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Un farmacéutico pasa una tarjeta sanitaria. Alberto Mingueza

Consejos farmacéuticos para un verano sin sobresaltos

Cómo preparar nuestra medicación si vamos de vacaciones, qué medicamentos se demandan más en verano y cómo puede ayudarnos la farmacia en caso de alergias o insomnio estacional

Ruth Rodero

Burgos

Sábado, 21 de junio 2025, 12:16

Llega el verano y con él las vacaciones, los viajes, los cambios de rutina y, en muchos casos, algunas dudas sobre qué hacer con la medicación habitual. ¿Qué ocurre si necesitamos comprar medicamentos fuera de nuestra comunidad? ¿Y si no tenemos receta? ¿Qué medicamentos se venden más en verano? Por ello, desde el Colegio de Farmacéuticos de Burgos ofrecen algunas recomendaciones clave para pasar un verano tranquilo y bien preparado.

Lo más recomendable antes de iniciar las vacaciones es «retirar la medicación disponible en la receta electrónica» y llevarla con nosotros. También es importante «llevar la tarjeta sanitaria y la hoja de medicación activa, el documento que entrega el médico y que recoge toda la información del tratamiento (nombre, dosis, frecuencia, instrucciones…)». Así, en caso de urgencia, cualquier profesional sanitario podrá saber exactamente qué estamos tomando y cómo.

Además, se deben tener en cuenta las condiciones de conservación: «El lugar donde la vayamos a guardar, su temperatura y humedad, deben ser las adecuadas para que se mantenga activa y sin alteraciones», advierte Rodrigo Moral, presidente del colegio de farmacéuticos de Burgos.

Medicación en otras comunidades y en el extranjero

Gracias al sistema de integración entre comunidades autónomas, si no hemos podido retirar la medicación antes de viajar, es posible hacerlo en cualquier farmacia del país. Solo es necesario presentar la tarjeta sanitaria y señalar la comunidad donde se hizo la prescripción. «Si no se presenta la tarjeta, el farmacéutico no podrá dispensar el tratamiento», recuerda. Además, los usuarios de mutualidades con provisión pública (Muface, Mugeju, Isfas) también pueden acceder a este sistema en la mayoría de comunidades.

En el caso de los pensionistas, hay que tener en cuenta que fuera de su comunidad no se aplican los topes de aportación farmacéutica, por lo que «si se supera el límite, será necesario solicitar la devolución al volver». «Para ello, se deberán presentar los tickets de compra y las facturas emitidas por la farmacia», indica.

Y si el destino es un país europeo, «la interoperabilidad también existe, aunque la dispensación puede ser más complicada y normalmente requiere abonar el importe completo del medicamento».

Los medicamentos más demandados en verano

Durante los meses estivales, las farmacias notan un incremento en la demanda de ciertos productos. Los más habituales son analgésicos, antiinflamatorios, colirios y gotas oftalmológicas, sueros de rehidratación oral, tratamientos contra el mareo y fotoprotectores. También se incrementa la venta de productos y plantas medicinales para adelgazar.

En el caso de los fotoprotectores solares, se recomienda consultar en la farmacia cuál es el más adecuado según el fototipo, posibles alergias o la medicación que se toma. «Hay determinados medicamentos fotosensibilizantes que llevan esta advertencia en el cartonaje», recuerdan los farmacéuticos.

Alergias y antihistamínicos sin receta

Esta primavera, la situación con las alergias está siendo especialmente intensa. La farmacia es un punto clave para quienes presentan síntomas, pero aún no han sido diagnosticados. «Es una consulta habitual en la farmacia problemas de rinitis alérgica: estornudos, picor nasal, congestión… El farmacéutico puede estar atento a detectar los síntomas de alergia», explican desde el colegio profesional.

En muchos casos, puede recomendarse un antihistamínico de venta libre para aliviar los síntomas de forma momentánea. Si se detecta un patrón estacional o un uso reiterado, el farmacéutico derivará al médico.

Además, al paciente ya diagnosticado se le informa sobre la dosificación adecuada, el uso correcto de aerosoles o broncodilatadores, y los posibles efectos secundarios. También se recuerda la importancia de consultar los niveles de polen en el aire, información que en muchas comunidades se recoge gracias a los farmacéuticos de los servicios oficiales.

Los principios activos más usados son loratadina, cetirizina, bilastina y combinaciones con pseudoefedrina. Los de última generación producen menos somnolencia que los antiguos, una ventaja añadida en época de actividad al aire libre.

¿Dormimos peor en verano?

Aunque no se ha detectado un cambio estacional claro en el consumo de medicamentos para el insomnio, las vacaciones o los viajes largos pueden alterar nuestros ritmos. «Puede haber demanda por alteraciones asociadas a viajes rápidos a través de diversas zonas horarias», explican.

En estos casos, antes de recurrir a medicamentos, se insiste en instaurar una buena higiene del sueño: evitar cafeína, tabaco y alcohol por la noche, mantener horarios regulares, reducir la exposición a pantallas y utilizar la cama solo para dormir. «No es conveniente realizar ejercicio justo antes de acostarse. Tampoco acostarse con hambre, pero sí evitar las comidas copiosas».

Si estos hábitos no son suficientes, el farmacéutico puede sugerir tratamientos sin receta, como los que contienen valeriana, melatonina o antihistamínicos de primera generación, siempre por un tiempo limitado. Y si el insomnio persiste, será el médico quien valore la prescripción de ansiolíticos o inductores del sueño, como las benzodiacepinas, empleadas también en casos de ansiedad.

Según apuntan desde el colegio, la demanda de ayuda para dormir ha aumentado en los últimos años « por el mayor número de trabajos a turnos, por el estrés…», reconocen.

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