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Primer plano de Brínzola en manos del colaborador noruego del proyecto Monachus que la rescató. Foto cedida por Egil Ween

La travesía de más de 3.000 kilómetros de una buitre negro burgalesa acaba en Noruega con un ala amputada

Un colaborador del proyecto Monachus de Grefa acudió a rescatarla tras ver que su emisor pasaba mucho tiempo en el mismo lugar | Ahora se recupera en un centro veterinario noruego tras haber tenido que amputarle el ala derecha

Sábado, 28 de marzo 2020, 14:40

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El 20 de abril del 2019, Brínzola, una hembra de buitre negro de unos tres años (los buitres pueden vivir más de 40 años) emprendió un viaje desde Huerta de Arriba para recorrer más de 3.000 kilómetros. Brínzola es uno de los ejemplares que forma parte del proyecto Monachus de la ONG Grefa, que se encarga de la reintroducción de esta especie en la Sierra de la Demanda, en 2018 salió de la jaula de aclimatación de este pueblo burgalés. El viaje sorprendió a biólogos y enganchó a la sociedad que ha podido seguir en la web de Grefa y en su Facebook la travesía de más de 3.000 kilómetros y su cruce del mar en dos ocasiones.

El pasado 20 de marzo, Grefa tuvo novedades de Brínzola desde Noruega. Pero estas novedades no son las que habría gustado recibir. El 20 de marzo, esta ejemplar de buitre negro tuvo que ser rescatada por un colaborador del proyecto Monachus en la zona de Noruega donde se encontraba, concretamente en la provincia de Rogaland, al sur del país, según ha informado Grefa.

Esta hembra de buitre negro presentaba un ala fracturada y actualmente se encuentra en un centro veterinario del municipio de Sokndal, donde ha sido intervenida. El choque con los cables de una antena de derivación de un parque eólico provocó la fractura del cúbito y radio del ala derecha. Los colaboradores noruegos Egil Ween y Geir Kristensen la rescataran y la trasladaron al centro veterinario donde ha sido intervenida. Tras una complicada cirugía no hubo otra posibilidad que amputar su ala para salvarle la vida. Ahora hay que esperar a ver cómo responde tras la cirugía.

Brínzola en el momento de ser localizada con una fractura de ala, en la zona rocosa donde hubo que ir a rescatarla. Egil Ween

Desde Majadahonda, el equipo veterinario del Hospital de Fauna Salvaje de Grefa ya está en contacto con los colaboradores noruegos para ayudar en lo que haga falta, ha informado Grefa a través de sus redes sociales.

Igualmente, desde Grefa agradecen todas las iniciativas que se han puesto en marcha en Noruega para la obtención de fondos que contribuyan a sufragar los costes de su cirugía y tratamientos veterinarios.

El rescate de Brínzola se realizó después de que la señal de su emisor indicara que permanecía sin moverse más tiempo del que es normal para un buitre negro. Cuando la ONG Grefa tenga más información irá actualizando las novedades, el estado de esta buitre negro y las causas que han podido obligar a su rescate.

Juste ha reconocido que son noticias dolorosas y «difícil de explicar» después de un año viviendo su «extraordinaria aventura», «preocupada por si estará alimentándose bien, dónde y de qué». Al igual, preocupaba la carga de su emisor que, poco a poco, se agotaba, por las faltas de horas de luz y por las múltiples amenazas. Aún así, Juste guarda sus esperanzas en que pueda recuperarse y que el viaje de Brínzola tenga un final feliz. Igualmente, ha agradecido su trabajo a los colaboradores noruegos con el proyecto y a los veterinarios que están volcados con cuidarla.

Recorrido de Brínzola desde el pasado 25 de febrero a lo largo de la costa suroeste de Noruega. La flecha blanca indica el punto donde fue rescatada el 20 de marzo. Grefa

El viaje de Brínzola

Brínzola llegó hasta Noruega tras recorrer más de 3.000 kilómetros. Partió del pueblo burgalés de Huerta de Arriba, en la Sierra de la Demanda, pasó a Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, Dinamarca y Suecia. En dos ocasiones cruzó el mar, para pasar de Alemania a Dinamarca y para llegar desde tierras danesas a Suecia.

En una de sus aventuras cruzando el mar, a través del estrecho de Fehrmarn, para llegar de Alemania a Dinamarca, a punto estuvo de caer al mar. Grefa recibió un dato donde la altitud de vuelo llegó a dar -3 metros sobre el nivel del mar. Logró coger una corriente de aire, ascendente y ganó altura pero al llegar a tierras danesas, lejos de parar, siguió volando 40 kilómetros más. Desde Grefa apuntaban que el esfuerzo que estaba haciendo era «enorme».

Comportamiento atípico

Este comportamiento no es muy típico en los buitres negros. Brínzola fue encontrada en Palencia siendo una joven volandera delgada y desnutrida, incapaz de volar. Tras su recuperación en el CRAS de Valladolid fue cedida a Grefa para el Proyecto Monachus de reintroducción y recuperación del buitre negro en la Sierra de la Demanda, donde hacía más de 60 años que no estaba asentado ni se reproducía. La organización conservacionista trabaja desde Huerta de Arriba para que esta especie protegida se instale en esta comarca. España cuenta con el 96% de la población europea de buitre negro, especie protegida que cuenta con 2.500 ejemplares en la actualidad.

Controlada por GPS

El ejemplar, al igual que el resto de compañeros que han pasado y pasarán por la jaula de aclimatación que Grefa tiene en Huerta de Arriba, porta un GPS. Este aparato recoge datos cada cinco minutos y cada dos horas se envían a Grefa. La ONG sabe en todo momento dónde se encuentra Brínzola y, además, hizo partícipe a la población a través de su web y sus redes sociales sobre el viaje de este buitre negro.

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