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Un recuerdo y un reencuentro: Sonorama Ribera cierra una nueva edición
La 28ª edición del certamen concluyó por todo lo alto de forma emotiva
La vigésimo octava edición de Sonorama Ribera quedará grabada como una de las más intensas, épicas y emotivas de su historia. Por muchas razones. Y con un nombre que brillará para siempre: Andrés Martín Garrido, «Tara». Pilar humano y emocional del festival, su partida prematura no ha impedido que estuviera presente en cada momento de esta edición. Porque él era, y seguirá siendo, el alma de Sonorama.
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La noche del sábado 9 de agosto quedará en el recuerdo gracias a un espectacular espectáculo de drones sobre el cielo de Aranda de Duero: unas alas abrazando el nombre de Tara, una gran bandera palestina, un símbolo de paz y un emotivo agradecimiento del festival a su público. Los drones, además, anunciaron la esperada llegada de Arde Bogotá, que presentó su aclamado show Eclipse en un concierto que muchos ya califican como el más impresionante y multitudinario de la historia del evento.
Desde la mañana, los escenarios urbanos anticipaban lo que vendría. En la Plaza del Trigo–Vibra Mahou, Besmaya y Alcalá Norte sorprendieron con conciertos no anunciados, dando el pistoletazo de salida a una jornada cargada de intensidad.
Por la tarde, el recinto principal acogió actuaciones memorables: Iñigo Quintero, Carlos Sadness, Duncan Dhu y Amaia —con su carisma único y una voz llena de sensibilidad— conquistaron al público. La noche se cerró con la energía de La La Love You, Dorian, Don Patricio, Delaporte y Ley DJ, en una cuarta jornada que reunió a más de 42.000 personas en el recinto.
28 años haciendo historia
Sonorama Ribera cierra su 28ª edición con un rotundo éxito: 200.000 personas han vivido en primera persona un festival que se confirma como el más auténtico y extraordinario de España. La asistencia masiva y el arrollador recibimiento de todas las propuestas en los escenarios urbanos de Aranda de Duero, con la Plaza del Trigo–Vibra Mahou como epicentro del talento emergente, han vuelto a demostrar el alma única de este evento.
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El recién estrenado escenario Big Bang del CERN, que fusiona ciencia y cultura, debutó con una acogida espectacular, ampliando el horizonte del festival y acercando la divulgación científica al público. El escenario Charco, fiel a su espíritu, volvió a ser un oasis de música mestiza que conquista corazones año tras año.
En el recinto principal, la energía fue constante: servicios impecables, un público entregado y un ambiente vibrante en cada jornada. El nuevo Glo Music Hall brilló como trampolín para artistas emergentes, confirmando la apuesta del festival por la diversidad musical y el descubrimiento de nuevos talentos.
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Para Javier Ajenjo, director de Sonorama Ribera, esta edición ha cumplido con creces su objetivo: emocionar, sorprender y unir. «Ojalá que toda la gente que ha venido a Aranda estos días se haya marchado feliz, disfrutando del lechazo, del vino de Ribera del Duero, y llevándose a casa una banda que no conocía y que ahora es su favorita», expresó. También quiso agradecer a todas las personas e instituciones que hicieron posible este éxito: fuerzas de seguridad, especialmente la Policía Local, servicios médicos, hostelería y profesionales de la comunicación, «la voz del festival». Pero, sobre todo, al público, al que considera el «gran tesoro». «Gracias por vuestra entrega, lealtad, implicación y ejemplo de respeto y convivencia. Sois nuestros mejores embajadores», afirmó.
Con la promesa de volver a sorprender, Sonorama Ribera 2025 se despide dejando una huella imborrable y con la mirada ya puesta en la próxima edición, reafirmando a Aranda de Duero como un punto de encuentro único entre música, cultura, solidaridad y amistad.
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