Miedo e inquietud en un pueblo de Burgos por la reciente llegada de okupas a una de sus casas

La presencia desde el domingo 27 de abril de un grupo de okupas en San Miguel de Pedroso ha despertado «inquietud y cierto miedo» entre el tranquilo vecindario de este barrio de Belorado, pueblo de la provincia de Burgos. Dos vecinas de la localidad relataban que los cuatro okupas, a los que «algunos días se unen otros tantos», llegaron a San Miguel de Pedroso el pasado fin de semana. El mismo sábado 26 de abril, dos de ellos, «estuvieron tomando algo» en el bar de pueblo.

Los dueños del inmueble no viven en el pueblo desde «hace años» y residen en Logroño y en el País Vasco. En el pueblo «no los conocemos», por lo que en varias ocasiones se ha tenido que trasladar la Guardia Civil ante las llamadas de los vecinos de San Miguel.

Una de las vecinas relata que San Miguel es un pueblo «tranquilo y cordial» y, por eso, la llegada de personas que «de repente ocupan un edificio» afirmando que «han pagado una fianza» y supuestamente han acordado un alquiler «con una persona que no es la dueña de la casa, llamada Mohamed», lleva al centenar de personas que viven en San Miguel de Pedroso a vivir «con miedo y desconfianza».

Otra vecina que ya por la tarde del domingo 27 de abril «vinieron cuatro, dos chicos, una señora y dice que iban a traer a su hijo». Aseguran que provenían de la localidad cántabra «de Solares». El caso es que hasta el inicio de la semana no se pudo contactar con los legítimos propietarios del inmueble.

La casa está situada en la parte final del pueblo y lleva sin uso más de 20 años. La sospecha de los vecinos de San Miguel de Pedroso es que desde hace tiempo los okupas se fijaran en el inmueble. Confiesa una de las vecinas que «en los fines de semana el pueblo se llena de gente» y no es posible saber «si alguien ha venido» con el fin de espiar qué ocurre con ese edificio.

Aunque los vecinos llaman a la Guardia Civil y los agentes se acercan con frecuencia, la presencia de estas personas ha perturbado la paz del pueblo, que se ha caracterizado siempre por el trabajo común y por ser una comunidad cooperativa en todas las acciones que llevan a cabo.

Una de las vecinas que relata estos hechos asegura que ha conversado con ellos en varias ocasiones y que sospecha que «no han dicho la verdad, con lo de la fianza y el pago al tal Mohamed»; es más, asegura que «han forzado la puerta de entrada», de lo que se deduce que no tenían las llaves de la casa.

Aprovechando una mayor presencia de gente en la casa okupada, los nuevos moradores se dedicaron «a sacar los muebles, colchones» y otros elementos de la casa. Cuando los vecinos vieron lo que ocurría llamaron «a los dueños para decirles lo que estaba pasando» y que, presuntamente, «estaban desalojando» de enseres la vivienda.

Además de la ocupación de la casa, también se ha producido la de un solar contiguo «donde han traído perros».

El vecindario se ha sorprendido por todo lo que ha ocurrido a lo largo de los últimos ocho días y esperan que las cosas no vayan a más. Sobre todo, porque se trata de una comunidad muy unida y cooperativa. San Miguel de Pedroso es un barrio de Belorado, a 2,5 kilómetros del casco urbano de la localidad y en la que viven unas 50 personas, aunque los fines de semana se multiplican por dos o por tres.

Aunque las instituciones y algunas empresas públicas y privadas trabajan por atraer población a las pequeñas localidades, a veces, «la propaganda» juega malas pasadas y llega a gente que usa esa información de mala manera. Para una de las vecinas que explicaba lo ocurrido, esa «llamada de que hay casas en los pueblos para que la gente venga a vivir», puede crear un 'efecto llamada' para que haya quien se aproveche de ese mensaje.

Está de acuerdo en que «venga gente a los pueblos», pero está claro que las comarcas les deben de ofrecer un modo de ganarse la vida. Por eso reclama que «las empresas se pongan en los pueblos» para que el acceso al empleo sea una realidad

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