El pueblo de Burgos que devuelve la vida a las cabañas de pastores con técnicas tradicionales
Un grupo de voluntarios de Tórtoles de Esgueva ha conseguido recuperar varias cabañas de pastores con la técnica de la piedra seca, reconocida por la UNESCO, para no perder la memoria de un oficio en peligro de desaparición
En un pueblo de la provincia de Burgos de unos 386 habitantes, un grupo de voluntarios ha decidido homenajear a una de esas profesiones que fue tan importante para el medio rural y que está desapareciendo, se trata de los pastores. El homenaje es también una forma de no olvidar estos trabajos, de recordar a las siguientes generaciones todo lo que se ha hecho para llegar hasta la actualidad.
Hace tres años Lola Núñez, de Tórtoles de Esgueva, un pueblo de la comarca de La Ribera del Duero, quiso homenajear a los pastores que había habido en su pueblo. Les redactó unas cartas, les regaló un libro, pero de ahí, salió algo más. A partir de ahí, se le ocurrió recuperar las cabañas de pastores que había por los alrededores de su pueblo. «Ahora solo queda un pastor de ovejas en activo, pero en el pasado había muchos más con sus rebaños», recuerda Lola.
Cómo son las cabañas de pastores
Las cabañas de pastores son refugios usados por estos para descansar y protegerse de las inclemencias. No es lo mismo que una tenada, que es una construcción más grande donde también se mete el ganado. Los términos pueden ser similares, pero no hay que confundirlos, ya que el uso de ambos edificios no es el mismo, tampoco su configuración.
El primer año se unieron a Lola 21 voluntarios, en 2024 la cifra se redujo a ocho y este 2025, siete personas han estado trabajando en la restauración de estas cabañas de pastor de Tórtoles de Esgueva. Así, en estos tres años han conseguido restaurar cuatro cabañas. «Estuvimos desde las 8 de la mañana hasta las 12.30 y recuperamos dos cabañas, este año, llevamos buen ritmo», recuerda Lola.
Las cabañas de pastor de esta zona están destruidas, la mayoría, las piedras caen al suelo y con esas mismas piedras Lola y el resto de voluntarios levantan la nueva. Usan, además, una técnica que la UNESCO reconoce como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y es la construcción en piedra seca. Es decir, la práctica de construir con piedra sin utilizar materiales de unión.
Requiere habilidades para manipular las materias primas y una selección cuidadosa de las piedras para asegurar su estabilidad a largo plazo.
El arte de construir piedra a piedra
Las estructuras construidas incluyen casas, puentes, pilares, arcos, tumbas, refugios, caminos, bodegas, colmenas, estructuras religiosas y fortificaciones. Esta práctica, intrínsecamente social, fomenta la cohesión social a través de la colaboración y la transmisión de técnicas y conocimientos a las futuras generaciones. Para las comunidades involucradas, las estructuras de piedra seca son una fuente de orgullo y un factor de identificación, dado su impacto visual distintivo en los paisajes locales. Por su propia naturaleza, el arte de la construcción en piedra seca promueve el diálogo, ya que las comunidades trabajan juntas para construir, mantener y restaurar estructuras de diversos tamaños y pesos. Esta práctica también fomenta el respeto mutuo por la diversidad cultural a través de la colaboración a nivel local, regional, nacional e internacional, ya que practicantes de diferentes regiones y países se trasladan para trabajar juntos y aprender unos de otros.
De esta forma, estos voluntarios de Tórtoles rescatan del olvido la arquitectura tradicional del medio rural de Burgos y también el oficio de pastor, tan importante para muchas comarcas de la provincia. Un oficio en desaparición, en muchos casos, por la llegada de la ganadería intensiva. En la provincia de Burgos la ganadería extensiva está en declive con lo decisiva que es, también, para el mantenimiento de bosques, de empleo, de vida en los pueblos. De hecho, que dos jóvenes se instalen en la actualidad como ganaderos de extensivo en un pueblo es noticia.
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La importancia de las cañadas
Otro de los puntos que reivindican estos voluntarios con su trabajo es la importancia de las cañadas o vías pecuarias. Caminos que son fundamentales en España por su valor histórico y cultural. Son un legado de la trashumancia, corredores ecológicos que preservan la biodiversidad y mitigan el cambio climático, además de la relevancia que tienen en un modelo de ganadería sostenible que aprovecha los recursos de manera eficiente. Las cañadas facilitaron el movimiento estacional del ganado, la trashumancia, son una red de caminos que conectó pueblos e influyó notablemente en la economía y la cultural del país.
Cuando un niño recorra el campo de Tórtoles con sus padres o abuelos y pregunte por esos montículos de piedra, ahora que vuelven a estar en pie, sus ascendentes le podrán contar la historia de este oficio que, tristemente, puede que ese niño no vaya a conocer en persona. Ahora también, en el pueblo de Tórtoles se ha construido una réplica de una cabaña en un jardín.
«En nuestro pueblo hay como 40 cabañas de pastores. Tenemos trabajo para rato y la idea es seguir recuperándolas», reconoce Lola.