantenerse la crisis en el Gobierno catalán

Cristian Reino

Barcelona

Miércoles, 16 de octubre 2019

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Las escenas de violencia que se viven en las calles de Cataluña desde el lunes han agravado la crisis en el Gobierno catalán. Enfrentados los dos socios, JxCat y ERC, en continua pugna electoral, la división se hizo a lo largo de este miércoles más patente y la protagonizaron los dos hombres fuertes del Ejecutivo, el presidente y su números dos, Pere Aragonès. En ERC critican que Quim Torra va por libre, porque igual que llama a la gente a que se movilice hasta las últimas consecuencias, que envía a los Mossos para que disuelvan las movilizaciones. O prefiere actuar como activista y, tras quitarse el traje y la corbata, se une a una de las marchas de la ANC y Ómnium.

En Esquerra habían reclamado al presidente de la Generalitat que a la vista de lo que ocurrió el martes por la tarde y noche en Barcelona, Tarragona, Girona, Lleida y Sabadell compareciera en público y llamara a la tranquilidad. Porque salvo una tímida declaración de la consejera de la Presidencia en TVE, nadie en el Gobierno catalán salió a dar la cara cuando los contenedores ardían a todo trapo, mientras manifestantes y policías se intercambiaban golpes.

Torra se negó el martes por la noche y también el miércoles durante casi todo el día. Solo cedió a última hora y, poco después de la medianoche, leyó un breve comunicado oficial a través de TV3. Empezó con contundencia: «Siempre hemos condenado y condenamos la violencia. Esto hay que pararlo ya». Pero acto seguido se apartó de las palabras de su consejero de Interior, Miquel Buch, quien habló por la tarde de «grupos reducidos de manifestantes violentos» aunque sin valorar ni su perfil ni quien podría organizarlos.

Para el presidente de la Generalitat «no hay motivo ni justificación para quemar coches ni para provocar actos vandálicos. No podemos permitir que grupos de infiltrados y de provocadores malmetan la imagen» del independentismo. Esta llamativa fórmula la usó expresamente para modular su condena: «No hemos de caer en la trampa que nos ponen -en referencia a esos supuestos infiltrados de los que no dijo más-; no queremos provocaciones y no las toleraremos», zanjó.

Reunión en la Generalitat

A primera hora de la mañana hubo una reunión del núcleo duro del Gobierno en el Palau de la Generalitat. Sobre la mesa estaba la cabeza del consejero del Interior, en el ojo del huracán por la actuación de los Mossos el lunes en el aeropuerto ante la protesta del Tsunami Democràtic, y el martes en las algaradas protagonizadas por los CDR.

A la cita acudieron Torra, Aragonès, y los consejeros Meritxell Budó y Miquel Buch. Fuentes oficiales apuntaron que ni el consejero de Interior presentó su dimisión ni nadie se la pidió. Buch dijo no obstante que siempre está sujeto a presentar la dimisión. «No soy el primero, forma parte de la normalidad. Ahora mismo estoy concentrado en garantizar el orden público de este país y el derecho a la manifestación», dijo. Todos son conscientes de que a nadie le interesa una crisis de gobierno en una situación tan complicada como la actual, con la calle encendida y el Ejecutivo central vigilante para tomar medidas.

Pero el consejero de Interior, que negó que haya diferencias en el Gobierno sobre cómo tiene que actuar la policía, está en el epicentro de la polémica por esa razón. El independentismo se ha dividido en las críticas a los Mossos y en la exigencia de responsabilidades a Buch, quien en las últimas horas defendió al cuerpo autonómico. De hecho, Torra acudió al encuentro con la petición de una decena de diputados de JxCat de que despidiera al consejero. La dirección postconvergente, en cualquier caso, cerró filas con el consejero. Torra y Buch llevan un año tenso, desde que el presidente de la Generalitat le pidió que cortara cabezas en los mandos tras los disturbios de hace un año en Girona y Sabadell entre CDR y los Mossos. Dirigentes de ERC y la CUP también han criticado con dureza estos días a Buch, igual que la ANC y los CDR.

«Al lado de la gente»

Tras salir de la reunión casi a la carrera, ya que los consejeros aún permanecieron en el Palau de la Generalitat, Torra se sumó a las marchas de la ANC, donde evitó salir en defensa de su consejero y de los Mossos. «Hemos venido para expresar nuestro apoyo a estas marchas de rechazo a la sentencia y de apoyo a los derechos de los catalanes a la autodeterminación», afirmó junto al exlehendakari, Juan José Ibarretxe. Torra deseó «éxito» a los organizadores de las movilizaciones para manifestarse de forma pacífica. Pero allí se negó a condenar la violencia y no habló de disturbios.

Silencio absoluto que Torra despachó con una frase genérica: «La violencia no nos representa». El Govern está «al lado de la gente» y apoya «todas las manifestaciones que se están haciendo en Cataluña» contra la sentencia del 'procés', dijo.

Pero Aragonès hizo una enmienda a la totalidad al president. A través de la agencia oficial ACN, llamó a la calma, a la serenidad y a la responsabilidad de «todos». Mientras el presidente esquivaba la polémica, el republicano adoptó el papel institucional y defendió a los 17.000 agentes de los Mossos (no a Buch).

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