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El ternero Lázaro, con su silla de ruedas. EFE
Lázaro quiere volver a andar

Lázaro quiere volver a andar

Los responsables de un refugio de animales de Galicia crean una silla de ruedas para que un ternero pueda caminar

Álvaro Soto

Madrid

Viernes, 14 de junio 2019, 18:24

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Como en la Biblia, Lázaro se levantó y comenzó a andar, pero el Lázaro que protagoniza esta historia no es de Betania, sino de O Grove. En este pueblo de la provincia de Pontevedra nació el 20 de abril el ternero Lázaro, y su primer diagnóstico fue dramático: venía al mundo con un problema neurológico que le impedía caminar y los veterinarios pensaron que había sufrido una hipoxia (falta de oxígeno) cerebral. Su destino inevitable parecía el sacrificio. La historia de Lázaro llegó a oídos del Santuario Vacaloura, en Santiago de Compostela, un refugio para animales que han sido abandonados o han sufrido problemas en su salud. Hace un mes, Inés Trillo y Mario Santiago, las almas de Vacaloura, se hicieron cargo del ternero y sus primeras impresiones no fueron optimistas. Lázaro se caía de manera aparatosa y, en uno de esos tropiezos, «se rompió varias costillas, que redujeron el espacio que ocupa la tráquea, y empezó a andar con dificultad», contaron desde el santuario.

También certificaron que no había tratamiento ni rehabilitación posible, que nunca podría caminar por sí mismo y que, a medida que ganara peso, su vida se iba a hacer cada vez más difícil. En este territorio de seis hectáreas en el que conviven caballos, cerdos, ovejas, cabras, gallos, gallinas, patos y palomas, el caso del ternero era el más duro al que se enfrentaban.

Pero al mismo tiempo, Trillo y Santiago constataron que Lázaro era un becerro especial, muy cariñoso y luchador. «Tiene muchísimas ganas de vivir, correr y saltar; toma su biberón con ganas, nos da besos, se alegra cada vez que nos ve, tiene ganas de jugar y correr y no quiere morir ni que tiremos la toalla», aseguraron en un comunicado que dio a conocer la existencia de Lázaro.

Inasequibles a la desesperanza, los responsables de Vacaloura comenzaron a buscar soluciones «para darle los cuidados que necesitaba y para que pudiera tener una vida digna y no ser condenado a muerte por culpa de su discapacidad». Descubrieron que no había casos como el de Lázaro en España porque todos los animales que nacían en esta situación eran sacrificados sin miramientos. Pero sí encontraron en el extranjero dos ejemplos de lo que querían hacer. En el Reino Unido y en Israel, dos terneros que no podían caminar les sirvieron de inspiración.

A esos terneros se les habían construido sendas sillas de ruedas que les permitieron caminar. Trillo y Santiago contactaron con un vecino suyo, soldador de profesión, y con un proyecto que mezclaba ingeniería y artesanía se pusieron manos a la obra para construir una estructura metálica con arneses en los que se sujetaba Lázaro. El animal se ha adaptado fácilmente a esta nueva silla y ya ha comenzado a hacer sus ejercicios de rehabilitación.

Sus cuidadores se han dado cuenta de que ahora apoya las patas de atrás de forma correcta, pero no así las de delante, que abre demasiado, lo que impide, por el momento, que el ternero se pueda estabilizar. También van a probar con tratamientos de acupuntura y fisioterapia, con el objetivo soñado de que el animal pueda comenzar a andar gracias a la rehabilitación. «Lázaro tiene un presente del que quiere disfrutar y mientras su cuerpo le permita hacerlo, vamos a estar aquí para que antes de que llegue la hora de partir, haya visto, sentido y conocido el máximo de cosas maravillosas que este mundo le puede ofrecer», dicen en Vacaloura.

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