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El consumo de cocaína se dispara mientras la heroína cae a la mitad

El consumo de cocaína se dispara mientras la heroína cae a la mitad

La droga más habitual entre las mujeres es el alcohol, 17 puntos por encima de los hombres, según el Observatorio de Proyecto Hombre

Jueves, 29 de octubre 2020, 14:18

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Las adicciones por consumo de cocaína se han disparado en España en los últimos siete años mientras la droga que arrasó a buena parte de una generación en la década de los ochenta, la heroína, tiene en la actualidad una presencia casi marginal y su uso ha caído a la mitad desde 2013.

Estas son dos de las principales tendencias que describe un informe realizado por el Observatorio de Proyecto Hombre, la mayor ONG española dedicada a la prevención y el tratamiento de las drogodependencias, que compara la evolución entre 2013 y 2019 de los hábitos y perfiles de los casi 19.000 adictos a diversas sustancias que atiende cada año.

El informe indica que la sustancia más consumida por las personas que buscan tratamiento para sus adicciones es la cocaína, que es la droga principal para el 31,5% de sus pacientes en estos siete años. Pero no solo es la que tiene más consumidores sino que desde 2013 su uso se ha disparado. Pasó de ser la adicción fundamental del 27,2% a la del 35,2%, lo que supone en crecimiento del 33% en menos de una década.

La segunda sustancia principal es el alcohol y la tercera -si no se tiene en cuenta el porcentaje de politoxicómanos, sobre un 10%- es el cannabis. En ambos casos la tendencia desde 2013 es a la estabilidad, con un ligero descenso en el consumo del derivado del cáñamo. El alcohol es la adicción principal para 23,8%, proporción que casi no se ha movido en el período estudiado. Los problemas con el cannabis han bajado un punto al pasar del 8,7% al 7,8%.

Entre las drogas de consumo minoritario hay una, las anfetaminas, en la que los adictos que piden ayuda a Proyecto Hombre se han triplicado en estos siete años -pasaron del 0,9% al 2,5%- y otra, la heroína, que continúa con su descenso paulatino. El 'caballo' era la droga principal en 2013 del 5% y seis años después lo fue del 2,8%. La edad de inicio más temprana, los 15 años, es la del consumo diario de alcohol, seguida un año y medio después del cannabis. La cocaína, de media, se empieza a tomar cumplidos los 20 años y el alcohol en grandes cantidades a partir de los 21.

Diferencias radicales

Donde las diferencias son radicales, según el informe, es en las adicciones de hombres y mujeres. La droga principal entre los hombres y en constante ascenso durante la década es la cocaína, el 37% de los casos, nueve puntos más que entre las mujeres. Por el contrario, la sustancia adictiva más consumida por las mujeres es el alcohol, con el 37,8%, 17 puntos más que los hombres, que la tienen como primer problema en el 20% de los casos. No obstante, mientras en el caso de los varones todo el aumento de las adicciones desde 2013 se ha centrado en la cocaína -nueve puntos más-, con ligeros descensos en alcohol y cannabis, entre las mujeres aumentó el consumo de alcohol -tres puntos-, pero también el de cocaína, en seis, y el de barbitúricos, que se dobló (del 0,9% al 1,6%).

La explicación que da Alfonso Arana, el presidente de Proyecto Hombre, para esta gran diferencia de hábitos entre ambos sexos es principalmente de tipo cultural. «Las formas de socialización, los roles, son distintos, identifican más las masculinidad con las drogas ilegales y las conductas de riesgo. El modelo de las mujeres, por contra, tiende más a las drogas legales».

El perfil medio de la persona en tratamiento que describe el informe es un hombre de 38 años, soltero, con bajos niveles de formación -más de la mitad primarios-, que en muchos casos ha perdido su empleo o tiene uno muy precario en el momento de pedir ayuda, y con una muy alta incidencia de problemas de salud mental.

Sin embargo, los responsables de la ONG alertan de que el motivo principal de que solo tengan un 15% de mujeres en tratamiento es que hay una inmensidad de adictas ocultas a las que hay que intentar llegar, porque no se atreven a dar el paso de pedir ayuda porque tienen menos apoyo social y su situación es aún más vulnerable que la de los hombres atrapados por las drogas.

Prueba de ello son una serie datos de su perfil. Tienen más responsabilidades familiares -el 11% viven solas con hijos a cargo frente al 1% de los varones-, tiene un desempleo doce puntos mayor que el de los hombres que llegan a la organización y sus trabajos son más precarios, en casi el 40% de los casos padecen patologías crónicas -30% los hombres-, y la incidencia de problemas psiquiátricos es altísima (79% con depresión severa y 54% con ideación suicida). El resultado de tantos obstáculos es que solo pide ayuda a Proyecto Hombre una mujer por cada seis varones y que, además, tardan año y medio más que ellos en solicitar apoyo. «Ellas son una de nuestras metas prioritarias para los próximos años», aseguró Arana.

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