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AYTHAMI PÉREZ
BURGOS
Miércoles, 17 de octubre 2018, 14:27
La iglesia de Santa Columba de Riocavado de la Sierra se encuentra actualmente en obras para ser restaurada. Durante esta actuación se ha actuado sobre las goteras que caían sobre la sacritía del templo. Allí, entre mucha humedad y moho, se ha encontrado un pendón del pueblo que data del siglo XVIII, según el arqueólogo Iñaki Líbano. Este ha sido el responsable del hallazgo, ya que está vinculado al pueblo y lo visita a menudo.
En un gran mueble, entre libros y misales antiguos, con mucha humedad, porque caían goteras directamente en la sacristía, estaba el pendón. «Me costó mucho trabajo abrir el cajón en el que estaba porque estaba hinchado y deformado por la humedad. Allí, dentro, hecho un churro estaba la tela», explica Líbano.
Se trata de un pendón, un estandarte empleado como insignia distintiva, de un metro de alto por 70 centímetros de ancho. Lo que más destaca en la pieza son las dos pinturas que adornan sus dos caras, de unos 50 centímetros de alto y ancho. Estas pinturas son óleos, «unas pinturas muy realistas con muy buena definición que todavía no sabemos si tienen autoría», explica el arqueólogo. Una de las pinturas representa a Santiago y la otra a Santa Ana.
Líbano confirma, tras haberlo analizado y observado sus características, que el pendón data de finales del siglo XVIII. Aunque no se sabe el tiempo que ha pasado en ese cajón lleno de humedad. Este arqueólogo, tras hablar con vecinos del pueblo, explica que los más mayores dudan de si lo han visto o no en alguna procesión porque actualmente se emplea uno más moderno del siglo XX.
Este arqueólogo, perteneciente a la asociación Edestiaurre, formada por profesionales y aficionados a la arqueología para promover su investigación, difusión, conservación y protección, se encargará de intervenir sobre el pendón para frenar su deterioro. Líbano se ha reunido con la restauradora del Museo Arqueológico de Bilbao para conocer el proceso a seguir. Por el momento, el pendón sigue en la iglesia porque no se puede cambiar de grado de humedad. «Las pinturas se pueden cuartear y se puede acelerar su degradación. La tela no corre mucho peligro porque es fuerte», explica este arqueólogo.
Por el momento, se ha quitado la mayor parte del moho blanco de la tela y se han avivado los colores. El objetivo principal ahora mismo es frenar su degradación. En un futuro se intentará una restauración total, si se consiguen fondos.
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